¿Puede ser la necesidad mas fuerte que la seguridad?
La muerte de 2 pirquineros en la zona de Arauco en diciembre de 2011, y de cuatro pirquineros en la Región de Coquimbo ocurrida en marzo de 2012 (ambos en Chile), vuelve a poner sobre la mesa una cruda realidad laboral vinculada con la industria minera: las precarias condiciones de trabajo y seguridad de la minería artesanal.
En época en que los metales tienen buen precio, pirquineros por un lado, y la minería ilegal (fuera de norma) por otro, aprovechan la oportunidad. Las evidentes ganancias son el principal atractivo de esta práctica a veces carente de toda medida de seguridad.
Parece anecdótico que, sabiendo de los riesgos a los que se exponen estos trabajadores, ellos sigan realizando estas labores extractivas. Sin embargo, creo necesario plantearse algunas interrogantes y buscar respuestas que, sin soberbia ni animo de creer tenerlas, nos permitan abrir la mente a nuevas preguntas, a otros análisis o a la toma de decisiones para mejorar la seguridad en nuestras empresas.
¿Será que estos trabajadores no valoran su vida? La valoran y mucho, por lo mismo, realizan un trabajo que trae recompensas que consideran especialmente deseables y que benefician tanto a ellos como a sus propias familias, de ahí el esfuerzo, tesón y “valentía”. Puede ser que desde la perspectiva de un tercero, exponerse a estas condiciones sea una “locura”, pero aseguro que el pirquinero conceptualiza su trabajo como uno más entre otros (a veces el más rentable dentro de sus opciones), en el cual se han desarrollado habilidades que los vuelven exitosos.
¿Acaso no saben que se exponen a un peligro? Considero existen dos posturas al respecto: por un lado, es evidente que a menos conocimiento es mayor la probabilidad que se realicen conductas contrarias a la seguridad o se omitan las conductas preventivas; por otro, la experiencia da “pistas falsas” que lleva a los trabajadores a subestimar el riesgo, sobretodo cuando se ha realizado previamente la tarea sin sufrir consecuencias. Por lo anterior, este “saber desde la experiencia” se constituye como el principal argumento contra el cambio hacia las conductas preventivas.
¿Puede ser la necesidad más fuerte que la prevención? Es probable que a mayor necesidad propia o de su familia, las personas se concentren en la obtención del beneficio esperado más que los posibles o poco probables riesgos “reales” (ya que la estadística es “interpretada” según “las necesidades”, el contexto y otras variables). Es posible también que los controles morales del ser humano estén supeditados a la satisfacción de ciertas necesidades básicas, o cuando los controles externos no existen o son poco aplicados. En síntesis, creo que es válido el plantearse la vulnerabilidad de la seguridad como un valor cuando este no ha sido enseñado o reforzado.
No debemos obviar el hecho de que existen variables culturales que están relacionadas a estas prácticas inseguras, entre las cuales (supongo) se encuentran: la baja escolaridad, tradiciones tales como pertenecer a una “familia minera” (abuelo, padre y ahora hijo mineros), conceptualización de lo que significa, sobretodo “ser hombre”, como por ejemplo tomar riesgos, actuar “valientemente”, etc.
Cada vez es más fácil hacer prevención en empresas vinculadas con la gran minería, donde existen sistemas de gestión instalados, monitoreos preventivos, exhaustivos controles, exigencias a empresas colaboradoras, entre otros. Así mismo, es fácil sobretodo cuando “hacer prevención” es tarea de algunos y obediencia de otros.
Nuestra mirada también debe abarcar a nuestros hermanos menores dentro de esta industria, para así evitar seguir lamentando hechos que no deseamos.