No importa lo que suceda... lo que importa es el significado que le das
Podríamos decir que existen dos tipos de personas: aquellos que reaccionan y aquellos que accionan. Efectivamente están las personas reactivas, aquellas que viven experimentando lo que la vida les presenta y reaccionando frente a esto de manera positiva o negativa. Es decir, cuando algo sucede, de acuerdo a sus concepciones y experiencias previas, estos individuos determinan si lo que está aconteciendo les agrada o desagrada y responden reaccionando frente a ello.
Por ejemplo, si al levantarme el día está nublado y yo adoro los días con sol, reacciono negativamente. Probablemente mi ánimo no sea el óptimo, me levante sin ganas, y termine poniéndome tan gris como el día. Reaccioné a lo que se presentó. La mayoría de las personas enfrentan sus vidas de esta manera, reaccionando ante lo que se presenta. Por eso, si estás obteniendo lo que quieres en tu trabajo, en tu pareja o en lo que sea que estés dedicado, te sientes bien. Pero tan pronto como algo no funciona, tu ánimo decae. Hemos sido entrenados para funcionar de esta manera, nos han enseñado a mirar afuera, poner fuera nuestro poder personal y juzgar lo que sucede.
¿Cuál es el problema del modo de vida reactivo? Pues, que no tienes autoridad para elegir lo que quieres. Si vives en reacción a lo que se presenta, no tienes autoridad, la autoridad la tienen los hechos que se presentan. Vives presa de las situaciones. Si amanece soleado estás feliz, si amanece nublado estás de mal humor. Y tú no eliges cómo amanece. Así que estás condicionado.
¿Hay otra opción? ¿Algo más productivo y beneficioso que eso? Sí, si lo hay. Y de hecho, muchas personas lo aplican. Es el secreto de aquellos que son capaces de triunfar aún en la adversidad. Es la clave que utilizan para crear por cuenta propia las experiencias que quieren vivir, sin importar lo que se presente, obtienen éxito en el sentido de alcanzar lo que quieren y sentirse cómo quieren. ¿La llave? ¡La elección! Las personas que siguen el modelo de accionar, no reaccionan frente a lo que sucede. No se dejan llevar por el impulso inconciente a reaccionar, sino que han desarrollado la capacidad de observar la situación y elegir un significado que los apoye. Verás, lo que importa no es lo que suceda, sino el significado que le das.
Para muchas personas un día nublado significa tristeza, o tal vez aburrimiento. El punto no está en el día nublado, probablemente no tengas mucho margen de elección respecto a eso, pero sí tienes toda la responsabilidad respecto al significado que le asignas. Las personas reactivas elijen el significado inconcientemente, en base a sus paradigmas. Pero las personas que elijen concientemente, pueden crear una diferencia para ellas. Pueden ver la misma situación que una persona reactiva, y asignarle un significado totalmente diferente. Y al cambiar el significado, cambian su experiencia y más aún, cambian el resultado que obtienen, por eso decimos que accionan.
Veamos cómo funciona: digamos que has estado intentando con todas tus fuerzas obtener un ascenso en tu trabajo. Y llega el día en que tienes la oportunidad a tus pies porque hay una vacante que te interesa. Y justo cuando crees que vas a abrazar el éxito… le dan el puesto a otra persona. Desde una posición reactiva, la mayoría de los individuos se frustraría, se enojaría y se sentiría desanimado. Pero para alguien que está conciente de su poder de elección, la historia terminaría de forma muy diferente. Porque elegiría darle un significado que le funcione, un significado que le apoye. Tal vez, al mirar la situación, encuentre mayor motivación, o elija probar nuevas alternativas, o decida que merece un puesto aún mejor que ese. O encuentre que es la ocasión perfecta para aprender lo necesario para consolidar lo que quiere. ¿Lo ves? La persona reactiva asignó a la situación el significado de fracaso. Y la persona activa eligió asignar a la misma situación el significado de oportunidad. Seguramente puedes visualizar los diferentes resultados que cada uno alcanzará.
La clave se encuentra en preguntarte frente a las situaciones que enfrentas: “¿qué significa?” y asignar un significado que apoye tus propósitos. La clave está en observar, para no caer automáticamente en la reacción. Y en cambio, elegir concientemente el significado que tiene para ti, con ello, estarás eligiendo el resultado a crear.
Probablemente lo hayas visto. Personas que han pasado por situaciones extremadamente difíciles, y desde allí, a pesar de estar en circunstancias en las que cualquier otro se hubiera rendido, ellos son capaces de construir su propio éxito. Su secreto está en cómo respondieron a esa pregunta “¿qué significa?”. Cuando algunos enfrentan una discusión y reaccionan dándole significados como: “desagrado”, “enfrentamiento” o “conflicto”. Otros, miran la misma situación y elijen un significado como: “aprendizaje”, “oportunidad para acercarse”, u “oportunidad para comprender y amar”…
Te invito a comenzar a accionar en vez de reaccionar. Hazlo preguntándote ¿qué significado le asignaré a lo que está sucediendo? Y elige significados que sirvan tus propósitos. Tienes el poder para elegir en cada instante, y tu elección moldeará tu futuro. Cambia el significado y cambiarás los resultados.