Lecciones aprendidas: ¿aprendemos más de un éxito o un fracaso?

Ultimamente he visto muchos artículos que destacan proyectos fallidos para enfatizar la importancia de las lecciones aprendidas en la Dirección de Proyectos: que el fiasco del puente Cau Cau, la puesta en marcha del Transantiago, y más antiguo el Proyecto Fasat-Alfa (¿alguien se acuerda?), sólo por mencionar algunos.

Usualmente se pone mucho más énfasis en el apredizaje a partir de los fracasos, ya que es como una especie de imperativo. Fracasamos, nos caímos, ¿qué hacemos para no volver a caer? Desde mi punto de vista, hay un desequilibrio, no estoy minimizando la importancia de aprender de los fracasos, porque nos desarrollan la humildad y la perseverancia. Pero, ¿y el aprendizaje a partir de los éxitos? Cuando se es exitoso en un proyecto, no aparece la obligación de revisar lo que hicimos para ver si podemos repetir lo que hicimos bien, porque ya lo hicimos bien, así que hasta ahí llegamos y vamos a conquistar la siguiente cima.

Sin embargo, recientes estudios han demostrado que el cerebro es mucho más receptivo al aprendizaje después de un éxito que tras un fracaso. Nada conduce mejor al éxito que el propio éxito. ¿Y si usamos esta premisa en nuestros proyectos?
Mi intención no es dar una respuesta, más bien instalar una pregunta: ¿cómo hacer para que sistemáticamente aprendamos de nuestros éxitos en los proyectos? y con ello, desarrollar el conocimiento organizacional desde esta perspectiva.

Por último, una reflexión simple: para mí es mejor ver el vaso medio lleno que medio vacío. Partimos desde otra perspectiva, una positiva, que nos predispone de un estado de ánimo mucho más constructivo.

¡¡Aprendamos a aprender de nuestros éxitos!!!