Ambición
Uno de los grandes mandatos de los negocios es el crecer y ganar más dinero. Es parte de los pilares del capitalismo. Ahora, ¿puede existir una mirada distinta? Es decir, ¿una mirada menos ambiciosa del tema?
En los últimos tiempos me he topado con distintas miradas de este tema. En el ámbito de una charla general sobre la situación del país y de los negocios, y luego de un comentario mío en línea con los principios más tradicionales de los negocios, un cliente me refutó enfáticamente: “en mi caso, ganar dinero es importante, pero yo priorizo la gente y el equipo. Prefiero ganar un poco menos pero no sacar a nadie y que la gente esté contenta”. Una respuesta que no esperaba. En otro caso también cercano, otro dueño de un negocio muy afectado por nuevas regulaciones, me compartió: “Podría haber tomado la decisión de cerrar el negocio y mudarme a otro país; pero no es lo que quiero de mi vida. Preferí quedarme y buscarle la vuelta. Además, yo tengo una responsabilidad con las 50 personas que trabajan para mí. Mi desafío ahora es poder generarles suficiente negocio para que ellos vuelvan a estar bien”. Me quedé sin palabras.
En la misma línea, hace un mes compré la revista Pymes de Clarín, donde salió una nota mía publicada. Leyendo la revista, me topé con un reportaje a Daniel Burman, prestigioso director de cine, autor de numerosas películas, entre ellas “El Abrazo Partido” y ganador de múltiples premios. Les comparto textual lo que leí y me llamó la atención: “Hay un mandato de crecimiento excesivo, que genera gran frustración en la gente que empieza. YO estoy conforme con lo que tengo y no necesito más nada. Para mí, poder ir a buscar a mis chicos a la escuela es lo más parecido a estar en el ranking de Forbes. Muchas veces me convocan a dar charlas a emprendedores. Cuando hablo con ellos, siento que les llega la información de que “nada es suficiente”. Yo no necesito un valet parking ni sentarme en la mesa de directorio. Me gusta elegir a que hora entrar y salir de mi oficina. Me defino como un soñador conservador: solo quiero seguir desarrollando películas. Porque crecer es desarrollar el potencial de uno, sin descuidar los demás roles: como hijo, como padre y como persona.”
¿Entonces? ¿Hay un cambio en la mirada de lo que buscan los negocios? ¿Hay un aggiornamiento del mandato ambicioso del crecimiento en sí? ¿O sólo son ejemplos aislados?. No lo sé. Lo que sí puedo sumar es que es imposible disociar al negocio del hombre detrás del negocio, y como sus valores y pensamientos influyen en la toma de decisiones. Por otro lado, y lo interesante, es que los ejemplos que les compartí, estamos hablando de gente exitosa (muy exitosa) en lo suyo. El que ellos prioricen lo humano sobre lo material es una real bocanada de optimismo para la sociedad.
Autor: Diego Regueiro - MBA, University of Michigan Business School. Lic. en Administración y Contador, UBA.