LA UNIVERSIDAD DE LA EXPERIENCIA

LA UNIVERSIDAD DE LA EXPERIENCIA

Una cosa es saber muchas teorías y tener una formación intelectual formal de grandes conocimientos. Otra … el provecho de la sabiduría “viva” que perdura en las personas, como experiencia vivida, después de internalizar conceptos que transformaron sus vidas. Esta es la Universidad de la experiencia de riquezas internas que son totalmente subjetivas, adquiridas con los cambios ascendentes de consciencia personal. Son un elemento esencial para el eventual ejercicio de la profesión del mentoring, al transferir conocimiento empírico.

Las experiencias vividas del Mentor son referencias verídicas para el aprendizaje cooperativo, significativo y transformador que define el ejercicio de la profesión. Lo vivido tiene un retorno de inversión positivo cuando se aprenden lecciones de vida que pueden servir de inspiración a otros.  Más que las teorías aprendidas son las aplicaciones estratégicas que configuran la personalidad genuina de la presencia evolucionada del Mentor.  Es un arte conectar con su Mentorado, sin crear resistencia, simplemente por su manera de ser.

Reflexionando para escribir estas líneas recopilé las primeras teorías y conocimientos que me fueron educando para la profesión de Coach y de Mentor.  Hoy son mi sabiduría “viva” aprendida en la Universidad de experiencias transformadoras que puedo compartir generosamente.

Cuando estudiaba la teoría de la logoterapia con la Doctora Cristina Batista, discípula de su fundador Viktor Frankl, tuve una epifanía muy importante para mi vida personal y profesional.  Siempre agradeceré a mi profesora la profundidad con que se discutieron los conceptos de: unicidad, soledad, libertad, responsabilidad, amor, felicidad, según la teoría.   

Las discusiones filosóficas de los conceptos eran mucho más que aprender una teoría.  Fue una experiencia vivencial de percibir mi realidad, en un contexto mucho más genuino y profundo.  Leer el libro de Frankl: EL hombre en busca de su sentido, fue vital para el re-encuentro con mi ser, en la adultez temprana.

Sabía que era única, sentía que era única.  Me faltaba llevar a la conducta de cada día la libertad de mi ser liberado, para una nueva etapa de vida. Por fin pude darme un permiso incondicional de conocer, apreciar y respetar los anhelos de mi alma.  Sueños que florecieron al experimentar libremente mi ser único, sin ataduras ni expectativas ajenas. Descubrí cuanto me gustaba escribir.

El resultado de este desarrollo de consciencia personal fue volver a la Universidad a seguir estudios en psicología.  Entendí que esa unicidad requería el compromiso de hacer mi proyecto singular de vida.  Entendí que esa unicidad era un estado responsable de soledad saludable. Entendí que solo yo podía escribir mi libreto a seguir como profesora, Coach y Mentor. Ya podía transmitir a otros herramientas de cómo transitar por su interior con valentía.  ¡Que gratificante fue comenzar a escribir los practilibros reflexivos de mi primer proyecto: ¡Mi Propia Terapia!

Desde ese momento comencé a aplicar la teoría humanista de Carl Rogers: “Me doy cuenta que si fuera estable, prudente y estático viviría en la muerte.  Por consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales porque ese es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante”.

Esta experiencia de vida observada dejó en mi, hasta el día de hoy, un total respeto a mi singularidad y a la de los demás. Al crear vínculos estoy muy consciente de este concepto de unicidad con mis clientes y su proceso de aprendizaje diferente, sin la necesidad de expectativas externas impuestas. Reconozco que en cada relación hay una oportunidad para descubrir con humildad algo de mi y es una oportunidad de co-crear de manera exitosa, nuevas posibilidades insospechadas.

Otro seminario de desarrollo personal que fue crucial al principio de mi formación para servir de apoyo a otros fue: Análisis Transaccional. Descubrí que necesitaba madurar mi postura vital como otro aprendizaje de sabiduría “viva” de la Universidad de la experiencia vivida, en los procesos de internalización de teorías.

