¿Cuáles son los 10 hábitos de los líderes conscientes?
Nuestra escuela pretende contribuir al desarrollo de competencias de liderazgo consciente, tanto en el mundo de las organizaciones como en el de las pequeñas comunidades en las cuales las personas están insertas.
Este artículo no pretende describir a ese gran líder que fue Nelson Mandela, pero seguramente muchas de las características que detallaremos a continuación, se encontraban en él.
Claro está que este breve listado no es limitativo ni taxativo, simplemente resalta algunas características que consideramos de vital importancia en el ejercicio del liderazgo personal y profesional.
Vaya entonces este breve texto a modo de humilde homenaje a quien con su testimonio de vida, ejerciera un liderazgo transformador en la nación que amaba profundamente.
Veamos ahora cuáles son estas características:
1) Están comprometidos con un propósito
Los líderes conscientes no utilizan su rol de liderazgo para satisfacer sus necesidades egocéntricas. Tienen claro que su rol de liderazgo está directamente vinculado con su vocación de servir a los integrantes de su comunidad para facilitar su crecimiento y desarrollo, tanto personal como comunitario.
No están dispuestos por lo tanto a hipotecar el futuro, por una conveniencia circunstancial del presente. Es decir, su mirada no alcanza sólo a los que hoy están presentes, sino también a aquellos que vendrán más adelante, y que hoy no tienen ni voz ni voto.
2) Son positivos y están orientados a la acción
Ante cada desafío que enfrentan, ven una oportunidad de lograr el objetivo buscado o de capitalizar el nuevo aprendizaje disponible una vez transcurrida la experiencia. Lejos de ser ingenuos son conscientes de lo que está en juego. Por lo tanto, no actúan impulsivamente, sino que toman decisiones considerando todas las variables en juego. Ello sin embargo, no les impide tomar riesgos cuando las circunstancias así lo sugieren.
Asimismo, evidencian su compromiso con la efectividad a través del sentido de urgencia que transmiten con su propio ejemplo. Tienen claro que la efectividad se juega en el aquí y el ahora.
3) Rinden cuentas por sus acciones
Lejos de victimarse o de culpar a otros cuando los resultados no se alcanzan, abren un espacio de feedback abierto y respetuoso, con el fin de analizar los errores que por acción u omisión pudieron haber cometido, asumiendo responsabilidad incondicional por los mismos.
4) Establecen con claridad las expectativas compartidas
Poseen una destacada habilidad para construir compromisos impecables, generando un espacio abierto al diálogo para que cada persona pueda expresar sin temor lo que espera del otro.
5) Están disponibles para el coaching y mentoring de sus colaboradores
Totalmente consustanciados con el crecimiento profesional del equipo, son oferta permanente no sólo para transmitir y compartir sus conocimientos y experiencias, sino también para asistir al otro en su propio proceso de reflexión a través de la indagación habilidosa. La delegación continua y sistemática es su herramienta de desarrollo predilecta.
6) Alientan y reconocen a su equipo
Tienen la capacidad de ver el potencial futuro existente en cada colaborador, y no sólo de reconocer los logros alcanzados, sino también el compromiso y la pasión puestos en juego en el proceso. Son tolerantes con los errores cometidos ya que juzgan que constituyen la mejor inversión de desarrollo profesional de aquellos a quienes lideran.
Ello claro está no significa complacencia, dado que no aceptan la neglicencia o la indolencia y en ese sentido, establecen reglas muy claras a las cuales el equipo se comprometerá a alinearse.
7) Estimulan el debate constructivo, alentando la asertividad
Antes de transmitir, escuchan. Valoran la diversidad, estando abiertos a desafiar interpretaciones (particularmente las propias), sin caer en dogmatismos estériles. Se destacan por la excelencia en la indagación con el fin de comprender en profundidad la propuesta del otro, antes de tomar una posición sobre la misma.
Enseñan con su ejemplo, a expresar y defender las propias convicciones sin caer en la arrogancia o faltando el respeto al otro detrás de una descalificación personal. Se debaten y discuten las ideas, no las personas a las cuales siempre se les agradece su participación e involucración en el debate.
8) Invierten tiempo en las relaciones
Tienen claro que no hay liderazgo sin relación, por lo cual dedican tiempo a conocer en profundidad a su equipo más allá del ámbito laboral, interesándose por sus intereses, objetivos personales y necesidades actuales.
9) Desafían el “Status Quo”
Si bien respetan las reglas y los acuerdos existentes, no tienen ninguna dificultad de desafiar los mismos cuando consideran que hay otra alternativa de acción más eficaz, aún cuando tengan que ir en contra de la corriente o asumir un desacuerdo delante de una figura de autoridad.
10) Mantienen su integridad
Su comportamiento personal y profesional está totalmente alineado a sus valores, manteniendo una total coherencia con los mismos (especialmente en momentos de tensión).
Reflexión final
Siendo que el comportamiento de los líderes es uno de los pilares esenciales en la construcción de la cultura organizacional (leer “La Cultura del Ejemplo” de Caroline Taylor), es una buena oportunidad para que cada uno de nosotros pueda hacer un breve examen de conciencia y así vislumbrar los desvíos que puedan existir entre estos hábitos brevemente detallados y nuestro propio comportamiento.
Parafraseando a otro gran líder, seamos el cambio que queremos ver en los demás.