La leyenda del Colibrí y el incendio: El valor de las pequeñas acciones.
No recuerdo bien la circunstancia concreta en la que escuché este cuento por primera vez, lo que sí recuerdo perfectamente es la intensa emoción que causó en mí una fábula tan sencilla, quisiera dedicarlo a todas las personas que día a día, ponemos nuestro granito de arena para hacer de este mundo algo más bello
Cuenta la leyenda que un día, en un gran bosque, a causa de razones desconocidas, comenzó a desatarse un enorme incendio. Las llamas eran cada vez más grandes y se llevaban todo por delante.
En medio de ese caos, un pequeño colibrí voló al río, mojó en él sus alas, y regresó al incendio agitándolas con la intención de apagar el fuego. Repitió el proceso incansablemente, yendo y viniendo una y otra vez. El fuego no parecía reducirse ni un poco.
Los otros animales, que estaban viendo lo que sucedía, le dijeron al colibrí
- -Oye, ¿por qué estás haciendo eso? ¿Cómo crees que con esas gotitas de agua puedes apagar un incendio de tales dimensiones? ¡Jamás lo podrás lograr!
El colibrí, sin desanimarse, les respondió:
- Yo no sé si voy a apagar el incendio, pero…El bosque me ha dado todo, tengo un inmenso amor por él. Yo nací en este bosque que me ha enseñado el valor que tiene la naturaleza. Este bosque me ha dado todo lo que soy y tengo. Este bosque es mi origen y mi hogar, por eso y aunque no lo pueda apagar, si es necesario voy a dejar mi vida intentándolo con estas gotas de agua.
Los animales se quedaron conmovidos al escuchar al colibrí, y poco a poco muchos de ellos comenzaron a sumarse a los esfuerzos del colibrí para apagar el incendio. No todos. Muchos de ellos, aunque el bosque también era su hogar, decidieron no intentarlo.
Pero a medida que más y más animales comenzaban a tirar agua a las llamas, el fuego empezó a decrecer y, finalmente, el incendio se apagó.
A veces, me sucede como mentora, que tengo la sensación de que mis acciones parecen pequeñas…de que mis aguas solas no pueden apagar el incendio.
Luego recuerdo la leyenda del colibrí, y me digo, aunque las acciones sean pequeñas tienen mucho poder, quizás no puedan apagar el incendio, pero puede hacer algo más importante: inspirar y contagiar.
El incendio del relato sólo se pudo apagar cuando muchísimos animales entendieron la importancia de hacerlo. Y eso fue el mayor logro del colibrí.
Tú puedes ser el colibrí. Nunca te des por vencido, porque tus acciones y tus ejemplos siempre pueden ayudar a cambiar el mundo. Recuerda: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. La frase se atribuye a Eduardo Galeano.
Aunque sea poco el aporte si se hace con amor, vuelve a nosotros multiplicado.
¡Adelante haz tu aporte!