Gestión por competencias y sistema educativo productivo

La gestión por competencias llevada al mundo laboral, hace evidente la inadecuada relación entre los sistemas educativo-productivo, y la necesidad de buscar un modelo de competencias que haga posible un equilibrio entre las necesidades de los individuos - las organizaciones y el mundo social.

Trabajar y educar con y por competencias laborales impone compromisos de gestión. De allí que las competencias de un individuo, como fuerza instituida, deben estar expresadas al interior de la organización en productos tangibles y en resultados admisibles por el ecosistema al cual la organización sirve. Esto hace necesaria la conversión del individuo en un sujeto institucional que da respuestas a la sociedad como fuerza instituyente. De aquí nacen los modos de actuación profesional1 cuya mayor expresión se da a través de las competencias complejas.

Una competencia compleja está constituida por la capacidad que tiene un sujeto para integrar conocimientos, habilidades, valores, actitudes, aptitudes e intereses, mediante la articulación sistémica de atributos de información, de energía y de materia, de manera reflexiva, dialogal y discursiva, a la práctica que como sujeto institucionalizado le demanda un contexto socio-laboral específico.

La competencia compleja le permite al ser humano que la incorpora interpretar, argumentar y resolver, con independencia, interdependencia creatividad y cocreatividad, de forma propositiva, las cadenas operantes de actuación y los problemas que en un contexto socio-laboral se presentan, generando un modo de actuación profesional institucionalizado compromisionalmente (con compromiso misional institucional).

Los componentes de las competencias complejas

Al sistema de competencias entran, se procesan y salen atributos de información, de energía y de materia. Estos atributos interactúan de forma interdependiente y se interrelacionan formando un todo unitario y complejo en el modo de actuación profesional.






Estas dimensiones de las competencias complejas se asimilan para los efectos de la gestión de los procesos sustantivos en la Institución de Educación y sus dimensiones instructiva, educativa y desarrolladora. Los atributos de información constituyen la dimensión instructiva desde los conocimientos, los atributos de energía la dimensión educativa y los atributos de materia las dimensiones desarrolladora e instructiva desde las habilidades. Unidos generan un campo de significación discursivo complejo.

En nuestras próximas entregas iremos precisando cada uno de estos conceptos…


1 El concepto “modos de actuación profesional” se refiere a una de las categorías de la didáctica de la educación superior, que ha sido trabajado por diversos autores, (García Ramis, L., 1996; Álvarez de Zayas, C., 1999; Fuentes, H., 2000; Garcés Cecilio, W., 2003), que establece como definición de los modos de actuación profesional a “los métodos más generales que caracterizan cómo actúa el profesional con independencia de con qué trabaja y dónde trabaja”. Esta definición aparece en la literatura como análoga a la propuesta por Álvarez de Zayas, C. (1999), en la que plantea que el modo de actuación es “la manera en que el egresado resuelve los problemas del objeto de su trabajo, en el objeto de su profesión”