Tener un superhombre en la organización, ¿es una oportunidad o amenaza?

Tener un superhombre en la organización, ¿es una oportunidad o amenaza?

¿Cuáles son sus características? ¿Qué variables promueven su aparición? ¿Cuáles es el impacto que produce en la empresa? ¿Qué costos se pagan?

Mucho se ha hablado sobre la existencia de esta clase de líderes en las organizaciones. Analicemos un poco sus características y consecuencias:

El mito del “héroe supremo”

Las organizaciones suelen alentar la aparición de este tipo de ejecutivos a través de historias sobre aquellos que triunfaron en base a su esfuerzo personal. Bajo esta perspectiva, el éxito es siempre una cuestión individual.

Simplemente contemplemos sus sistemas de incentivos. ¿Cuáles son los componentes de las remuneraciones variables? Es interesante contemplar las contradicciones de los postulados de la organización (“Valoramos el trabajo en equipo pero premiamos el desempeño individual”).

El cumplimiento del deber ante todo

Fuertemente influenciados por el “deber ser”, esta clase de líderes privilegia el cumplimiento de los objetivos por sobre todas las cosas. Las personas que tienen este enfoque, no pueden distinguir entre el “esfuerzo sostenido” y “el sacrificio”.

Los primeros son personas con capacidad para tolerar el stress de trabajar bajo presión, pero son conscientes que es necesario “afilar el hacha” para poder seguir siendo efectivos.

Los segundos, “sacrifican todo su ser” en el altar de los resultados. Familia, amigos, salud, etc. todo queda en un segundo plano.

El síndrome del “Ombú”

Ellos crecen “frondosos y fuertes”, pero nada crece bajo su sombra. Esta clase de líderes son incapaces de delegar. Ellos se creen imprescindibles y están en los más mínimos detalles. Centralizan todas las decisiones y se obsesionan con los sistemas de control. La desconfianza es la emocionalidad en la que navegan.

Son absolutamente intolerantes con el error y dificultan de esta manera el aprendizaje y desarrollo de todos los que dependen de él.

Son los “dueños de la verdad”

Tienen una visión dogmática de los hechos. Descalifican abiertamente a todos aquellos que tienen una posición diferente de la suya, considerándolos una amenaza a la construcción de su liderazgo e influencia. Según ellos, los demás están “equivocados” y hay que convencerlos “por la razón o por la fuerza”.

El narcisismo “los puede”

Disfrutan de las adulaciones y las obsecuencias. Se suelen rodear y realizar encuentros con su “coro” de incondicionales que celebran cualquier cosa que diga y haga, aunque se den cuenta el error y el costo que se paga por ello.

Son incapaces de celebrar

Cuando logran un objetivo, ya están en la búsqueda de otros nuevos. Nunca están satisfechos con lo que realizan y por lo tanto son incapaces de celebrar los logros obtenidos.

ALGUNAS CONSECUENCIAS PREVISIBLES

Organizacionales

– Generación de empleados dependientes y sumisos.
– Delegación “hacia arriba” (si alguien se va a equivocar que sea el que manda).
– Ausencia de asunción de responsabilidad e iniciativa personal
– Falta de compromiso y lealtad entre los miembros del equipo (la emocionalidad que los aglutina es el temor)
– Nadie desafía el status quo o pone a consideración diagnósticos alternativos
– Incapacidad para asumir riesgos en las decisiones
– No se aprende de los errores, prima la búsqueda de los culpables

Personales
– Inexistencia de una vida personal y social
– Deterioro paulatino pero constante en el estado de salud, alcanzando un estado crítico entre los 55 y los 65 años.
– Sensación de vacío producto de la soledad, que debe ser llenada con más y más actividad laboral

He conocido muchos hombres de estas características a lo largo de mi carrera profesional. Y alguno de ellos han sido muy exitosos (económicamente hablando), lo que ha dificultado aún más que pudieran replantearse la efectividad de este estilo de gerenciar, y porque no también, de vivir.

Desafortunadamente, cuando toman consciencia de los costos que han pagado ya es muy tarde para minimizarlos, o simplemente para tomar la decisión de un cambio significativo ya que se han vuelto “adictos dependientes” de lo que ellos mismos han construido.

No es nuestra intención criticarlos, ya que todos tenemos derecho a elegir la clase de vida (laboral y personal) que deseamos vivir.

Simplemente reflexionar sobre algunas de las consecuencias que esta elección genera para que tengamos la mayor amplitud de visión posible al momento de elegir el camino que tomaremos.