El poder del reconocimiento
La motivación en las personas tiene que ver con recibir respuestas positivas por parte del entorno a fin de estimular la repetición de la conducta realizada.
La respuesta más común y a la que le prestan mayor atención las organizaciones es el aspecto económico. El tratar de pagar lo mejor que se pueda al empleado para lograr que este entregue lo mejor de sí en el trabajo es un paradigma utilizado en la administración desde que lo planteo Frederick Taylor a inicios del siglo XX, el cual señalaba que el hombre sólo se incentiva en base al dinero, lo que se conoce como el hombre económico. Hoy sabemos que esto no es la única manera que se tiene para motivar a los trabajadores o en general a las personas. Desde la Teoría de Relaciones Humanas de Elton Mayo conocemos que hay variables sociológicas y sicológicas que intervienen en la motivación de las personas. Utilizando el modelo de Maslow, el cual plantea que existen cinco grupos de necesidades: fisiológicas, de Seguridad, Sociales, de Estima y de Logro, hoy me concentraré en la satisfacción de necesidad de estima, el cual tiene como una de sus variables principales al reconocimiento, el cual significa que las personas buscan que los demás reconozcan su esfuerzo o lo que hacen para sentirse bien, y eso los motiva a seguir adelante.
Existen muchos estudios y experiencias que demuestran que el reconocimiento es un elemento poderoso para la motivación de los trabajadores. Por ejemplo según el último estudio de la prestigiosa consultora Gallup sobre el reconocimiento al empleado, señala que los lugares de trabajo más eficientes y eficaces, poseen una cosa en común, una cultura de reconocimiento [1]. Según Watson Wyatt para el 66 % de las personas el reconocimiento influye en su desempeño, mientras sólo el 15 % menciona el sueldo [2]. Según la Society for Human Resource Management el 79 % de las personas que dejan un trabajo lo hacen por falta de reconocimiento [3].
Pero este artículo tiene como objetivo ir más allá del ámbito laboral a fin de llamar la atención sobre el poder del reconocimiento en las personas en forma general, como un medio poderoso para sacar lo mejor de la gente, para lo cual acudiré a una experiencia personal.
Mi hijo Gary tenía 6 años cuando empezó en el colegio el primer grado de primaria. Entonces empecé a recibir quejas de los profesores por su mal comportamiento, ellos indicaban que era muy inquieto y distraído, lo cual generó que nosotros (yo y mi esposa) también le llamáramos la atención enérgicamente. Pero su situación fue empeorando debido a que se traslado a un bajo rendimiento en la mayoría de los cursos, recibiendo nuevamente quejas de sus profesores, quienes nos decían que nuestro hijo podía dar mas, sólo dependía de exigirle mas, por lo que ellos le llamaban la atención a fin de exigirle que obtuviera mejores calificativos, lo cual nosotros también hacíamos en casa.
La solución a este problema fue llevarlo a cursos de nivelación los días sábados, exigirle cada vez más, pero sin reconocer sus avances que tenía en dicho proceso, por que en la mente de nosotros (mamá y papá) y de los profesores estaba el felicitar a mi hijo cuando el demostrará rendimientos extraordinarios gracias al esfuerzo que debería hacer.
Pero un día de vacaciones mi hijo me pidió que lo matriculara en una academia de tenis de mesa, y así lo hice. Fue así que a los 9 años de edad empezó con el tenis de mesa, a lo cual le puso mucho empeño, cumpliendo de forma disciplinada su entrenamiento durante dos meses. Como respuesta un día el entrenador lo llamó y le dijo: Gary has demostrado ser un niño muy responsable y esforzado así que te has ganado una beca por dos meses. Ese reconocimiento le cambio la vida a mi hijo, el continuó con su entrenamiento en forma disciplinada por su propia voluntad, y empezó a participar en torneos. Como respuesta a su desempeño empezó a ganar medallas y trofeos, por lo que la Academia de Tenis de mesa para la cual jugaba Gary lo condecoró como la revelación del año. Nosotros durante dicho proceso fuimos felicitándolo permanentemente, alentando su perseverancia y disciplina en el entrenamiento y celebrándole sus triunfos. Por primera vez ví en Gary a una persona que luchaba por conseguir triunfos, ya no era el la persona mediocre, que hacía un esfuerzo mediocre para obtener notas bajas o regulares, él había cambiado y ahora era una persona esforzada que buscaba por su propia voluntad entregar lo mejor de sí para lograr buenos resultados.
