Decisiones intencionales
La presión externa social de cómo “deberíamos” pensar, sentir y actuar crea muchas ambivalencias internas, por falta de asertividad personal. A veces, son tendencias de moda pasajeras que permitimos nos desestabilicen, cuando chocan con nuestros valores y prioridades. Ocurre, especialmente, al tomar decisiones que nos favorezcan.
La ambivalencia es vivir en división interna entre dos extremos que, en sí, parecen opciones completamente incompatibles. El ver solamente dos opciones opuestas es una limitación cognoscitiva mental: pensamiento dicotómico. El resultado es la indecisión, que debilita nuestra postura entre lo que creemos debemos hacer y la demanda de tantos “deberías”. Resolver nuestras ambivalencias es un reto a movernos a otro nivel de conciencia, pasando por un cambio de percepción interna, ampliando opciones y confiando más en nuestra intuición.
Estas luchas internas se trabajan internamente, hasta lograr ser coherente con nosotros mismos. Hasta que no exista división entre lo que somos, pensamos, decimos y hacemos. Esta aceptación nace de un genuino aprecio y respeto a nuestra verdad interna. Es el derecho que nos adjudicamos a ser diferentes a los demás y a tomar decisiones con criterio propio.
Tomar decisiones intencionales es parte importante del desarrollo del carácter que nos hace ser congruentes y desarrollar confianza en nosotros mismos. Al considerar hacer cambios conscientes y tomar decisiones es importante tomar en cuenta estos cuatro aspectos: situación actual, ganancia actual, pérdida futura, ganancia deseada.
En toda decisión hay algo que ganar y algo que soltar (como el apego a la aprobación ajena). Tomamos acción conscientemente cuando estamos listos a pagar el precio de movernos y cuando el tomar esa acción, nos deja en paz y congruentes. Asumimos una postura libre de dudas y ambivalencias. Lo ideal es pasar del punto uno (situación actual) al cuarto (gananacia deseada), pero no siempre es así de sencillo. Aprender a reflexionar es necesario.
1. SITUACIÓN ACTUAL: ¿Qué falta en la situación actual; para qué deseo el cambio ahora?
2. GANANCIA ACTUAL: ¿Cómo me beneficio de la situación actual?
3. PÉRDIDA FUTURA: ¿Qué precio voy a pagar al tomar acción al cambio?
4. GANANCIA FUTURA: ¿Cuáles son los beneficios que obtendré con el cambio?
Pregunta clave:
• ¿Cuál es el valor superior personal?
A veces no tomamos acción porque el beneficio es precisamente quedarnos en la zona de confort y no pasar por el trabajo energético de la tensión del cambio. Muchas personas escogen el sendero de la menor resistencia y se quedan repitiendo los mismos patrones, porque se sienten ambivalentes y prefieren la no acción … por un tiempo. El mejor momento para tomar la decisión de tomar acción radica dentro de cada cual; cuando estamos listos a pagar el precio de movernos a un bien mayor.
Esta herramienta es una manera de hacernos conscientes y responsables de nuestras decisiones. Sobretodo, de confiar más en nuestro poder interno, de respetar nuestros valores y prioridades, de vivir con más integridad. Vale la pena tomar decisiones intencionales “siendo” nosotros mismos. Los demás nos conocerán, apreciarán y respeterán más.