Así es un buen jefe
La empatía es la cualidad vital del liderazgo y significa sencillamente entender las necesidades y requerimientos de quienes actúan en nuestro entorno. También hace referencia a conocer y conectarse con los sentimientos, ilusiones y perspectivas de cambio de la colectividad, sea ésta un equipo de trabajo, una empresa, una comunidad, una unidad militar, un colegio, una región, un departamento, etc. Es así que para catalogar a una persona como buen jefe, este debe ser necesariamente empático, esto es que comprende los ideales de sus subordinados, sus proyectos, su forma de pensar, actuar y encausar energía hacia buenos propósitos.
Porque el verdadero Jefe es un excelente líder donde se combinan la experiencia sensible con el conocimiento adecuado. El buen jefe integra, no discrimina, interacciona, no divide, visualiza globalmente el entorno de una manera asertiva y cada uno de sus actos son consecuentes con su forma de pensar y exigir, dando ejemplo con ellos al conglomerado que orienta, para ganarse, no imponer, el respeto, la lealtad y el reconocimiento de este. Sabe persuadir, organizar y dirigir de una manera eficaz, consciente de que solo así su autoridad no sufrirá menoscabo alguno.
El Jefe carismático es accesible, cordial, amigo del diálogo, ecuánime, justo y posee espíritu participativo. Desde el punto de vista democrático es imparcial, pluralista, otorga oportunidades a sus subalternos y facilita su capacitación y actualización permanentes generando con ello un proceso de sinergia o estímulo continuo del desarrollo humano. Es comprensivo sin ser blando, es agradable sin ser bufón.
El buen Jefe tiene una visión holística, integral de las situaciones, ejerce un verdadero control de los procesos y por sobre todo sabe relacionarse y escuchar a los demás para aprovechar lo positivo de ellos. A su vez, tiene la capacidad de analizar las fortalezas y debilidades de su equipo de trabajo, canalizando la energía de cada uno de sus miembros para la feliz cristalización de las tareas asignadas, la obtención de los resultados exitosos y por ende el cumplimiento de los objetivos y metas finales.
Es mejor Jefe quien fomenta la comunicación bidireccional y la autocrítica, así como las reuniones de retroalimentación donde se comparten las experiencias vividas. Quien escucha a todos sus colaboradores de manera directa y no se deja influenciar y dominar por lo que dicen terceras personas o por sus emociones y apasionamientos.
El buen Jefe estimula eficientemente la creatividad de sus dependientes administrativamente y mantiene siempre una actitud positiva hacia el cambio, es flexible a él y lo convierte en una oportunidad a la vez que es consciente que la rigurosidad solo conduce a la mediocridad y el estancamiento mental. Otorga créditos individuales por las realizaciones y es generoso en los reconocimientos, siendo igualmente solidario y colaborador ante las dificultades que puedan presentar los miembros de su equipo, sin dejarse obviamente, contagiar con sus problemas. Así es el mejor Jefe.
Si usted dirige una organización, cualquiera que ella sea, grande o pequeña, comience por impartir conocimiento de diversas formas, ya sea a través de reuniones, charlas o talleres. Escuche a sus subalternos. Sea justo, equitativo, ecuánime. No sea vengativo, oportunista, ni pasional. Si cree en el compromiso recíproco empiece a generarlo con la gente que trabaja a su alrededor, con cortesía y respeto. Si cree realmente en la importancia del reconocimiento y el empoderamiento, inicie la práctica con quienes más tiene contacto. En otras palabras empiece por su área de influencia más inmediata con su buen comportamiento e imagen personal. Solo así se promueve una verdadera cultura de cambio y aceptación, y un compromiso objetivo de desarrollo personal y social.
Postdata:
Recientemente afirmaba el destacado conferencista y asesor colombiano, Gonzalo Gallo González, que el jefe como líder, “… inspira más con su ejemplo que con sus palabras y logra buenos resultados cuando armoniza bondad y firmeza, exigencia y tolerancia, disciplina y buen humor. Cuando uno es despótico, soberbio y duro lo temen pero no lo siguen. Está demostrado que las personas solo se comprometen cuando las valoran y las tratan con aprecio y equidad.”
¿ES USTED UN BUEN JEFE?