La gestión del riesgo empresarial: cómo convertir la incertidumbre en valor

Cualquier empresa, independiente de su tamaño es, por definición, una unidad tomadora de riesgo.

Invertir capital, propio o de terceros, desarrollar una actividad específica y obtener una ganancia a cambio es la misión principal de cualquier emprendedor.

Pero por supuesto, esta actividad se desarrolla en un contexto económico, social y político cambiante e inestable. Por tal motivo, puede pensarse que la asunción de riesgo se encuentra implícita en la actividad empresarial y, precisamente esto, justifica su ganancia.

Existen distintas acepciones sobre el concepto de riesgo y por lo general, la disciplina, entiende al mismo como cualquier valor de una variable (ventas, precio, costos, etc.) distinto al estimado.

Se considera que para cada empresa existe un conjunto de variables clave que se denominan factores de riesgo. Los mismos pueden clasificarse en Financieros, Operacionales, Estratégicos, de Producto-Mercado, Geopolíticos o de Mangement. Incluyen desde los efectos del tipo de cambio y la inflación, la llegada de nuevos competidores, hasta los cambios regulatorios o la pérdida de personal clave.

Los factores de riesgo son variables aleatorias de las cuales desconocemos su valor futuro pero, y de esto estamos totalmente seguros, tendrán un impacto decisivo en el desempeño de la empresa o emprendimiento.

La administración de empresas ha incorporado recientemente esta nueva disciplina conocida como Gestión Integral del Riesgo Empresarial o, por su nombre en inglés, Enterprise Risk Management. Su influencia es creciente y, en la actualidad, la mayoría de las principales escuelas de negocios mundiales cuentan con cursos en esta materia.

El desarrollo y aplicación de la gestión del riesgo han estado enfocados históricamente a las instituciones financieras.

Tanto bancos como compañías de seguros y empresas financieras en general han desarrollado una amplia trayectoria en esta materia.

En los últimos años, las empresas comerciales identificaron que necesitaban nuevas herramientas para lidiar con contextos económicos, financieros y políticos cada vez más inciertos. Donde, además, el ritmo de innovación tecnológica se ha acelerado enormemente y la competencia es creciente.

Herramientas como el Mapa de Riesgo permite presentar de una manera clara y precisa los principales riesgos junto con su probabilidad de ocurrencia. De esta manera, es posible identificar los eventos altamente peligrosos en términos monetarios y con alta posibilidad de materializarse y comenzar a trabajar en ellos.

Por otra parte, la aplicación de modelos de simulación estadística permite incorporar la incertidumbre en los flujos de fondos proyectados, logrando una correcta estimación del riesgo asociado a una determinada estrategia empresarial.

Otras herramientas como, por ejemplo, los stress test permiten preparar planes de contingencia que fortalezcan la capacidad de respuesta de las empresas ante distintos escenarios.

Beneficios de una gestión de riesgo eficaz
La gestión del riesgo empresarial, aplicada de manera sistemática y consistente a lo largo del tiempo, se traduce en un conjunto de beneficios que pueden ser de vital utilidad, llegando incluso, a ser la diferencia entre la supervivencia y el fracaso de la empresa:

1) Incrementar la estabilidad en el balance, lo que a su vez redunda en una mayor capacidad de enfrentar planes de expansión de largo plazo. Asimismo, reduce las chances de obtener flujos de caja negativos o insuficientes.

Esta situación, también conocida como financial distress, puede generar altos costos para obtener fondos de emergencia o incluso la convocatoria de acreedores.

Es importante señalar que, con frecuencia, aún en etapas de ventas crecientes, las empresas atraviesan dificultades de este tipo por una incorrecta administración temporal de los ingresos y egresos de fondos.

2) Aumentar la competitividad, al permitir mantener los precios y los márgenes de ganancia ante variaciones en el precio de los insumos.

Por ejemplo, el incremento del precio de los combustibles impacta directamente en las tarifas de las compañías aéreas que no cuentan con estrategias de cobertura eficientes. Independizar los planes, por ejemplo, de marketing o de investigación y desarrollo (I+D) respecto de flujos de caja de corto plazo otorga una ventaja competitiva de singular importancia.

3) Capturar las ventajas de la internacionalización económica, participando de ella activamente pero a su vez con una menor exposición a la volatilidad de los mercados.

La creciente inestabilidad cambiaria atenta contra la rentabilidad de las operaciones de comercio internacional. Sin embargo, en un mundo cada vez más integrado, las empresas deber persistir en su inserción internacional.

4) Incrementar la valuación en el mercado al presentar un perfil de riesgo acotado. En este sentido existe abundante evidencia académica sobre el impacto positivo que tiene la cobertura de riesgo sobre la valuación de las empresas. Una empresa que presente ante un potencial comprador un proceso robusto y bien implementado de gestión del riesgo, donde los mismos estén correctamente identificados, cuantificados y mitigados tendrá mayores posibilidades de defender su valor de mercado.

5) Mejora su calificación crediticia, lo que conlleva a disminuir el costo e incrementar el monto potencial del financiamiento.

En el caso de un emprendedor, aumenta la posibilidad de atraer Capitales de Riesgo o Inversores Ángeles. Si se trata de una Pyme, produce una mayor capacidad de obtener financiamiento bancario.

En esta misma línea, las principales calificadoras de riesgo internacionales como Standard & Poor's, Moody's o Fitch incluyen entre los determinantes de la calificación otorgada a las empresas al proceso de Enterprise Risk Management (ERM).

Un enfoque superador
Una de las potencialidades de esta incipiente disciplina es integrar el planeamiento y la dirección estratégica de la empresa con la gestión del riesgo. Esto consiste en realizar un análisis holístico de los riesgos en forma conjunta con el diseño de la estrategia.

De esta manera, se persigue el objetivo de evitar exposiciones indeseadas que han sido consecuencia de una estrategia empresarial decidida previamente.

Es definitivamente más eficiente analizar los riesgos en la etapa inicial de un proyecto donde la estrategia se está definiendo que desarrollar acciones de cobertura una vez que la misma ha sido implementada.

Es errado suponer que la gestión del riesgo pretende eliminar los sucesos negativos que pueden afectar a la empresa o emprendimiento.

El objetivo primario es identificar y cuantificar los mismos para, posteriormente, decidir si es deseable absorber esos riesgos o los mismos deben ser transferidos.
Como se mencionó, el riesgo justifica la ganancia, sin uno no existe el otro. Lo realmente importante es que cada emprendedor incorpore los riesgos sobre los cuales tiene una ventaja competitiva y capacidad suficiente para administrarlo. Esto se conoce como riesgos naturales.

En el pasado, la gestión de riesgo se enfocaba en identificar los potenciales eventos negativos y trabajar sobre ellos.

Básicamente, el enfoque era netamente defensivo; prepararse para lo peor parecía ser la consigna.
Sin embargo, en los últimos años esta visión se ha modificado hacia un enfoque más proactivo y ambicioso.

En la actualidad, el objetivo principal de la gestión de riesgo es crear valor para la empresa. Es decir, desarrollar una serie de prácticas que otorguen a la misma una ventaja competitiva superior a la de sus competidores.

No se trata exclusivamente de evitar sucesos indeseados sino de proponer estrategias empresariales que mejoren el rendimiento y la productividad. Anticiparse a los eventos y asegurarse de asumir únicamente los riesgos que puedan ser manejados eficientemente es la consigna en la actualidad.

Autor: Damián Falcone - Profesor de Estructura Económica de la UP y sub-gerente de Riesgos de Mercado de Citibank