Al siguiente año, él comenzó sus estudios motivado por querer conseguir buenas calificaciones, el voluntariamente estudiaba y cumplía sus tareas, se levantaba temprano para repasar antes de cada examen y todo ello le llevo a levantar sus calificaciones, pero también lo llevó a empezar a recibir reconocimiento por parte de sus profesores, que observaron su gran cambio, y también de parte de nosotros (mamá y papá) quienes comprendimos lo importante de los reconocimientos en la vida de una persona.
Hoy mi hijo tiene 10 años y sigue obteniendo medallas en sus competencias de tenis de mesa, continua siendo un estudiante sobresaliente y me pidió que lo matriculara en una academia para aprender ingles, lo cual he hecho y donde también ha resultado ser un excelente estudiante.
Esta experiencia me ayudó a comprender que no existe en la sociedad una cultura sobre la importancia del reconocimiento, ya que se cree que uno sólo debe reconocer el rendimiento extraordinario o sólo al mejor en algo, lo cual conduce a reconocer a uno o a pocos en perjuicio de muchos que son los que no tienen un rendimiento extraordinario o no son los mejores, perjudicando con ello el crecimiento de las personas, ya que no se les ayuda a desarrollar la motivación de logro, que es el que nos impulsa a obtener resultados. Por ejemplo si se tuviera una competencia entre 100 vendedores y la regla sería reconocer sólo al mejor es decir al que vende más, eso generaría que uno sólo se motive en base al reconocimiento obtenido, pero que se tenga 99 vendedores desmotivados o que no aprenderían a desarrollar su motivación de logro por que no recibirían ningún reconocimiento. Eso es lo que pasa con la cultura que hay en la sociedad la cual enseña sólo a reconocer al mejor o al que tiene un rendimiento extraordinario y eso no es bueno para la gran mayoría, a quienes también se les debe estimular a través del reconocimiento para desarrollarles su motivación de logro.
En esta experiencia personal, comprendí que el rendimiento bajo de mi hijo era producto del entorno, en el cual no le reconocían sus avances en el día a día, ya que no eran extraordinarios, por el contrario hay una cultura de castigo o sanción, en el que nos concentramos en lo malo, en el colegio los profesores solo se fijaban en sus defectos, no apreciando sus avances, lo cual continuaba en mi casa, en donde mi esposa y yo también hacíamos lo mismo.
Por lo tanto queridos amigos, recomiendo lo siguiente a fin de crear una cultura en nuestra sociedad de reconocimiento:
No nos centremos sólo en reconocer resultados, sino aprendamos a reconocer el esfuerzo, aunque ello no necesariamente se haya traducido en resultados, ya que eso paso con mi hijo, todo comenzó cuando su entrenador reconoció su esfuerzo, aún no existiendo todavía resultados de ello.
Reconozcamos en las personas cualquier esfuerzo o resultado que represente un avance respecto a una situación anterior, no interesando el tamaño, aún si para nosotros ese avance sea insignificante, ya que el esfuerzo y los resultados de cada persona están en función a su realidad, y hay que partir de dicha situación para brindar el reconocimiento, por ejemplo no es igual el esfuerzo que hace y los resultados que pueden tener una niño con Síndrome de Down que un niño normal, pero en ambos el reconocimiento es importante a fin de estimular su crecimiento.
Todos necesitan reconocimientos, es una necesidad general en los seres humanos, así que no sólo pensemos en reconocer a las personas que tienen alguna relación con nosotros, sino a cualquier persona que se cruce en nuestro camino y haga algo bueno.
Como conclusión, les recomiendo aprender a reconocer en cada persona que tengan al frente, sin importar la edad, sexo, ni condición social, sus avances en cualquier cosa buena que hagan, a fin de ayudarlos a crecer, a desarrollar su motivación de logro, contribuyendo a una sociedad de personas exitosas, y no fracasadas o frustradas que tengan comportamientos mediocres producto de un entorno que no conoce la importancia de lo bueno que es reconocer.
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Citas:
[1] http://www.microsoft.com/business/smb/es-es/rrhh/poder_reconocimiento.mspx
[2] http://elcomercio.pe/edicionimpresa/Html/2008-08-26/el-valor-reconocimiento.html
[3] http://elcomercio.pe/edicionimpresa/Html/2008-08-26/el-valor-reconocimiento.html
Autor: Milton Clark Muñoz Santivañez - Actualmente asesor de la Direccion General de la Academia de la Magistratura y como profesor a nivel de Postgrado en diversas universidades nacionales y privadas. Adicionalmente participa como expositor en conferencias y seminarios y realiza consultorias en Gestion Estrategica. El licenciado en economia, MBA por la Universidad San Ignacio de Loyola y por la Universidad de Quebec de Montreal-Canada.