Si quieres ser un buen mediador, conviertete en un buen oyente
Un buen mediador, esto es, aquel que interactúa entre dos o más personas con
la finalidad de solucionar un conflicto es por naturaleza “un buen oyente”.
Hoy sabemos que “escuchar es mucho más que oír”, el proceso de la comunica-
ción es más abarcativo que escuchar y se califica por el resultado obtenido.
El “feedback” o respuesta que se generó, nos dará cuenta de una buena o mala
comunicación.
Escuchar significa ofrecer una “disponibilidad” hacia el que habla, es abrir
todos nuestros sentidos sensoriales para captar y calibrar no solo el sentido
literal de las palabras emitidas, sino los sentimientos, emociones y estado de
ánimo del que las emite.
En la sociedad actual donde se vive a un ritmo express, en el que el tiempo
parece no alcanzar, donde se reemplaza “un mensaje de texto por el diálogo”,
las personas reclaman “ser escuchadas para ser entendidas, valoradas y
reconocidas”.
A esta actitud la llamamos “escucha activa”, y se puede afirmar que “aplicar
la escucha activa es ponerle un sentido humano, contenedor y comprensivo
al proceso de la comunicación”. Sin este proceso es casi imposible cumplir
el rol de un buen mediador.
*Del libro “Tus Metas son Posibles”