La Transmutación de la Energía en el Cierre de Ventas.
El misterio de la transmutación de la energía sexual.
El significado de la palabra «transmutar» es, en lenguaje sencillo, «el cambio, o transferencia, de un elemento, o forma de energía, en otro». La emoción del sexo tiene en el fondo de sí misma la posibilidad de tres potencialidades constructivas, que son:
1. La perpetuación de la humanidad.
2. El mantenimiento de la salud (como agente terapéutico).
3. La transformación de la mediocridad en genio a través de la transmutación. El deseo sexual es el más poderoso de los deseos humanos.
La transmutación de la energía sexual exige el ejercicio de la fuerza de voluntad, pero vale la pena hacer el esfuerzo a cambio de la recompensa.
Si se controla el agua de un río durante un tiempo, es posible construir una presa; pero, en último término, el río buscará una salida. Lo mismo puede decirse de la emoción del sexo.
Puede quedar sumergida y ser controlada durante un tiempo, pero su propia naturaleza hace que ande siempre a la búsqueda de medios de expresión. Si no se transforma en algún otro esfuerzo creativo, encontrará una vía de salida mucho menos valiosa. La emoción del sexo es una «fuerza irresistible» contra la cual no puede haber una oposición como la de un «cuerpo inamovible». Cuando se ven impulsados por esta emoción, los hombres se hallan dotados de un súper poder para la acción. Una vez usted haya comprendido esta verdad, habrá captado el significado de la afirmación según la cual la transmutación sexual contiene el secreto de la habilidad creativa.
Muchos hombres de éxito han logrado descubrir que la influencia sexual, procedente de una fuente correcta, es mucho más poderosa que cualquier sustituto de la eficacia que pueda crearse sólo por la razón.
¡La mente humana responde al estímulo! La sexualidad es la energía creativa de todos los genios. Nunca ha existido, ni existirá, un gran líder, constructor o artista al que le falte esa fuerza impulsora del sexo. Espero que nadie malinterprete estas afirmaciones en el sentido de que todos los que poseen una elevada naturaleza sexual son genios.
El hombre alcanza sólo el estatus de genio cuando estimula su mente de tal forma que puede usar las fuerzas disponibles a través de la facultad creativa de la imaginación.
La energía sexual es el principal de los estímulos capaz de producir este «ascenso». La simple posesión de esa energía no basta para producir un genio. La energía tiene que ser transmutada de un deseo de contacto físico en alguna otra forma de deseo y acción, antes de que le eleve a uno al estatus de genio. Lejos de convertirse en genios gracias a unos grandes deseos sexuales, la mayoría de los hombres se degradan a sí mismos con una mala interpretación y utilización de esa gran fuerza, llegan a caer en los excesos tanto de relaciones sexuales, como del abuso del alcohol y de otras sustancias, hasta alcanzar el estatus de animales inferiores.
El deseo de expresión sexual es, con gran diferencia, el más fuerte e impulsor de todas las emociones humanas, y, por esa misma razón, cuando ese deseo se controla y se transmuta en acción en lugar de en expresión física, puede elevarle a uno hacia la consecución de grandes logros.
Esta fuerza vital puede ser utilizada, a través del cultivo y la comprensión de la misma, como un elemento de gran ventaja en las relaciones entre las personas. Es posible comunicar esa energía a los demás a través de los siguientes medios:
1. El apretón de manos. El contacto de la mano indica al instante la presencia de magnetismo, o la falta del mismo.
2. El tono de voz. El magnetismo, o la energía sexual, es el factor capaz de colorear la voz, o hacerla musical y encantadora.
3. Postura y porte del cuerpo. Las personas de elevada naturaleza sexual se mueven con energía, gracia y facilidad.
4. Las vibraciones de pensamiento. Las personas de elevada naturaleza sexual mezclan la emoción del sexo con sus pensamientos, o pueden hacerlo así a voluntad, y, de ese modo, influyen sobre quienes les rodean.
5. Adorno del cuerpo. Las personas de elevada naturaleza sexual suelen ser muy cuidadosas en cuanto a su apariencia física. Suelen seleccionar ropa de un estilo conveniente para su personalidad, figura, complexión, etc.
El vendedor que sabe cómo apartar su mente del tema del sexo y dirigirla hacia el esfuerzo de venta con el mismo entusiasmo y determinación con que la aplicaría a su propósito original, ha adquirido el arte de la transmutación del sexo, tanto si lo sabe como si no. La transmutación de la energía sexual exige más fuerza de voluntad de la que la persona ordinaria dispone para este propósito.
Aquellos a quienes les resulta difícil reunir la fuerza de voluntad suficiente para la transmutación, pueden adquirir esta habilidad gradualmente. Aunque eso requiere fuerza de voluntad, la recompensa que se obtiene con esta práctica hace que el esfuerzo valga la pena.
El sexo, por sí solo, es un poderoso estímulo para la acción, pero sus fuerzas son como las de un ciclón, y a menudo resultan incontrolables. Cuando la emoción del amor empieza a mezclarse con la emoción del sexo, el resultado es la calma de propósito, la adopción de la postura, la exactitud del juicio, y el equilibrio.
El hombre que no pueda ser estimulado para alcanzar grandes alturas de logros por medio del amor no tiene esperanza alguna, está como muerto, aunque pueda parecer vivo. El amor es caprichoso y temperamental. Llega cuando quiere, y se va sin la menor advertencia.
Acéptelo y disfrute de él mientras permanezca; pero no malgaste su tiempo preocupándose por su desaparición, porque así nunca conseguirá que regrese. En el amor no debería existir desilusión alguna, y no la hay si la gente comprende la diferencia entre las emociones del amor y las del sexo. La gran diferencia radica en que el amor es espiritual, mientras que el sexo es biológico. Ninguna experiencia que afecte al corazón humano con una fuerza espiritual puede ser nociva, excepto como consecuencia de la ignorancia o de los celos.
El amor es una emoción con colores, sombras y caras numerosos. Pero la más intensa y ardiente de todas las clases de amor es la que se experimenta cuando se mezclan las emociones del amor y del sexo.
El amor, por sí solo, no proporcionará felicidad en el matrimonio, como tampoco el sexo, por sí solo, lo hará.
Cuando estas dos hermosas emociones se mezclan, el matrimonio puede producir un estado mental cercano al espiritual que se llega a conocer en este plano terrenal.
Cuando a las emociones del amor y el sexo se les añade la del romanticismo, se eliminan los obstáculos que se interponen entre la mente finita del hombre y la Inteligencia Infinita.
¡Entonces, un genio ha nacido!
La mayor fuerza motivadora del hombre es su deseo de agradar a la mujer! Ese deseo, inherente del hombre, por agradar a la mujer es lo que proporciona a ésta el poder de elevar o de hundir a un hombre.
Es entonces que a través de la correcta canalización de esa energía se puede alcanzar el éxito deseado, superando cualquier obstáculo y logrando cosas extraordinarias.