¿Qué quieren los jefes de sus empleados?
Generalmente, las quejas más fuertes en una oficina son del trabajador, quien no está a gusto con su ambiente laboral o con su director y además, necesita resolver, a diario, tareas que siempre son urgentes.
¿Qué sucede con la otra cara de la moneda? Cuando el jefe es quien debe ‘empujar' al profesionista para que dé los resultados esperados.
De acuerdo con un sondeo realizado por la bolsa de empleo, Trabajando.com, 3 de cada 10 empresarios esperan que este 2011 su equipo de colaboradores sea más proactivo; 2 de cada 10 quieren colaboradores atentos a su productividad y casi 3 de cada 10 anda tras personal que demuestre mayor compromiso hacia la organización.
En el sondeo, realizado entre 3,000 personas, un 17% citó la motivación como el principal factor que quisiera encontrar en su plantilla laboral, mientras que un 5% se inclina a la idea de contar con profesionistas más independientes.
"Las compañías tienen muy claro lo importante y estratégico que es tener un equipo humano de excelencia para lograr buenos resultados, de ahí que le exijan a sus trabajadores competencias y habilidades adicionales a su formación académica y profesional", menciona la directora general de Trabajando.com, Margarita Chico.
Una tendencia común en cuestiones de trabajo es culpar a un tercero de las situaciones difíciles, afirma la pedagoga de la Universidad del Valle de México, Lilia Soria. El profesionista pide confianza en su trabajo y nuevos retos, cuando se los asignan, al primer problema que se presenta quiere renunciar. Hay gente que "sólo desea ir a trabajar y que nunca haya dificultades, eso es imposible en el medio laboral".
La especialista agrega que los colaboradores que adoptan la actitud de quejarse por cada hecho que sucede en su área, dan a entender que no están listos para asumir una responsabilidad mayor. ¿Cómo darles más participación, si ante una dificultad desertan? El trabajador que detecta un problema y hace una aportación para resolverlo, tiene más posibilidades de ser elegido para un proyecto que requiere de control y cierta ‘mano dura'.
En opinión de Soria, la otra misión del empleado es hacer notar al jefe los logros y el potencial con que cuenta. Puede haber ‘buenas intenciones ', pero eso no basta. Si alguien se compromete a mostrar sugerencias para mejorar el flujo de trabajo en el área, debe presentarlas "varios días después, no años más tarde". El aplomo laboral se desarrolla diario y se demuestra, de lo contrario tarde o temprano llega otra persona con esas "famosas ideas" y es quien consigue avanzar.
A decir de Margarita Chico, ese nivel de profesionalismo también exige un mayor compromiso por parte de las organizaciones.
A pregunta expresa sobre que esperarían los encuestados de su compañía, este 2011, la encuesta arrojó que un 46%necesita mejores oportunidades; 40% un mejor sueldo; 12% mayor capacitación, y un 2% espera más beneficios.
Lilia Soria asegura que la situación actual, con un mercado de trabajo muy competido, genera en las personas el pensamiento de "este empleo no será para siempre" y a la primera oportunidad de contar con una propuesta diferente, se cambia.
Cual sea la oficina a la que se llega, opina la entrevistada, hay que procurar algunas pautas que permitan al profesional generar buenas relaciones desde su llegada. Entre éstas, hacer un network en todos los niveles. Cultivar la amistad con personas variadas ayuda a entender el negocio desde perspectivas diferentes.
Otra regla de oro para "entrar con el pie derecho" es evitar ventilar frente a todos los compañeros los problemas cotidianos. "Nunca se sabe en que momento un comentario puede ser utilizado en tu contra y perjudicar la imagen y el desempeño profesional", expresa Soria.
Autora: Ivonne Vargas Hernández