No fue necesario echar a nadie

"Cuentan que en la carpintería hubo una extraña asamblea, una reunión de herramientas para arreglar diferencias. El martillo ejerció la
presidencia, pero la asamblea protestó porque se pasaba el tiempo
haciendo ruido.

El martillo reconoció su culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo, argumentando que había que darle demasiadas
vueltas para que sirviera. El tornillo aceptó el ataque pero exigió la
expulsión de la lija. Señaló que era áspera en su trato y tenía
fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo pero exigió que
fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás
como si fuera el único perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició la tarea. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente la tosca madera se convirtió en un
hermoso mueble.

La asamblea pudo ver entonces que el martillo es fuerte y el tornillo une, la lija pule asperezas, el metro es preciso.
Entonces se vieron como un equipo capaz de producir muebles de calidad

Habiendo logrado tan excelso resultado, no fue necesario echar a nadie"

El verdadero líder es aquel que pone el foco no en los defectos de sus
colaboradores (todos los tenemos), sino en sus cualidades.

Es aquel que logra que superemos la mezquindad de nuestros intereses
personales y las podamos poner al servicio de un objetivo superior,
aprovechando todo nuestro potencial.

Por ello, la próxima vez que veamos conflictos internos en nuestros equipos
de trabajo, recordemos la historia de la carpintería y reflexionemos
... ¿Donde estoy poniendo el foco en mi mirada? ¿Trabajo aprovechando
las virtudes actuales y potenciales de mi equipo, o sólo me encuentro
criticando sus debilidades?

En suma, ¿Qué clase de líder estoy siendo que no logro transformar la emocionalidad y el compromiso de mi equipo?

Tengamos muy presente la frase ... "no existen malos equipos de trabajo, sólo malos líderes".