El incordio: Otro aspecto clave en la comunicación

La mayor parte de los problemas humanos continúan teniendo su origen en los malos entendidos que se manifiestan en la comunicación interpersonal. Una de las escenas más comunes en el seno familiar se produce cuando el esposo llega a casa, cansado de trabajar y acto seguido escucha decir a la esposa algo como esto: “Hola mi amor, te estuve esperando para decirte que ayer dejaste tu saco fuera del closet…no llevaste la ropa a la lavandería…olvidaste dejar el dinero para pagar los periódicos”… y mil cosas más. Leyendo el último libro de los esposos Allan y Barbara Pease “Por que los Hombres no se enteran y las mujeres necesitan más zapatos” he podido conocer el significado de todas esas situaciones que seguro les resultarán familiar.

La comunicación entre el hombre y la mujer sigue siendo uno de los temas que más nos atraen… y es que nunca dejaremos de descubrir nuevos misterios. Precisamente los esposos Pease abordan un aspecto crucial en la comunicación: el Incordio; referido a aquella situación en la que por lo general, la mujer no deja de recordar al esposo o a los hijos las tareas de la casa o que deben tomar la pastilla a tal hora. Para aclarar más el termino, Incordiar está referido a molestar, fastidiar, regañar atosigar, acosar, atormentar… ¡saquen sus conclusiones!

No puedo negar que el incordio de nuestras esposas puede ser un tema de conversación, que por lo general, termina arrancando más de una sonrisa, incluso muchos de los personajes de algunas series televisivas suelen ser la típica esposa o la madre incordiosa (la mujer con ruleros en el cabello y el mazo en la mano). Si los hombres pensábamos que casándonos escaparíamos de los recordatorios masivos de nuestras madres, les tengo malas noticias… nos equivocamos… es la esposa quien toma la posta y lo más probable que sea por el resto de nuestros días.

No se trata de encasillar a las mujeres con la etiqueta de incordiosas, hay que reconocer que detrás de una acción incordiosa hay un un mensaje escondido, tal vez una falta de reconocimiento de la familia a su esfuerzo abnegado y vaya que nos han salvado el “pellejo” más de una vez. El libro señala que el error se encuentra en la forma de abordar el problema. En lugar de decir: “espero esto porque tengo derecho a ello, dicen: nunca sacas la basura, te niegas a recoger tus medias,” como si se tratara de un ataque de “mosquitos” sin repelente a mano. Es decir se trata de expresiones que llevan implícita la culpa y obligan a mostrar una actitud defensiva en respuesta. Los esposos Pease han identificado algunos tipos de personas incordiantes, voy a mencionar solo dos” botones” de muestra:

- El incordio Monotemático: por ej. “Pedro saca la basura” pausa. “Pedro dijiste que sacarías la basura”, cinco minutos más tarde “¿Y la basura Pedro? sigue allí.

- El multiincordio: “Pedro la pared de la sala esta sucia, Pedro la chapa de la puerta esta que se cae y la cortina del baño se rompió…cuando vas a arreglar la terma?
Pareciera que las diferencias entre el hombre y la mujer tomaron más cuerpo como consecuencia de las nuevas necesidades y el cambio de roles que se produjo en el mundo actual. Atrás va quedando la imagen de la mujer que se pasaba todo el día en casa batallando con los quehaceres domésticos y el hombre que llegaba cansado de trabajar con deseos de leer el periódico o ver la televisión. Hoy la mujer ha incursionado con más fuerza en el ámbito laboral y ello a traído consigo mayores diferencias y conflictos, en algunos casos por odiosas comparaciones y competencias mal entendidas entre ambos, que terminan por herir susceptibilidades, afectando la relación.

Es bien sabido que los hombres somos solucionadores de problemas por naturaleza; mientras nuestras esposas solo quieren ser escuchadas cuando tienen uno, nosotros queremos darle un sinnúmero de respuestas hecho que las enfada más aun. Los esposos Pease proponen que los hombres evitemos ser una maquina de soluciones a cada problema que nos plantea una mujer, sería mejor preguntarles antes si quieren que solo las escuchemos o si desean el menú de soluciones al instante.

Otras de las alternativas de solución que plantean es que al regresar de casa el esposo le pida a la esposa que le otorgue 15 minutos para terminar de digerir un problema del trabajo (significa sentarse frente a la ventana y respirar aire fresco) y que luego le dedicará el tiempo que requiera para escucharla, mientras toman una tasa de café. Lo más probable es que la esposa acepte con la ilusión que luego de esos 15 minutos, tendrá toda su atención.

Hay mucho más con relación a este inquietante tema no dudo que seguiré escribiendo al respecto, tal vez algunos de estos consejos podrían aumentarle la esperanza de vida o reducir el presupuesto para el psicólogo o neurologo. Dejo pendiente temas referidos a la situación de incordio en los hijos, por ejemplo, cuando le pides a tu hijo que deje de tirar la toalla mojada en el piso y no te hace caso.

Bueno, ahora mejor me dispongo a hacer mi check list, antes que mi esposa decida pasar revista en casa.

Hasta la próxima!