EMPRESAS PARA LA NUEVA ECONOMÍA
Nota Introductoria:
Este artículo lo escribí en el año 2013 y lo encontré en mis archivos "por casualidad"... Cualquier parecido con la realidad...
Todos los días estoy felizmente sorprendido con el movimiento global hacia una nueva economía en la cual los viejos paradigmas ya no tendrán más cabida. Como consecuencia de ello emerge una nueva forma de ver los negocios, el trabajo, el dinero, las relaciones, los talentos, el liderazgo, el capital.
El propósito esencial de las empresas ha sido generar recursos. Eso está bien, se necesita, es parte del hacer empresarial. Ahora bien, la forma como ello se ha realizado, es lo que hoy está en juego. Muchos se han enriquecido pasando por encima de otros, ya sea proveedores, empleados u otros actores. La generación de riqueza, mejor llamada hoy, abundancia, no ha sido para que exista el desarrollo de todos sino más bien el de unos pocos. El lucro por el lucro ha sido quizás el gran protagonista.
El concepto social no ha pasado de ser una gestión “caritativa” o asistencialista, claro está, con el beneficio tributario de por medio, o en el peor de los casos, muy conocidos, de empresas que recaudan dinero de sus clientes para darlo a nombre propio a entidades específicas. Y no se les da nada….
El centro de la vieja economía, que nos durará el tiempo que tardemos en asumir el nuevo modelo, ha estado centrado entonces en el tener, producto de una orientación o preferencia hacia la materia y lo material. Así, el ser humano desde esta perspectiva sigue siendo visto como un recurso, una capacidad productiva, un hacedor de tareas sobre lo físico, alguien que “vende” su tiempo y lo que debe hacer en él. Alguien que debe ajustarse a los caprichos, perdón patrones, de comportamiento deseados según la cultura de la organización y alienarse, digo alinearse, con las políticas, normas y procedimientos que impone el estamento, así éste, esté equivocado,
Por otro lado, el concepto de felicidad de las empresas ha estado ligado al estado de resultados y a los indicadores como factor básico. Todo medido bajo estado de pérdidas o ganancias. Lógico desde la perspectiva de sostenibilidad, que un negocio de los resultados que garanticen su existencia. Pero lo que ocurre es que la infelicidad aparece cuando no se obtiene lo que se quería. Es decir, cuando no se obtuvo la meta deseada, aunque en muchos casos si haya utilidades y beneficios, sólo que no las que esperaban. En otras palabras lo único que realmente importa es lograr la meta propuesta. Cuando no se logra el mensaje que se comunica es: Vamos mal, estamos mal. Y el año siguiente la excusa perfecta para generar presión es, hay que recuperarse del año pasado.
En la nueva economía, de la cual ya hay fabulosos signos y además buenos ejemplos, la persona es el centro de las empresa, su bienestar el objetivo y todo lo demás será consecuencia del asegurarse que los resultados vengan como consecuencia de haberse organizado bien para crear ambientes colaborativos, entornos que respeten y valoren la esencia creativa y divina de cada ser y promuevan el desarrollo de todos como la meta colectiva más deseada. La remuneración ya no será un asunto de jerarquías de status y poder sino un asunto de contribuciones. ¿Cuáles son tus dones y talentos que aportas a la organización? ¿Qué es aquello que te hace particularmente valioso y diferenciador por lo que creas, transformas, aportas y generas desarrollo? ¿Cómo contribuyes al bienestar colectivo?
Si el enfoque de una empresa es este, obviamente se necesitan hacer muchos cambios no sólo de enfoque sino también de estructura, de cultura, de estilo de liderazgo, de sistemas de contratación y remuneración, en fin, una verdadera cirugía de rediseño que les permita estar preparadas para enfrentar el nuevo modelo económico que está creciendo y en camino de expansión a pasos agigantados.
Y aunque para algunos suene a simple romanticismo, ya hay señales claras e inequívocas del cambio de paradigmas, como el hecho mismo que este tema, está siendo tratado en importantes foros a nivel mundial como es el caso del I Congreso de Economía Consciente, realizado en Madrid el mes de noviembre de 2.013
Ahora bien ¿qué pasará si las empresas no se transforman? Probablemente no tengan opción cuando el modelo sea el reinante en el mundo y las que no lo hagan morirán. Yo pienso que los grandes conglomerados, las grandes corporaciones, aunque parezcan gigantes invencibles, son más frágiles y vulnerables pues la forma como se apalancan en el viejo paradigma es total y radical en muchos casos. No conciben el mundo fuera de sus esquemas de pensamiento y caerán como caen los gigantes, vencidos por los pequeños, por esa pacífica revolución de pensamiento que está llevando a la humanidad a retomar el camino perdido. La vieja sentencia Darwiniana sonará de nuevo fuerte y se hará evidente en cientos de experiencias alrededor del mundo: Organismo que no se adapte al cambio…