El Desaliento. Una leyenda
La primera versión de la leyenda:
“Cuenta la leyenda que un día Dios mandó llamar al diablo y cuando éste compareció le dijo: Son tantas las plegarias que me hacen para que aquiete tu fuerza que he decidido privarte de todos tus poderes menos de uno. Elige, pues, aquel que quieras conservar. El diablo se puso triste, podía escoger sólo un poder para hacer todo el mal posible. Después de pensar, Satanás hizo una mueca y dijo satisfecho: Me quedo con el poder de desalentar a los hombres. Con eso me basta”.
La segunda versión de la leyenda:
“Cierta vez se corrió la voz que el diablo se retiraba de los negocios y vendía sus herramientas al mejor postor. En la noche de la venta, estaban todas las herramientas dispuestas de forma que llamaran la atención, y por cierto eran un lote siniestro: odio, celos, envidia, malicia, engaño... además de todos los implementos del mal. Pero un tanto apartado del resto, había un instrumento de forma inofensiva, muy gastado, como si hubiese sido usado muchísimas veces y cuyo precio, sin embargo, era el más alto de todos. Alguien le preguntó al diablo cual era el nombre de la herramienta. "Desaliento" fue la respuesta. "¿Por qué su precio es tan alto?" le preguntaron. “Porque ese instrumento -respondió el diablo- me es más útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando todos los demás me fallan, y una vez adentro, por medio del desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoja. Está muy gastado porque lo uso casi con todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo abusar de él… El precio de desaliento era tan, pero tan alto que aún sigue siendo propiedad del diablo”…
Amigas y Amigos: Piensan ustedes que ¿Puede existir un arma más peligrosa que el desaliento? El desaliento acaba con todos los buenos propósitos, con el amor, la fe, el hogar, el trabajo y muchas tantas cosas más… El desaliento es uno de los múltiples estados de ánimo negativos contra el cuál hay que fortalecerse. Nos desalentamos con nuestra pareja, nuestros hijos, nuestra familia, la situación económica, nuestro trabajo, con los integrantes de los grupos Espirituales o Sociales a los cuales pertenecemos, con el engaño, con la mentira, con el desamor de aquellos a quienes amamos, y así sin parar.
Recordemos que el problema no está en las dificultades, las cuales para el ser vital son retos, sino en el pesimismo y la desmoralización que nacen del desaliento. Se puede presagiar el fracaso cuando alguien se deja abatir por el desaliento, permite en su vida el desánimo y deja de luchar.
De allí que, durante este año, cuida de tu fe, aviva el amor y trabaja en el mundo de la posibilidad, para perseverar siempre y no decaer jamás. Trabaja con ganas y vencerás el demonio del desaliento.