Plataformas de alto rendimiento y apalancamiento social.
La arquitectura financiera internacional, ha evolucionado significativamente a lo largo de las últimas décadas; esta evolución, obedece en gran medida al surgimiento de nuevos y complejos instrumentos de apalancamiento e inversión, orientados en esencia a satisfacer la demanda de productos y servicios financieros de alcance global. Tanto las personas naturales, como los estados y las propias organizaciones privadas, han encontrado respuestas a sus requerimientos dentro de un amplio abanico de alternativas que necesaria y estrictamente han de cumplir con las premisas básicas de legalidad, liquidez, riesgo y retorno.
El financiamiento de proyectos sociales o planes de emergencia, no deben implicar necesariamente la aplicación de recetas tradicionales como: emisión de deuda pública o en su defecto aumento en la recaudación tributaria; medidas que exigen irremediablemente sacrificar indicadores económicos para mejorar el desempeño en la atención de necesidades sociales. Las emisiones de deuda por su parte, comprometen innecesariamente los flujos de divisas en el mediano y largo plazo, mientras que los impuestos conllevan los efectos colaterales de la inflación; en definitiva, ambas medidas terminan por erosionar el poder adquisitivo de la población y la consecuente aplicación de nuevos ajustes macroeconómicos a lo largo del tiempo.
Como respuesta a esta disyuntiva surgen las denominadas plataformas de alto rendimiento o PPP por sus siglas en inglés (Private Placement Programs), las cuales podemos definir como herramientas financieras donde se obtienen importantes rendimientos a través de estructuras especialmente diseñadas para operar en mercados bursátiles internacionales, implicando un mínimo de riesgo para el inversor ya que son operaciones supervisadas directamente por la Reserva Federal de los Estados Unidos. Las operaciones realizadas a través de este tipo de plataformas pueden estar apalancadas a través de garantías líquidas o bonos previamente emitidos por la nación, siendo estas garantías liberadas en su totalidad o devueltas al inversor al concluir los programas sociales emprendidos.
Esta modalidad de financiamiento, fácilmente puede ser desarrollada tanto en períodos de bonanza como en circunstancias de apremio en la generación de divisas para la tesorería nacional. De esta manera, el Estado puede atender vía presupuesto ordinario sus compromisos de gasto corriente mientras que a través de la participación en plataformas de alto rendimiento puede atender situaciones de contingencia en materia de vivienda, salud, vialidad, generación de energías alternativas, educación, transporte, actividades socio productivas, seguridad o en su defecto dar cumplimiento al pago de deuda asumida con anterioridad sin incurrir en acciones de refinanciamiento.
Entre los beneficios que esta herramienta financiera puede generar para el Estado se encuentran: 1) No implica la necesaria salida de recursos del Estado; con lo cual podrá destinar su liquidez a la atención de otros requerimientos, 2) El Estado constituye la garantía liquida, soberana o la combinación de ambas en atención a sus políticas, posibilidades y limitaciones, 3) El Estado se convierte en el custodio de las garantías por él mismo constituidas, por lo cual minimiza en gran medida el riesgo asociado a los potenciales incumplimientos del ente ejecutor de cada proyecto, 4) El Estado realiza las inspecciones, fiscalizaciones y valuaciones con la periodicidad que considere pertinente sobre cada iniciativa social, 5) El Estado se reserva el despliegue publicitario a través de los medios de los cuales disponga a fin de comunicar al colectivo el alcance de los proyectos emprendidos y 6) Permite la creación de vitrinas políticas de manera eficiente en las localidades beneficiadas.
Al evidenciar los resultados que se pueden obtener desde un punto de vista macroeconómico podemos encontrar: 1) Generación de empleo, 2) Atracción de inversión extranjera, 3) Crecimiento del PIB, 4) Incremento local en el volumen e importancia del mercado de capitales, y 5) Diversificación sobre las fuentes de captación de divisas. La materialización de soluciones sociales a través de este tipo de herramientas de financiamiento, exige de forma imperativa el establecimiento previo de estrechas alianzas internacionales así como la creación de mecanismos cruzados de fiscalización que garanticen de forma conjunta la correcta disposición de los recursos generados.
A través de este mecanismo, es posible establecer un fondo de rescate para cualquiera de las precarias economías del viejo continente; resulta por demás viable establecer planes de desarrollo para muchas de las naciones africanas, al tiempo que se erradicaría definitivamente la pobreza extrema en América Latina, todo ello sin incurrir en la emisión de nuevos endeudamientos o que implique la adopción de medidas de austeridad con altos costos sociales. Lo que hagamos el día de hoy con los recursos existentes, marcará en gran medida las oportunidades y limitaciones de las generaciones futuras; nuestra tarea pendiente, consiste en aceptar el reto de la transformación social a través de modernos mecanismos financieros internacionales.