Empresas le dicen “chau” a las capacitaciones tradicionales: para motivar al personal ahora hasta se animan a "escalar” el Everest
Las capacitaciones convencionales, en las que los empleados son reunidos en aulas para escuchar presentaciones y explicaciones de oradores previamente seleccionados, están pasando de moda.
En la actualidad, cada vez más compañías se animan a convocar a su personal para participar de experiencias vivenciales, en las que ellos son los protagonistas.
Cursos de teatro, de cocina, o actividades lúdicas y "outdoor" como clases de golf, competencias o campamentos, son algunas de las tantas iniciativas con las que hoy cuentan las organizaciones a la hora de desarrollar y fortalecer las habilidades y competencias de sus empleados.
Dentro del abanico de opciones, hay una que viene picando en punta entre las grandes empresas. Se trata de un simulador que tiene un objetivo pretensioso: "ascender" al Everest, la montaña más alta del mundo.
Con una altura de 8.848 metros sobre el nivel del mar, este monte -mundialmente reconocido- está localizado en el Himalaya, en el continente asiático, y marca la frontera entre Nepal y China.
A miles de kilómetros de este lugar legendario, en Buenos Aires, empresas como Nestlé, Claro, Telefónica, Bayer, Baxter, Merck, Bridgestone, SC Johnson, y bancos como el Ciudad y el Santander ya participaron de "Silega Expedition"
¿En qué consiste? Es una experiencia de aprendizaje interactiva que, basada en testimonios reales, modelos matemáticos y teoría de los juegos permite transportar a los participantes a un entorno de aprendizaje original y de alto impacto.
En palabras de Diego Andiarena, integrante de PCG Consulting, firma que en el país representa a Silega, compañía suiza especializada en el desarrollo de simuladores, "esta forma de aprendizaje está basada en una secuencia de pasos en los que se experimenta una situación, se sacan conclusiones, se realizan analogías, y se descubren nuevos conceptos posibles de ser aplicados al espacio de trabajo."
En general, las simulaciones, además de ser atractivas y divertidas, suelen ayudar a encontrar nuevas maneras de hacer las cosas y a pensar "out of the box".
Puntualmente, la escalada al Everest son 31 días que, en este juego de mesa grupal, se simula en dos horas y media, dentro de una jornada que puede durar entre cuatro y ocho horas, describe Andiarena, responsable de la unidad de negocio Sector Privado de PCG.
Y el director de la consultora, Daniel Piqué, detalla: "Esta experiencia es indoor porque se trabaja en entornos con sonido, diferentes temperaturas y períodos de luz y oscuridad, simulando el ciclo del día, lo cual hace que los condimentos que uno sufre en el día a día en el trabajo se lleven a la práctica desde otro lado."
En esta propuesta, la asignación de roles específicos es determinante y parte de la dinámica de la simulación, en la que cuando se representa la noche o una tormenta los participantes deben moverse con linternas, hablar por handy y, comunicarse con la base del "campamento".
"Silega Expedition" se puede utilizar para todos los niveles de la pirámide organizacional. "Es que -explica Piqué- se trabaja sobre variables básicas como el manejo de la comunicación, el planeamiento de las actividades o la situaciones bajo presión, que aplican a cualquier tipo de área y gerencia".
Además, en el simulador se puede customizar la exigencia del juego en función de las necesidades que tenga la empresa y de acuerdo a lo que quiera que aprendan los asistentes, a las competencias que quiera reforzar.
¿Qué competencias se ponen un juego durante la simulación? Según los difusores de esta propuesta, se recrean situaciones que implican la puesta en escena de habilidades y actitudes tales como: trabajo en equipo, planificación, toma de decisiones, tolerancia a la presión, comunicaciones interpersonales, liderazgo, orientación a resultados y administración del riesgo, entre otras.
El segundo paso de este proceso de aprendizaje experiencial consiste en el análisis de los resultados, momento en el cual se pone el foco en lo que cada participante hizo tanto individual como grupalmente, para luego trazar las analogías entre la simulación y el día a día en la empresa, lo que genera un alto impacto en los empleados.
"En la segunda etapa se trabaja el descubrimiento interno acerca de lo que cada uno hizo y qué resultados obtuvo a partir de su acción. Y hay una guía orientadora que facilita el proceso introspectivo y de asimilación", enfatiza Andiarena.
Y completa: "Las empresas, en general, nos piden desafíos profundos en los que se note el esfuerzo."
De acuerdo con Piqué, la gran puesta en escena que conlleva este simulador hace que la gente se predisponga de una manera distinta con lo cual la motivación se dispara.
"No van a sentarse a escuchar a alguien que da una clase magistral. Es una capacitación en la que aprendés a partir de ponerle el cuerpo a un desafío", agrega Andiarena.
Los resultados, aseguran desde PCG Consulting, son inmediatos porque la persona se retira habiendo realizado un descubrimiento sobre sus comportamientos que puede aplicar rápidamente en su trabajo.
Y consultados acerca de cómo se comportan las distintas generaciones frente al desafío, Piqué y Andiarena son contundentes: "Los jóvenes rompen el hielo mucho más rápido y es más fácil ponerlos en clima. Con la Generación X, en cambio, cuesta más la puesta en marcha. Sin embargo, lo difícil después es pararlos, porque se enganchan, empiezan a competir y a mostrarse tal cual son, tienen una dinámica muy potente, incluso más que los chicos."
Autora:Cecilia Novoa