Convicción y Amor: Una Excelente Mezcla para el Liderazgo
No conozco nada que funcione mejor como método de conducción. Cuando las personas perciben convicción, tienden a plegarse, a seguir, a dejarse guiar. Cuando perciben que además hay amor por esa convicción, aumenta increíblemente la disposición a colaborar, también por puro amor.
Adriana trabajaba en una empresa de servicios y propuso abrir una nueva área de negocio: organización de congresos. Las oportunidades de cross- selling eran buenas, pero la falta de infraestructura, experiencia y equipo humano arrojaban muchas dudas sobre la viabilidad de la idea.
Pero Adriana tenía una convicción: quería ofrecer un servicio que deslumbrara a sus clientes, un trato al que no estuvieran acostumbrados, quería darles lo mejor de lo mejor.
Estaba enamorada de la idea: hablaba de los detalles con los que recibiría a los clientes, los problemas que solucionaría antes de que alguien siquiera pensara en ello, estaba sumamente ilusionada con la imagen de los clientes saliendo felices de sus congresos. Su finalidad no era hacer dinero, su finalidad era deleitar. Y la gente comenzó a sumarse a su proyecto, aún sin estar contratados para eso.
Algunos ofrecían quedarse después de hora para ayudarla a diagramar las presentaciones de los servicios, alguien de finanzas conversó con la directiva y le dieron presupuesto para “ver qué pasaba”, y los clientes empezamos a rondar como moscas a su alrededor con la expectativa de convertirnos en uno de esos sonrientes congresistas. ¿Por qué? Porque su visión era muy poderosa, tanto, que todos queríamos ser parte de ella. Obviamente fue un éxito. Y continúa siendo un éxito.
Su equipo es de esos a los que puedes llamar a cualquier hora y siempre te atienden con una sonrisa, de los que siempre ofrecen soluciones incluso cuando no es su responsabilidad directa. ¿Por qué? Cuando se los he preguntado he obtenido siempre la misma respuesta: “amamos ver que nuestros clientes salen felices”.
Un propósito claro y con el que se está fuertemente compenetrado funciona como un imán. La gente quiere convicción y amor, la gente quiere una causa, porque las causas nos dan propósito. Encuentra una convicción fuerte y entrégate al trabajo con mucho amor. ¿Un poco cursi? No me creas, ¡compruébalo!