El Siguiente Paso

 

Hoy no escribiré de cómo pasé de tenerlo todo en la vida: clubes sociales, servicio en casa, dos carros, cocinera, un cuarto inmenso de juegos solo para mi, chofer, casa con piscinas, y hasta mi propia niñera, a tener que llegar del colegio a ayudar con los quehaceres de la casa, hacer las tareas y deberes, y arreglar la cocina después de cenar.

Tampoco voy a escribir acerca de pasar muchos fines de semana tocando de puerta en puerta de la mano de mi mamá vendiendo queso, mantequilla y crema de leche que un tío nos regalaba, para que así mi mamá pudiera pagar las cuentas.

Tampoco escribiré de la época en que sólo tuvimos leche y arroz para comer cada día, mañana, tarde y noche, no, ni de las tantas veces que escuché a mi mamá llorar en silencio en medio de la noche.

Mucho menos escribiré de las no muchas, Gracias a Dios, relaciones sentimentales en las que mis novios me engañaron. Ni siquiera voy a intentar escribir acerca de cuando descubrí 6 días antes de la boda, que mi prometido tenía otra relación, ni que llevaba esa relación de manera simultánea conmigo, y mucho menos que esa otra persona estaba embarazada.

Y tampoco hablaré de cómo decidí cerrar completamente mi corazón por casi 10 años, ni de lo vacía, confundida, triste y sola que me sentía, no!

Tampoco escribiré hoy acerca de los casi cuatro años de la enfermedad de mi esposo, ni de los difíciles días, noches, semanas y meses que acompañaron esa enfermedad, y mucho menos del momento de su muerte, ni de los tres años que duró mi duelo.

¡No! Porque la verdad es que todos tenemos y atravesamos por situaciones en la vida, muchas de alegría y otras difíciles que nos desafían. Y es en esos desafíos cuando nos bloqueamos, creencias limitantes aparecen, se posan en frente de nosotros y no nos dejan ver cual es la siguiente acción, el siguiente paso. También aparecen emociones, generalmente miedo y angustia, que sentimos en nuestra panza.

En este tipo de situaciones muchas veces no tomamos acción, porque no sabemos o no tenemos la claridad, porque no nos atrevemos, o porque simplemente no nos conviene. Y es entonces cuando permitimos que otros tomen la decisión por nosotros.

En estas situaciones también hay gente muy linda que nos acompaña, gente a nuestro alrededor que nos habla, nos anima y nos guía. Están ahí para acompañarnos, y, aún así, no tomamos acción.

Es entonces cuando nos envían un ángel. Alguien toca a nuestra puerta y nos entrega el mensaje, nos dice exactamente eso que ya sabíamos, pero nos lo dice con tanta claridad y sobre todo con tanto Amor, que hace que nuestras creencias limitantes desaparezcan, el miedo y la angustia se disipen, y el mensaje aterrice en nuestro corazón, permitiendo que todos los niveles de nuestra Consciencia se alineen. Es entonces cuando sucede la Magia.

Hoy y cada día doy Gracias por todas las experiencias que he tenido y tengo en mi vida, porque ellas han moldeado la Hermosa Mujer que soy hoy, desde que nací (1964), el divorcio de mis padres (1971), cambiar de país (2000), perder a mi esposo (2010), recibir la Bendición como Doctora en Ciencia Espiritual (2019).

Y agradezco a todos quienes me han acompañado, en esta mi jornada de vida: mi mamá, mis hermanos, mis tíos, y mis primos. Gracias a mi papá y a mi adorado esposo que ahora desde el cielo me cuidan. Gracias a mis profesores de colegio y universidad, compañeros de clase que siguen siendo grandes amigos. Gracias a mis Maestros, Facilitadores, Mentores, y colegas.

Yo elijo cada día de mi vida tomar acción y dar el siguiente paso. ¿Cuál es Tu Siguiente Paso?

¡Mantener el Amor Primero es Mi Compromiso!

¿Cómo te puedo servir?

 

Un abrazo con Amor y Gratitud,

Margarita Gibson, DSS

 

© 2021 Margarita Gibson