Tu enfoque es tu realidad

En su nuevo libro “Focus”, Daniel Goleman (autor de “Inteligencia Emocional” en 1995), afirma que “la práctica de la atención y de focalizar es como un músculo” que si no se utiliza se debilita y si lo ejercitamos se desarrolla y fortalece.

El libro en sí mismo me pareció espectacular y en particular el capítulo “Atención máxima y mínima”. Goleman dice: “La ciencia cognitiva describe como ‘ascendente’ el funcionamiento de la maquinaria neural de la parte inferior del cerebro. Del mismo modo define como ‘descendente’ a la actividad mental que se localiza principalmente en el neocórtex, capaz de monitorear a la maquinaria subcortical e imponerle sus objetivos”. Lo anterior, dicho de otra manera, significa que poseemos dos mentes que funcionan al mismo tiempo:

La mente ascendente que es:
- Más rápida, medida en milisegundos, la unidad de tiempo en que opera el cerebro.
- Involuntaria y automática.
- Intuitiva, funciona a través de redes de asociación.
- Impulsiva, guiada por emociones.
- Ejecutora de nuestras rutinas habituales y guía de nuestras acciones.
- Rectora de nuestros modelos mentales del mundo.

Por el contrario, la mente descendente es:
- Más lenta.
- Laboriosa.
- El sitio del autocontrol, que a veces puede apoderarse de las rutinas automáticas y modificar impulsos guiados por la emoción.
- Capaz de aprender nuevos modelos, hacer nuevos planes y hacerse cargo – hasta cierto punto – de nuestro repertorio automático.

La atención voluntaria, la disciplina y la decisión selectiva son descendentes. Cuando contemplamos la belleza de un atardecer o nos concentramos en lo que leemos o en una conversación profunda con otra persona, está en acción la mente descendente.

La mente ascendente realiza múltiples tareas en simultáneo, rastreando una profusión de estímulos que incluyen las características del medio que nos rodea y que aún no hemos enfocado.

Así, para un “manguera suelta” (ver libro No + Pálidas, pág. 128) asumido como soy yo, con violentos toques de “manguera loca”, esto no resulta nada nuevo, ya lo sabía.

Apenas comencé el libro Focus mi mente intuitiva, que funciona a través de redes de asociación, conectó a los líderes con algo que dice Daniel Goleman: “tu enfoque es tu realidad”.

Para lograr las metas se necesitan tres tipos de atención.
- La atención interior que está en sintonía con la intuición, los valores que nos guían y las mejores decisiones.
- La atención en los demás, que mejora nuestras relaciones con las personas que forman parte de nuestra vida.
- La atención exterior, que nos permite navegar por el mundo.

Un líder desconectado de su mundo interior no maneja el timón de su vida.

El que es ciego al mundo de los demás, está perdido.

El que es indiferente a los sistemas más amplios en los que opera, es vulnerable.

De acuerdo con Goleman, “no sólo los líderes se benefician con el equilibrio de esta atención triple. Todos nosotros vivimos en medios desafiantes, colmados de tensiones, de competencia por el logro de los objetivos y las atracciones de la vida moderna”. Cada una de las tres modalidades de atención puede ayudarnos a encontrar un equilibrio que nos permita ser felices y productivos.

Agrega Goleman que ”en buena medida (tal vez en su totalidad) aquello que la mente descendente cree haber elegido para concentrarse, reflexionar y actuar es, en realidad, un plan impuesto de abajo hacia arriba”. Como señala con ironía el psicólogo Daniel Kahneman, citado por Goleman, “la mente descendente sería un personaje secundario que se cree protagonista”.