El costo de postergarse

Hoy toqué un tema interesante para mí y a juzgar por las reflexiones de los participantes del taller que realicé, también lo fue para ellos. Se trata de “La Postergación”. Escribo después de muchos meses y es que me encuentro en la parte final del programa de certificación en coaching ontológico de Newfield Network.
Durante 8 meses he aprendido a descubrir el SER que he venido siendo y en que SER me estoy convirtiendo. Han cambiado muchas cosas dentro mí y lo que más me motiva es que puedo poner este aprendizaje al servicio de otros. Lo importante no es lo que aprendes sino que haces que con lo que aprendes.

Postergar no es lo mismo que posponer ya lo veremos más adelante. Para hacerlo más simple voy a poner unas frases inspiradas en el libro Atrévete de Lidia Bequer, probablemente las han escuchado en ustedes mismo o de las personas con las que conviven: “Parezco la sirvienta de esta casa”; “Vivo para los demás haciendo de chofer”; “Yo puedo esperar, mi esposo y mis hijos me necesitan”; “Me saco de la boca para darle a ellos”… y muchas otras. Fue gracioso recrear estas frases en el taller de capacitación que les comentaba al inicio, causó risa y a su vez preocupación, en los asistentes, cuando les pedí que revisaran en su vida las veces que se habían postergado y el costo que habían pagado por ello.

Según Lidia Bequer, postergar implica, diferir, aplazar, dejar pasar el tiempo sin tomar acciones. Pensemos en las veces que hemos postergado ir al dentista, hacer el chequeo de despistaje oncológico, esa llamada a esa persona especial para tí, todo ello implica un costo de oportunidad alto, puede significar perder tu empleo, perder un cliente y hasta perder la vida, ¿no lo creen? A diferencia de la postergación, la acción de posponer tiene límites, es decir yo puedo haber quedado con una persona en ir a su oficina a las 5 pm. y se me presenta un inconveniente, lo que hago es llamar para posponer la hora acordada o la fecha si fuera necesario. A las personas que postergan sus sueños, sus metas, suele calificarseles como flojas, desordenas, distraídas.

Por lo general, las personas que se postergan, “derrochando generosidad y abnegación, que dejan sus sueños para beneficiar supuestamente para servir a los demás”, terminan culpando a terceros, por no lograr lo que quieren. Como consecuencia, esta situación gatillan emociones que se pueden convertir en estados de ánimo ( emociones que se quedan por más tiempo en nosotros) como: resentimiento, resignación y sentimientos de odio y rechazo, señala Bequer.

Le preguntaba a los participantes que pensaran en aquello que han postergado y tras las respuestas escuchaba también explicaciones como: “Quiero poner un negocio pero me da miedo endeudarme y poner en riesgo a mi familia” Yo le decía que como todo en la vida tomar acciones implican riesgos que hay que asumir. Lo peor que podría pasar es que te equivoques y asumas el aprendizaje que te deja el hecho, para tomar nuevas acciones. Las personas que han decidido emprender saben de que les estoy hablando… ¡todo lo que pasaron les ha servido para ser la persona que son, ahora!. Algo que he aprendido en mi proceso de formación de coaching ontológico es que los juicio abren o cierran posibilidades de acción. Poco puedo lograr lamentándome de mi “desgracia”; existen opciones como pedir ayuda, hacer una declaración, coordinar acciones, revisar la forma que que converso con otras personas, entre otras.

Espero que al leer este post, hagan una revisión de todo aquello que han postergado y los costos que esto ha significado en su vida. Yo puedo elegir quedarme en mi zona de confort o abrirme al aprendizaje. Observen sus enemigos del aprendizaje como: el tiempo, querer tenerlo todo claro todo el tiempo, incapacidad para decir NO SE, dada la persona que soy no puedo aprender eso, entre otros. Los invito a cambiar las excusas por acciones, desde el ser libre que son… !Usted elige!
Hasta la próxima!