La creación del futuro deseado
La materia prima más valiosa de un país es la materia gris de sus habitantes, y la misma se vuelve valiosa sólo a través de su educación”. Marcos Moshinsky.
Llamada también “visualización”, “anticipación” o “prospectiva”, cuando nos referimos a la “creación de un futuro deseado”, estamos significando una actitud que no parte del presente para predecir, pronosticar o armar un escenario futuro, sino de la configuración de un futuro deseable para, desde allí, reflexionar sobre el presente, “re-significar” lo que en él sucede y, orientar nuestro desenvolvimiento.
Profecía de auto cumplimiento
Esta actitud supone un trabajo sistemático sobre un escenario futuro deseado. Lo importante es que la atención no se centra en “tratar de diseñar qué es lo que va a suceder”, sino intentar tener lo más claro posible qué es lo que queremos que suceda. Esta intención se basa en imágenes. Es nuestra imaginación que se aloja en el tiempo que todavía no es. Es una construcción imaginativa que atrae, motiva e invita a ser alcanzada.
Una vez que este futuro deseado es bosquejado, se trata de explicitarlo, hacerlo creíble, imaginar el comportamiento de las distintas variables que intervienen en dicho escenario.
No nos referimos a adivinar algo que será verdadero o falso. Lo que nos interesa es que el futuro deseado sea una visión lo suficientemente funcional y motivadora como para poder atraernos y guiar.
Se ponen en juego de un modo integral los componentes más trascendentes del proceso creativo, ya que necesitamos imaginación para escenificar, descubrimiento para poner luz sobre las distintas relaciones e interacciones sobre las cuales se desarrollará, creatividad para producir alternativas e ideas de cómo alcanzarlo e innovación para hacer que dichas ideas y alternativas se conviertan en acciones transformadoras concretas en nuestras vidas.
No es fácil desarrollar ese tipo de actitud en la sociedad, sobre todo en aquellas que como la nuestra, están enfocadas a un pasado que perciben mucho mejor.
Es difícil que no se desemboque en el tradicional “veamos que va a pasar y tratemos de adaptarnos”.
También es difícil que se entienda la idea de “futuro deseado”. “En plan de desear –piensan muchos–, puedo delirar imaginando utopías irrealizables y con sólo desearlas no quiere decir que se cumplan”. Así piensan quienes no han entendido la diferencia que hay entre un “presente que nos empuja” y un “proyecto que nos seduce”.
Las conversaciones deberían dejar de girar sólo en lo que nos diferencia o en nuestras limitaciones, y pasar así a un trabajo sistemático de “imaginar un futuro a construir, para establecer los límites nosotros”.
Si se hace de modo creativo, inteligente y participativo, los futuros deseados a alcanzar no serán “utopías irrealizables”. Serán sí, proyectos desafiantes cuyos resultados hoy no se ven perfectamente claros, pero sí se comienzan a delinear, a descubrir (“des-cubrir”), a entrever (“entrever”: nótese la diferencia con “prever”) en un conjunto de variables reales e imaginadas.
Por eso, la actitud de crear el futuro deseado es netamente estratégica, en tanto no requiere la precisión y exactitud de un pronóstico, ni la especulación de las decisiones tácticas que necesitan asumir probabilidades de ocurrencia.
Se desarrolla en un eje de tiempo en el que lo primero es bosquejar una imagen a alcanzar, y a partir de allí se trabaja sobre el presente, generando alternativas para luego ir llevándolas a la práctica.
La intención es una adhesión imaginativa a un fin, seguida de una tensión consciente de realizarlo. La palabra “intención” es similar a “propósito” o “designio”: todas hablan de la determinación de una voluntad en orden de un fin. Crear: muchísimo más que confeccionar o armar, implica imaginar, construir, descubrir y “hacer que se cree”. Es el sentido amplio del proceso que va desde imaginar un futuro hasta hacer lo posible como para que se realice. Futuro: no sólo refiere a un escenario, sino a una dimensión anticipatoria donde “elegimos” una configuración deseada.
Deseado: cualitativamente diferente a la noción de probabilidad, hacemos que el futuro deseado se transforme en posible y real, pero su característica principal –para nosotros– es que nuestra intención está allí puesta.
Visualización creativa
Para ejercitar y ver resultados al poner en práctica la visualización creativa se recomienda:
– Pensar claramente en lo que queremos lograr
- Definir metas (“si en este momento no tiene escritas metas medibles, y una estrategia para alcanzarlas, las probabilidades de éxito son mínimas, su futuro es imprevisible, y su capacidad para causar un impacto con sus capacidades y talentos únicos, está dramáticamente disminuida”).
– Formar conjuntamente una imagen mental de lo que queremos lograr y visualizarlo en la mente.
– Invertir cierto tiempo diariamente en ‘soñar despierto’.
– Cuando soñemos despiertos, relajarse, respirar profundamente y disfrutar el momento.
–Usar la creatividad para crear una imagen mental lo más detallada posible.
–Al visualizar lo que queremos lograr usar todos los sentidos en la imagen mental.
– Añadir a la visualización los sentimientos que cree que le provocarán el alcanzar lo que se quiere.
– Perseverar. No desista en visualizar hasta que comience a actuar hacia lo que quiere lograr.
– Permanecer con una actitud positiva, sentimientos positivos, emociones positivas y por supuesto palabras positivas.
– Mantener la mente abierta y alerta para que pueda ver, descubrir y aprovechar las oportunidades que se presenten.
Siga adelante hasta que logre los resultados que espera.
Y recuerde que sueños sin acción, es frustración!!