El mercado está experimentando una transformación profunda, y las formas de competir, están cambiando también, pero quizá no a la misma velocidad que el
mercado lo exige.
Las emociones programadas por las sustancias químicas de nuestro sistema nervioso, que se repiten y no se observan, se pueden convertir en adicciones emocionales.
Los avances tecnológicos han ampliado las exigencias de las firmas en áreas de alta especialización; el mundo necesita geólogos, ingenieros en robótica o música, criminólogos, pero ya no abogados.
Un trabajo está “bien hecho” no sólo cuando cumple con las expectativas de calidad con las que se concibió, sino también cuando impacta positivamente en otras dimensiones tales como productividad, eficiencia, accidentabilidad, rendimiento financiero, etc…
Ser tolerante y demostrar capacidad de ejecución son cualidades que califica Recursos Humanos; los conocimientos importan pero también las habilidades, dice el vicepresidente de Nextel.
“La cantidad de rumores inútiles que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia”. Pero los rumores en las organizaciones exísten. ¿Qué hacer al respecto?
Muchas empresas quieren sistemas de remuneración variable que estén orientadas al crecimiento pero no pueden formularlas sin que tenga impacto negativo en el desarrollo comercial.