La Postura Vital es una posición psicológica que sirve como una guía aprendida, desde donde hacemos interacciones de comunicación con las personas, muchas veces de forma inconsciente. Son aprendizajes vividos en otras etapas de vida inmadura, grabados en nuestra memoria que se activan automáticamente.  A grandes rasgos, según lo presenta esta teoría, son cuatro posturas originales:      
Yo bien y tú mal – excesiva valoración de uno y menosprecio del otro.
Yo mal y tú bien – sentirse intimidado ante los demás, subyace un sentimiento de inferioridad y una necesidad constante de aprobación de los demás.
Yo mal y tú mal – desconfianza en si mismo y en los demás, desvalorización de la existencia humana.
Yo bien y tú bien – mentalidad de ganar/ganar, flexible, abierta, aceptación incondicional de si mismo y de los demás.
Añadieron una quinta con la cual yo actualicé mi postura vital:   
Yo, más o menos bien y Tú más o menos bien – es la más realista.  Ambos abiertos a la oportunidad de crecimiento mutuo, valorando    la clara definición de diálogo como la inteligencia entre dos.  

¡Que importante es comunicarnos con los Mentorados desde la posición número cinco, de adulto a adulto!  Sin imponer criterio y siendo genuinos, cuando necesitamos aprender de ellos.  Los Mentores tenemos una gran responsabilidad y debemos hacernos conscientes de nuestros hábitos de comunicación y la fuerza de la intención que llevan nuestras palabras.

EL volver a la Universidad a estudiar psicología fue definitivamente el paso gigantesco en mi formación personal para mi evolución profesional como Coach y Mentor.  Conocer mi “sombra” de emociones vividas, no trabajadas, fue punto inicial para el desarrollo de mi inteligencia emocional. Tener un vocabulario emocional completo que definiera mis sentimientos me permitió desarrollar herramientas de auto manejo y evitar sobre reacciones debilitantes de terrorismo interno inconsciente.  Estas herramientas las comparto en mis certificaciones, talleres y conferencias.

Fue crucial también comprender la diferencia entre emociones y sentimientos.  Entender que mis sentimientos son solo míos y son mi responsabilidad manejarlos. Son consecuencias de predisposición genética, crianza familiar y cultural, modelaje de personas significativas, experiencia de dolor vividas, etapa de cambio y desarrollo de consciencia personal.  En otras palabras, nadie siente como yo; ni yo puedo sentir igual a otros.  ¡Que alivio dejar de estar a cargo de la felicidad de los demás! ¡Que bonito es enseñar cómo se logra el estado interno del bienestar que depende de uno mismo! ¡Que agradecida me siento de tener esta oportunidad!

Es bien importante que el Mentor transmita en su comunicación verbal y no verbal, un respeto incondicional a lo que sienten otros.  La respuesta responsable es la empatía evitando juicios, críticas y evaluaciones inconsecuentes. De eso se trata la inteligencia social que se sostiene con el desarrollo de la inteligencia emocional del Mentor.  Como muy bien lo explica el psicólogo Carl Jung: “La única realidad existente es la interior”. Cada persona crea su realidad desde su historia subjetiva. La mía es ser coherente con mi pasión de enseñar auto compasión y empatía universal.  

El Mentor evolucionado es un Ser lleno del amor original, conectado en consciencia a su estado más sabio y digno.  Abierto a recibir fortalezas y virtudes insospechadas; entusiasmado y apasionado con su rol de facilitador, que da lo mejor de si y recibe grandes satisfacciones personales y profesionales.  Ya yo lo había experimentado en el taller de Sanación Actitudinal del Dr. Jerry Jampolsky con dos de sus postulados: Amor es la respuesta.  -  Dar y recibir es lo mismo.
Los nuevos estudios de la neurociencia aplicados a la conducta humana son una oportunidad gigantesca para seguir evolucionando como Coaches y Mentores.  Como dice nuestra guía de RGM:  El Mentor es un faro y un guía que, con mente de principiante, sabe que la realidad se recrea constantemente a sí misma, en una danza de movimiento inexorable”.

Maribel Balaval
Mentora de Mentores
Comité Directivo RGMentores