La descomunicación, pan de cada día
Se ha puesto a pensar ¿Cuántas oportunidades perdemos por no saber relacionarnos? ¿No es acaso frecuente escuchar que este mundo está hecho para las personas que saben relacionarse?. Hay quienes tienen ese don de caerle bien a todos y hay quienes a pesar de ser buenas personas, con gran inteligencia, proyectan una imagen distorsionada por no saber comunicarse adecuadamente. Bien lo expresa Xavier Guix en su libro “Ni me explico ni me entiendes”cuando se refiere al equilibrio que debe existir entre comunicarse y relacionarse. “La comunicación es una cuestión de habilidad y oficio, mientras que saber relacionarse es saber ser uno mismo y serlo con los demás”
La comunicación tiene como fin construir relaciones estables para desenvolvernos en un entorno. Es indudable que en las relaciones entran en juego los sentimientos, que a veces nos unen o nos separan. La comunicación no es fácil o difícil, somos nosotros los que complicamos las cosas. Guix señala que existe el principio de la intencionalidad; se refiere a que toda acción lleva siempre una intención y cuando observamos las acciones de otras personas, por lo general le atribuimos las intenciones que yo tengo asociadas. Es por ello común que entremos en conflicto, cuando juzgamos un hecho, a primera vista, desde nuestra perspectiva, desde nuestras intenciones, que no son necesariamente exactas.
Debemos entender que las personas no somos las mismas de ayer, ni las de hace una hora. Estamos sujetos a cambios de estados emocionales, producto de las situaciones que afrontamos. Por ello no debería extrañarnos cuando el jefe hoy está de mal humor y ayer era un “cascabel” o cuando el esposo o la esposa no tiene la misma expresión y el tono de voz de ayer. Es importante determinar Cómo está la persona hoy y aquí? ¿ Qué siente hoy y aquí? y ¿Cómo es nuestra relación hoy y aquí? entender el presente es fundamental, porque podemos estar en momentos diferentes, con estados internos diferentes e intenciones diferentes.
¿le suena familiar? “Pepe el gerente dice: “Ya no se como decirle las cosas al jefe de operaciones… le he hablado de mil maneras y no me entiende, tiene 10 años en el puesto y se supone que…” ” En la familia, mi hijo tiene 13 años y ya no es el mismo, ya no quiere salir con nosotros, prefiere estar “pegado” a la computadora ¡le he dicho miles de veces que no deje las cosas tiradas en el piso… no sé lo que le pasa!”. En una pareja de esposos, la esposa dice; “tenemos 15 años de casado y cada vez hablamos menos, él tiene la cabeza en otra parte, no le interesa lo que me pasa…”
Definitivamente, la comunicación es mucho más que un emisor y un receptor ¿verdad? Una de las paradojas, en estos tiempos, es precisamente que a pesar de existir más medios de comunicación, cada vez nos comunicamos menos. En curioso observar cuanto nos cuesta vivir sin un celular por ejemplo. No les ha ocurrido que salen de la casa y detectan que no traen consigo su celular ¿Qué hacemos entonces? regresamos a recogerlo…es como si nos faltara una oreja como si el mundo perdiera color.
En el trabajo, los jefes suelen quejarse de los colaboradores porque no hacen lo que se les pide y los colaboradores por su parte, señalan que muy pocas veces reciben feedback sobre su desempeño. Por lo general, cuando un trabajador es llamado a la oficina del jefe y escucha decir algo así como: “Venga a la oficina que necesito hablar con usted” esto le produce una sensación de miedo, un sentimiento ajeno de culpa, internamente se preguntan ¿Y ahora que cosa hice? Esto puede ocurrir porque existe mucha reactividad en las organizaciones y la comunicación está asociada a llamados de atención y sanciones. También ocurre que se programan reuniones de comité para ver “rodar la cabeza” de alguien para aliviar las culpas de algunos jefes. ¿Es acaso la forma como debemos construir la confianza?
La comunicación está llena de generalidades e imprecisiones. Por ejemplo, se pueden imaginar a un jefe diciendo a su trabajador: “atendiste mal al cliente” o “eres un irresponsable”Por la cabeza del trabajador pasarán miles de pensamientos, pero probablemente ninguno descifre la intención que tuvo el jefe. Si todas las personas somos un mundo aparte, no debería llamarnos la atención que le cueste tanto a una persona entender lo que tratamos de decir. Tendríamos que estar sincronizados emocionalmente, con nuestros indicadores vitales al mismo nivel para descifrar a la primera, los códigos del mensaje. Por lo tanto se requiere tener paciencia… si mucha paciencia para entendernos mejor.
El tema de la comunicación es muy amplio, por ello esta vez voy a referirme brevemente a la descomunicación y uno de los puntos que plantea Xavier Guix. Destaca algunas interferencias comunes que pueden generar conflictos entre las personas. En este caso voy a citar a las presuposiciones:
Las presuposiciones, es uno de los aspectos que caracterizan al ser humano y uno de los males asociados a la comunicación. Trataré de graficarlo con un ejemplo que menciona Guix, cuando hace referencia a la situación que se da en una pareja que acostumbra almorzar juntos. ¿Qué pasa si un día una de ellas no llama? La otra persona piensa: “Si no me ha llamado es porque no vendrá a almorzar”ella lo piensa así porque es lo que haría en esa situación. Sin embargo la persona, que no ha podido llamar antes, se le ocurre llamar y se produce una respuesta como esta: “oh, es que como no me llamaste supuse que tenías trabajo y ya almorcé por ahí”. El otro se enoja y dice “Me podías haber llamado”, respuesta: es como la última vez que tenías mucho trabajo decidiste no venir a almorzar, supuse que no tendrías tiempo para mi y harías lo mismo… Ya se imaginan la continuación de esta “película”. En el trabajo ocurren cosas similares, por ejemplo cuando se encarga una tarea a un departamento y no la hacen porque pensaban que lo haría la otra área.
¿Qué es lo que sucede? es casi una costumbre dar por supuesto todo, creemos que hay cosas que están sobreentendidas. Asumimos que la gente debe ser responsable, que deberían ver las cosas como las vemos. es mejor aclarar y saber lo que quiere, como lo quiere y quien lo va a hacer y es mejor que se asegure que le ha entendido.
Mas adelante seguiré compartiendo con ustedes otras interferencias comunes en la comunicación. Lo que quiero dejarles como reflexión es que podemos comunicarnos mejor aun y estoy seguro que resolveríamos gran parte de nuestros problemas de relaciones interpersonales. En nuestros distintos roles procuremos revisar que podemos cambiar. Para querer a alguien hay que conocerlo primero y sin una buena interrelación será más complicado lograrlo. No dejen pasar la oportunidad de conocer mejor a sus hijos, a sus compañeros, a sus jefes, estoy seguro que se sorprenderán gratamente.