Cómo ser tu propio manager

¿Qué piensas cuando escuchas la palabra manager? Ese espécimen variedad autóctona de una organización que opera entre el consejo y los empleados, el mando intermedio. Es lo que la mayoría piensa ¿cierto? Aunque espera, hay otro tipo de manager: es que actores, músicos, atletas y artistas a menudo tienen. Ese manager proporciona una perspectiva externa en una industria determinada y se encarga de lanzarte bien lejos. Ella o él se encarga de trazar el camino hacia el negocio, fija la estrategia y se preocupa por los pequeños detalles, de manera que el talento de la persona a la cual representa solo tiene que preocuparse por hacer lo que sabe hacer mejor que la mayoría.

¿No te parece un concepto atractivo? Aquí viene la parte todavía más atractiva, no necesitas un manager, no necesitas otra carga en los salarios para cubrir ese hueco. Por supuesto que no, para eso te tienes a ti mismo, debes pensar así más frecuentemente; “sé aquello que necesites ser en el momento que necesites”. Estamos empezando a tener tantos proyectos, conferencias o responsabilidades en nuestro perfil de LinkedIn como un actor podría tener.

A día de hoy escribo este post explicando cómo yo he conseguido ser mi propio manager, porque aunque tengo a personas fantásticas a mi lado como Lola o Nando, y paralelamente a Jorge y Alejandro de BCC Speakers, he sido mi mejor manager, el tiempo así lo ha mostrado. Sé un rockstar en lo que haces, claro, aquí tienes cómo ser tu propio manager.

Encuentra tus habilidades núcleo
Aquello que un buen manager hace es encontrar aquello que te hace único y se enfoca en esos atributos. Eso es lo que más valor te dará en el mercado. Un manager que sobresale conduce a su cliente a actuaciones que muestren sus fortalezas. Por ejemplo, analiza racionalmente aquello que no haces bien. Mientras es una opción rellenar los huecos de debilidad, es igualmente valioso apuntar solo hacia aquellas oportunidades en las cuales tus habilidades no importarán.

Dibuja un camino claro hacia tus objetivos
Un manager concentra sus energías en el largo plazo, en el maratón. ¿Dónde te ves dentro de cinco años? ¿que pretendes alcanzar en diez años? ¿cómo llegarás ahí? ¿qué necesitas para llegar? Truco: analiza los perfiles de LinkedIn o blogs de la gente que admiras, sus entrevistas, vídeos, conferencias y estudia su carrera. ¿Qué pasos podrías emular y recrear para alcanzar lo que ellos han hecho?

Salte de los callejones sin salida

Un manager no sólo te consigue trabajo, recuerdo unas palabras de Nando “si apareces en todas las conferencias que puedas, olvídate de llegar donde deseas”, “aparece menos, impacta más cuando aparezcas”. Te recomiendo que evites el ser catalogado o etiquetado. Si eres el manager de tu propia carrera, asegúrate que eres “marketeable” a una audiencia mucho más extensa que la industria en la que estás- Observa y analiza tus habilidades, e identifica cuales de ellas puedes utilizar para saltar a otra industria. Construye caminos fuera de tu industria. Evalúa lo que haces y piensa maneras sobre cómo crear cosas fuera de él. Un manager te ayuda a darte cuenta cuando es el momento de saltar hacia otro lado.

Abrillanta tu actuaciónUn manager eficiente siempre busca maneras de nutrir el talento. Pregúntate a ti mismo qué es lo que te ayudaría a hacer mejor tu trabajo. Incluso ese tipo de charla contigo mismo, para mí es lo que más ayuda, esto llevado con mucha objetividad y consciencia, puede sacar lo mejor de ti. Incluso podrías usar tu propio nombre en las charlas contigo mismo; “Isra, detén los proyectos que no avanzan, trabaja en los que tienes la capacidad de ejecutar y lanzar”, esto parece como si alguien más te analizara y te diera perspectiva, genial.

Elígete a ti mismo
Ser tu propio manager significa mostrar los resultados de tu trabajo, tanto como tu manager promociona tu trabajo. Tus estadísticas si fueras atleta, tu última producción si fueras un DJ. Encontrar tu propio estilo es la clave para elegirte y promocionarte (sanamente), esto es lo que mantiene el valor de tu contribución, y te coloca en la línea de fuego para la siguiente – y merecida – oportunidad.