Borrón y Cuenta Nueva
Hace 65 millones de años (yo no había nacido, a mí me lo contaron) la tierra estaba poblada por unos enormes seres llamados dinosaurios. Se dice que una inmensa nube de meteoritos cayó sobre el planeta y acabó con todo bicho viviente. Después de la tempestad vino la calma y, con el tiempo, la vida renació de las cenizas.
Por suerte, la intensidad de la crisis que estamos padeciendo no es comparable con aquella lluvia de esteroides, pero lo que sí es cierto es que también en esta catarsis que atravesamos van a “palmar” muchos seres jurídicos (empresas) y otros tendrán que volver a renacer de las cenizas. El comentario de hoy versa sobre… ¿será todo igual que antes?
Las crisis ponen a prueba la fortaleza financiera y de gestión de las compañías. Estamos viendo como en España muchas de ellas se han tambaleado y han mostrado sus penurias, mientras otras han quedado seriamente dañadas. Transmitiré mi impresión sobre si es posible volver a reconstruir lo arruinado con los mismos paradigmas que funcionaron hasta ahora.
1) Paradigma financiero.- La causa de la quiebra de muchas compañías estuvo causada en el abultado endeudamiento a que se sometieron. ¿Imprudencia del gestor? ¿Presión de las entidades financieras ofertando productos “envenenados”? De todo un poco, pero eso ahora es igual. Lo único que podemos hacer es tomar nota del problema e intentar evitar un nuevo tropezón en la misma piedra. Este tema lo toqué con más profusión en el artículo titulado ¿Quedan empresarios como los de antes? al que os remito.
2) Paradigma de gestión.- En el renacer de las empresas aparece siempre una preocupación capital: ¿cómo competir? Si alguno está pensando en usar los mismos métodos que antaño (¿costes? ¿innovación?…) deberá pararse un segundo a pensar si van a tener vigencia o habrá que reconsiderar la situación. Las ventajas en costes tienen un recorrido limitado, justo hasta que otro competidor con mejores economías de escala es capaz a ofertar un producto similar a un precio inferior. En ese punto ya no podemos más que retirarnos del mercado, porque seguir con la guerra y querer bajar otro peldaño supone entablar una lucha fratricida (el competidor siempre nos ganará). Las ventajas en innovación están solamente al alcance de unas pocas empresas (innovación tecnológica, estoy hablando; ver el post de ayer) y suelen copiadas en poco tiempo, se esté en la parte que se esté. Son las desventajas de la globalización y el acceso universal al mundo de la información.
Mantengo desde hace tiempo una misma teoría que no voy a cambiar en tanto no encuentre argumentos sólidos para hacerlo: las ventajas competitivas del futuro vendrán de la mano de los RR.HH., de una buena selección de profesionales cualificados y de la explotación y gestión de todo su talento. Todas estas vacantes que se suprimieron en la crisis deberán ser reemplazas una vez que repunte el consumo y las empresas tengan que volver a aumentar su producción. El reemplazo será por personal muy técnico y cualificado (¿quién no va a ir en busca de lo mejor de lo mejor?), que aportará aire fresco y oportunidades reales de hacer las cosas de modo diferente.
3) Paradigma de planificación.- la manera de planificar en las empresas también deberá sufrir alguna modificación. Veamos: la teoría al respecto está muy consolidada académicamente y viene aplicándose con éxito en las empresas desde hace más de medio siglo. Solamente hay una pega, la simulación de escenarios se basaba en una cierta estabilidad del entorno que permitiera parametrizar con poco riesgo las variables necesarias. Posteriormente se elegía el entorno que se estimaba con más probabilidades y se desarrollaban los planes a largo, medio y corto plazo. El problema viene ahora por la rapidez con la que se suceden los acontecimientos, por la constante y vertiginosa aparición de turbulencias y por las impredecibles consecuencias de cualquier acontecimiento lejano en un mundo globalizado que funciona como unas fichas de dominó empujando unas a otras. Ya no importa tanto acertar en la planificación; ahora lo más importante es contemplar tres o cuatro escenarios y tener la capacidad de moverse rápidamente de uno a otro si las circunstancias lo requieren. Las empresas exitosas en el futuro no serán las más grandes: serán las más ágiles en la adaptación. Este es el tercer paradigma que deberá cambiar.
Concluyo. Después de esta lluvia de meteoritos se deberá hacer borrón y cuenta nueva. Las empresas deberán reconsiderar su manera de financiarse para no caer en la tela de araña de la banca y ser devorados por la despiadada araña. ¡¡ Ojo con los niveles de endeudamiento externo !! En segundo lugar, se debe revisar la fuente de ventajas competitivas: quizá ya no valgan las mismas que se usaban antes. Finalmente, debe revisarle la manera de planificar y dotar a las estructuras de la suficiente agilidad para mudar conforme lo requieran las circunstancias. Ganarán la partida las empresas ágiles y no necesariamente las más grandes. Se requiere una nueva manera de “hacer empresa”. Borrón y cuenta nueva.