¿Cómo estructurar una PyME en tiempos de crisis?

Emprender y formar una empresa es concretar una idea a partir de una ilusión que sólo el emprendedor la ve y luego se esforzará para que otros se entusiasmen para ponerla en práctica. Pero también sabe que apenas la concrete, ya estará pensando en cómo mejorar la original. Es ese el momento en que se da cuenta que pasará toda la vida procurando mejorarla. ¡¿Puede haber una crisis más compleja que esta?!

Este es el comienzo de una nota que hizo la periodista Valeria Eías para Santa Fe Emprende en Red, de la Secretaría de Estado de ciencia, tecnología e innovación de la provincia de Santa Fe. Me pareció bueno compartirlo con ustedes y la transcribo tal cual.

¿Cómo se debe ir estructurando una empresa en estos tiempos de crisis?
Desde mi perspectiva: las empresas no son… sino que están siendo. Con esta frase resumo la idea de que un emprendedor jamás descansará una vez que decidió ir por el objetivo! Un empresario nunca más podrá decir: ¡ya llegué, ya está, ahora descanso!

Por otro lado las nuevas realidades no hacen más que confirmarnos que el cambio es lo único permanente. Es sabido que la crisis puede presentarse de mil variadas formas, no importando la profundidad de ella. Cuando el emprendedor toma conciencia de esto, comprende que la seguridad no está en el exterior de la persona, o sea en el contexto que le rodea. No la debe buscar demasiado lejos, porque está dentro de ella. Es una búsqueda permanente que requiere una constante toma de decisiones. Es aquí cuando el emprendedor se encuentra con su siguiente aprendizaje: las decisiones que tome jamás le darán un ciento por ciento de seguridad porque el verdadero desafío consiste en hacerse cargo del RIESGO. Tomar una decisión es como trazar una línea sobre una hoja de papel para dividirla en dos partes. Haciendo una analogía con el trazo en una hoja de papel en blanco, con el riesgo pasa lo mismo. Según decidas dónde trazar la línea podrás dejar de uno de los lados de la página, como en la vida misma, una menor porción de riesgo. Este siempre estará allí asechando aunque lo hayas reducido a su mínima expresión. Es que el juego de la vida consiste en crear permanentemente condiciones de posible previsibilidad, poder visualizar el camino algo más allá de las propias narices. El verdadero emprendedor siente en esta situación un desafío y enfrenta la crisis a pesar de todo. El peligro grave se presenta cuando la urgencia tapa la visión del emprendedor y le desfigura la perspectiva. Esa es la precisa ocasión en la que el riesgo, agazapado, se cuela por las zonas de poca visión. El emprendedor tiene que aprovechar, por sobre todo, su visión. Si se distrae con otras cosas, y es sobrepasado por la operación, pierde efectividad y aumenta el riesgo para todos los que están en el mismo bote. Decía mi abuela: ‘No se puede estar en la misa y en la procesión”. Hay que tomar la decisión de dónde situarse para dirigir la empresa.



¿Cuáles pueden ser algunas de las estrategias para que una empresa o emprendimiento tengan éxito en estas épocas de crisis?
Procurando ir al cetro de la pregunta, te diré que una de las estrategias básicas para minimizar el riesgo empresarial (¡hay tantas!) consiste en dejar de “adivinar sobre la marcha” qué es lo que se hará, para poner el foco en definir: “qué es lo que se está haciendo para que ocurra aquello que se sueña e ir planificadamente por ello”. En palabras simples significa poner en práctica un mínimo y simple plan estratégico que permita a los empresarios lograr una visión compartida a través de las siguientes acciones secuenciales:

1. Definir en qué negocio se encuentran (Por ejemplo, no es lo mismo fabricar canillas, que estar en el negocio de la administración de fluidos. Las perspectivas son diferentes)
2. Determinar quiénes son, como empresa, para estar jugando ese juego con éxito (Fortalezas, debilidades y carencias)
3. Poner el foco respecto de dónde se encuentran y quiénes son sus clientes ( También tener una idea clara sobre qué dijo al respecto el amigo Wilfredo Paretto sobre aquello del 80/20)
4. Analizar y definir cuáles son las condiciones que impone lo que les rodea (Posibles competidores, condiciones de mercado y económicas. Recordá que hay tres condiciones sobre las cuales deberán tomar decisiones y manejar los riesgos: Manejo de los Precios, Manejo de los márgenes dados por los costos y la rentabilidad. Manejo de la rotación comercial que significa vender más con los mismos costos)
5. A partir de este análisis estratégico, definir cuáles pueden ser los Objetivos que pueden alcanzar en función de los resultados que hayan podido observar (Hay que distinguir los deseos, de lo que son realmente objetivos)
6. Definidos cuales son los Objetivos, lograr armar los Planes de Acción para cada uno de ellos (Los que responden a qué es lo que harán, quién lo hará, cuándo lo harán, cómo lo harán y con qué recursos lo lograrán hacer)

De allí saldrán los PRE- supuestos. Aquellos “supuestos” que anticipadamente expresan lo que habrá de hacer el sector Comercial para conseguir los objetivos de ventas. De allí surgirán los tres presupuestos elementales (ventas, finanzas, producción) que delinearán el futuro que estan creando.
Hay que recordar que el gran desafío del empresario, y de los gerentes que lo acompañan, es: cómo transformar las condiciones generales de imprevisibilidad que imponen los mercados, en situaciones de seguridad. Para ello deberán buscar las mejores condiciones de previsibilidad. En otras palabras los emprendedores están, aunque parezca increíble, en el negocio de la previsibilidad que se logra cumpliendo los siete pasos secuenciales explicitados anteriormente. Volviendo a qué estrategias son válidas para los momentos de crisis, creo que el planteo que deben hacerse los empresarios es: ¿Qué deben hacer para desarrollar condiciones de previsibilidad en ambientes de crisis?”

Tu nuevo libro “Soy gerente… ¿y ahora qué?” plantea la necesidad de nuevas formas o estrategias para organizarse y gerenciar un negocio ¿cuál sería las más importante a tener en cuenta?
Hay una muy breve: “Privilegiar desde el inicio la estrategia por sobre la acción impulsiva”. En los países latinos se suele confiar mucho en las habilidades y destrezas personales. Con ellas, seguros de sí mismos, se lanzan directamente al campo de batalla. Cuando esto ocurre, quienes así obran, se encuentran en el medio de la acción con una serie de dificultades que si las hubieran tenido en cuenta durante la planificación estratégica las hubieran podido prever y resolver por anticipado dejando allanado el camino. El costo “en el papel” (Estrategia) siempre es mucho menor que el de las heridas recibidas en el campo de batalla.

Otras estrategias, las encontrarán leyendo “Soy gerente… y ahora qué?” así que no quiero darles más pistas y negarles el placer de que se diviertan leyéndolo.