Reflexiones en un sábado algo nublado
Las Organizaciones son comunidades cuyos miembros, con necesidades así como habilidades y talentos, se movilizan para lograr sus propios objetivos y metas comunitarias. En la era de la inteligencia creo que tenemos que trabajar duramente para encontrar caminos que nos lleven a abandonar una larga historia de dirección de mano de obra, para lograr una activa complementariedad dinámica de todos los miembros y recursos de forma tal de lograr crecimiento, desarrollo y sustentabilidad del conjunto comunitario y de cada uno de los actores (ganar – ganar)
La última debacle económica que acabamos de vivir en el mundo, quizá nos ha abierto la puerta para ingresar a una nueva alternativa. A un nuevo sentido de la empresa, que supere el exclusivo y necesario fin de lucro. Necesitamos asociarnos con una causa más trascendente para dar sentido a nuestras vidas (y a las organizaciones) y si eso se puede hacer con la ayuda de otras personas, mucho mejor.
Todos sabemos y decimos que el propósito de los negocios es algo más que lograr utilidades. Ahora hace falta que lo sustentable lo extendamos a nivel humano, además de lo ambiental (cosa también muy declamada). Muchos ejecutivos, víctimas del estrés causado por el impulso de trabajar más y más horas han visto cómo se deterioran sus relaciones personales y familiares en una inestable búsqueda de equilibrar el trabajo con su vida. Sin embargo en las empresas solemos incluir y alentar a muchas personas para que “renuncien a todo lo demás” por lograr el éxito en su desempeño.
En las empresas, para producir futuro -se supone basadas en los activos humanos- deberíamos buscar y hallar formas de proteger a la gente que les da sustento. A las organizaciones empresariales creo que debiéramos tenerlas en cuenta como comunidades, cuyos miembros tienen necesidades así como habilidades y talentos. La imagen que tiene hoy la opinión pública de la cultura empresarial mejoraría mucho si se logra alzar nuestra mirada por encima de lo puramente pragmático.