Esa gran máquina cuántica llamada universo.
El determinismo nos habla de la no existencia de un ser superior, para esta corriente de pensamiento, expone que es posible, con los métodos científicos actuales, determinar exactamente donde va a quedar detenida una bola de billar que sea golpeada con un taco, claro está que este golpe lo debe dar un robot para calcular la fuerza exacta del golpe.
Si esto puede hacer el ser humano con la tecnología, mucho más puede hacer la inteligencia que creo el universo, creando leyes, patrones, principios que hacen posible que cuando actuamos somos blanco de las consecuencias buenas o malas de esos principios, a una acción viene una reacción.
Para el determinismo estamos inmersos en una gran máquina cuántica, donde todo ya está perfectamente cronometrado, donde ya no se requiere de ninguna supervisión, es como una máquina, una vez puesta en marcha prácticamente no necesitamos hacer nada para que siga funcionando, es por ello que esta gran máquina cuántica funciona por sí sola, y de la no necesidad de intervención a la no existencia hay un paso.
Esto nos lleva reflexionar sobre las disciplinas de acompañamiento que se utilizan para guiar a un ser humano, entre ellas el mentoring, y no podemos negar parte de verdad en esta corriente de pensamiento, dado que aquellos individuos que han vivido experiencias transpersonales como algunos santos católicos, gurús del medio oriente, maestros espirituales, entre otros, nos hablas de ciertas disciplinas que necesitamos practicar para conocer un poco más de este universo en el cual vivimos. Como dice el Kybalion: Como es arriba es abajo.
Contamos con un conocimiento empírico global, donde vemos los daños que ocasionan el tabaco, el alcohol, las drogas, una vida sedentaria, el estrés, entre otros elementos que degradan la calidad de vida de los seres humanos. Es hora, a través de las Disciplinas de Apoyo al Desarrollo del Ser Humano y principalmente el mentoring, descubrir estas leyes o principios que rigen la vida en este planeta para, al armonizarnos con ellas, mejorar nuestra calidad de vida, ya no orientada tanto al confort, sino en propiciar estados de tranquilidad, paz y sabiduría.
Conclusión:
No conocemos todos los principios que rigen el universo y específicamente las leyes que gobiernan la vida aquí en la tierra, pero en la sabiduría popular y en algunos libros sagrados se habla de “siembra vientos y cosecharás tempestades”, de eso también nos habla la biblia hindú el Mahabarata, al exponer sobre la ley del karma, conocemos que aquel que ha sido capaz de amar, conoce más sobre el tipo de comportamiento a practicar para disfrutar de esos estados de paz y sabiduría.
Como mentor me siento comprometido no sólo con tener una vida ordenada, sino también a una constante investigación sobre cómo funciona la vida y reforzar la respuesta que nació de una pregunta cuando tenía 16 años: ¿Cuál es la finalidad de la vida?