La trampa del EGO
Si existe algo en común que tienen todos los líderes es el dominio del ego. El ego simplemente significa “yo” y es muchísima la información que existe alrededor de su efecto y definición. Como ser esta nota sobre los 10 tipos de ego o esta otra en la cual Claudio Maria Dominguez nos enseña cómo controlarlo.
El propósito de esta nota es ayudarte a entender la evolución del ego en los líderes y partir de éste conocimiento poder estar atentos a que el ego, nuestro yo más peligroso, no se escape de nuestro control.
Yo pienso que el ego nace con el ser humano y va mutando en la medida en que la humanidad nos va exigiendo herramientas de supervivencia social.
Todos nacemos con un “ego niño”. El ego niño es inocente, gracioso, ocurrente, frontal, inofensivo, tímido, sincero, emocional, pasional y divertido. Para conocer el “ego niño” simplemente pienso en un pequeño o pequeña de 5 años, que juega en la plaza con la arena porque quiere, que se divierte y que la razón se su vivir es disfrutar al máximo de cada segundo. Un ego que está atento a las necesidades físicas, emocionales y no tanto a las mentales. El “ego niño” viene por default cuando nacemos y es el tesoro más importante que debemos cuidar, controlar y nunca jamás, dejarlo crecer… El “ego niño” nos permite jugar en la vida, reconocernos, ser amigos de otros, ser honestos… ser nuestros propios líderes.
El “ego niño”, sino lo cuidamos se transforma rápidamente en un “ego adolescente”. Éste último es rebelde, enérgico, ciclotímico, inesperado, impredecible, desordenado, voraz, inconformable, indeciso y muy pero muy impulsivo. Este tipo de ego hace que la persona pierda radicalmente el control de sus acciones porque es el ego quien desea satisfacer lo que no sabe. El “ego adolescente” es el producto de un “ego niño” mal alimentado, mal educado… Es además uno de los causantes principales del abandono en el camino al éxito porque el fracaso es su criptonita. El “ego adolescente” es la risa tarada del que daña solo por él, es el ingrediente esencial de una pócima mortal para el líder. Es el capricho consiente en su máxima expresión, es el tan comúnmente llamado…“ego-ista”.
Si no lo hemos dominado el “ego adolescente” madura y se transforma en “ego adulto”. Éste ya es un ego profesional, un ego que juega en las grandes ligas, muuuuuy difícil de bajar. El “ego adulto” es el “ego-latra”, es quién tiene su “yo” transitando por su venas. Es el él en mayúscula, es el YOista por excelencia. Yoaya todas su frases y sus acciones. Es el centro de su universo y lo dice y lo deja ver, porque necesita ser él constantemente. El “ego adulto” tiene como base la explicación y su historia, justifica su razón de ser. Es el que se dice “cabeza dura” y cree, esta convencido, que el mundo realmente gira a su alrededor. Por eso el “ego adulto” quiere dejarse ver, no es tímido, quiere hacer ruido, quiere liderar, pero no por bien al equipo, sino por bien a sí mismo. Es un ego peligroso, porque confunde.
Finalmente llega el “ego anciano” … cansado, caprichoso, impreciso, imperioso, demandante, impaciente, dominante… algo sabio, pero cascarrabias sino se lo complace. Es el ego propio del “sin equipo” porque la gente se aparta de él. Se lo percibe insano, negativo y orgulloso. Es el ego previo al colapso del líder. Si existiese un ego más avanzado que éste sería el volver a empezar de cero. Es el ego que está justo antes al peor fracaso, disfrazado de éxito… es el ego cuya única importancia es explotar de una vez y dar origen a un nuevo “ego-niño” surgido simplemente de la experiencia…
Así es la evolución del ego, que será en función de como lo alimentemos y eduquemos. Por eso sugiero al ego, no dejarlo crecer, disfrutemos de un “ego-niño” y lo eduquemos… no perdamos el control, seamos consientes del efecto de nuestras acciones, del efecto mariposa, seamos consientes de la evolución (o devolución) de nuestro ego, nuestro yo más cerca y lejano al mismo tiempo, nuestro yo… más peligroso.