La Mentoría como palanca en la búsqueda de resultados
Muy seguramente que usted ya está familiarizado con las definiciones de Mentoring que aportan las perspectivas europeas y norteamericanas al referirse a los procesos de mentoría.
Ahora le invitamos a transitar por la comprensión de nuestra forma de concebir el Mentoring y la Mentoría.
Para nosotros, en la Red Global de Mentores (RGMentores), el Mentoring es un modo de actuación profesional, que surge del estado de flujo y de cambio perpetuo en los entornos y en las cosmovisiones, desde las cuales actúa el ser humano.
Este modo de actuación se expresa a través del conjunto de procesos, métodos y herramientas de aprendizaje significativo, que hacen posible el actuar de Mentor y Mentorado, con la pertinencia y relevancia, que reemplaza las creencias que nos limitan y deshumanizan, para ganar una vida plena y de autoempoderamiento que invita, en una danza creativa, a sumergirnos en procesos de crecimiento y de transformación de destrezas y habilidades, personales y organizacionales.
En el más estricto de los significados y de los significantes, el mentoring es un ejercicio profesional, apoyado en una estrategia de aprendizaje significativo-desarrollador-transformador, basado en problemas y objetivos, mediante la cual el Mentor sirve de guía y acompaña a su Mentorado a consolidar su saber ser - aprendizaje actitudinal-, o a desarrollar un saber hacer - aprendizaje procedimental -, que potencializa desde lo cognitivo, afectivo, conductual y evaluativo, el desarrollo de sus técnicas, habilidades, destrezas y estrategias vitales y laborales, para enfrentar de manera exitosa y productiva, diversos aspectos de vida, profesión u oficio.
Y es a partir del lugar al cual convoca nuestra definición, desde donde queremos invitarlo a la reflexión hoy.
Arquímedes de Siracusa (c. 287 a.C. - c. 212 a.C.), matemático, físico, ingeniero, inventor y astrónomo griego, dijo "Denme una palanca, un punto de apoyo y moveré el mundo", y quizá el pensador lo tenía en su mente, pero, dada la obviedad del tema, finalmente obvio agregar que para hacerlo necesitaba además la energía de sus brazos sobre la barra.
Usted, como conocedor de las leyes de la física, sabe que sobre la barra (el proceso de mentoría) que constituye una palanca actúan tres fuerzas: La potencia, la resistencia y la fuerza de apoyo.
La potencia es la fuerza que el Mentorado aplica voluntariamente con el fin de obtener un resultado en cualquiera de las dimensiones de su vida.
La resistencia es la fuerza que sus creencias limitantes ejercen sobre sus comportamientos-resultados.
Y la fuerza de apoyo es la ejercida por el fulcro (punto de apoyo de la palanca) sobre la palanca, es decir el Mentor y su actuación en el proceso de dialogo estratégico, con inclusión de alternativas, que ejecuta con el Mentorado, en un contexto productivo, orientado a resultados, en el cual los dos se encuentran como líderes, provocadores y alquimistas, para hacer nuevos mundos posibles, mediante las actuaciones responsables del Mentorado.
A partir de allí, desde la conciencia del afuera, entendida como capacidad de percibir el entorno inteligentemente por el Mentorado, el Mentor con sus preguntas estratégicas busca movilizar la capacidad de experimentarse a sí mismo del Mentorado, en relación con los entornos y las consecuencias de la aplicación de sus destrezas y habilidades a sus acciones, dando lugar al emerger de una nueva consciencia, esta ya muy interior, que convoca al desplazamiento, desde la orilla de la culpa hacia la orilla de la responsabilidad, que desde actos responsables se hace cargo, para pasar del principio de realidad (lo existente) al principio de posibilidad (el mundo de lo que hacemos posible, con nuestras acciones).
Desde el modo de actuación profesional, ¿Cuál es la estructura básica de un proceso de Mentoría?
Sabiendo que, como afirma José Luis Parise, ‘’la realidad corresponde al mapa desde donde se transita y que sin un mapa todo viaje está destinado, desde el inicio mismo, al extravío’’, para establecer la estructura básica de un proceso de mentoría, de cualquier tipo, es imperativo:
Establecer el paradigma desde el cual actuamos. Es decir, aprender a ver lo idéntico en lo diferente, para desde allí incrementar el poder creativo de los mentorados, apoyándolos en el aprender a crear realidades propias, sabiendo que la energía/motivación se amplifica, desde el energizar lo que quiero. El cambio es individual antes que cultural.
Así entendido el paradigma, un mapa de mentoría deberá aportar las claves, orientaciones y referencias, cuya lógica secreta es guiar al Mentorado a que aprenda a acceder a sí mismo. Es decir a ‘’que el caminante aprenda a preguntarse sobre el caminante’’, desde su ontogenia (su historia) y la filogenia (la historia de toda la especie), antes de emprender el viaje, sabiendo que el camino está ahí y que solo se requiere de su decisión para iniciarlo, para empezar a descubrir los paradigmas, modelos y mitos, que en calidad de cosmovisiones, fenómenos invisibles y sutiles, han determinado su actuar en los fenómenos visibles y manifiestos, que se expresan como sus resultados.
Consecuentemente, la estructura básica de un programa de mentoría pasa por lo siguiente:
El arranque siempre será bifásico: esto significa buscar la simetría entre lo interno y lo externo, entre el adentro y el afuera.
Establecer el desde dónde se parte. Claridad en la idea y en la imagen.
Dejar claro el hacia dónde nos dirigimos. Esto significa marcar claramente los sistemas a intervenir y a transformar, desde claros resultados a alcanzar.
Acordar el por dónde vamos a caminar. Lo cual
significa responder a la pregunta: ¿dónde vamos a poner nuestra energía?
Iniciar el viaje interior, para ordenar el entramado del mundo exterior, atendiendo a las señales del camino y a las ‘’casualidades”.
Enfrentar los obstáculos como ‘’maestros’’ del camino.
Desarrollar y concluir, previa evaluación de la realización alcanzada.
Nelson de J. Rueda Restrepo