EL SILENCIO CONTEMPLATIVO Y EL SILENCIO MEDITATIVO

En mi camino personal he vivido con el silencio como un gran compañero de viaje.  En ese transitar, he experimentado dos grandes “tipos” o modalidades, bien diferenciadas las una de la otra

La primera es el silencio contemplativo, propio de la escucha atenta y con detenimiento del afuera. Este silencio, tranquilo y placentero me permite conectar con el otro, con lo otro desde una atención sostenida y centrada en percibir sin interpretar; es decir vaciando la mente de todo juicio y disponiendo mi ser en una actitud receptora.

En este silencio puedo escuchar al otro para acompañarlo o puedo escuchar la naturaleza para acompañarme. Es un silencio que tiende a ser corto en cuanto a que en algún momento puedo emitir una respuesta sobre lo escuchado hacia fuera o hacia dentro. Diría que aunque profundo es más terrenal.

 

La segunda modalidad es el silencio meditativo, amplio, penetrante. Orientado por la serenidad y la profundidad me conecta con lo divino, con el misterio, con lo sagrado. Es reverente, es de vacío intenso, de conexión lenta y progresiva, de expansión hacia el todo en abandono del cuerpo dejando que el alma lo ocupe todo. Es apertura infinita y necesita de un poco más de tiempo para llegar a ese estado donde la presencia se experimenta en el mismo silencio y no se necesita ningún lenguaje para “comunicarse”. 

En este estado el abandono del vehículo es mayor permitiendo que se diluya todo lo que conecta con la tierra para que emerja su esencia que es eminentemente celestial.

 

Ambos silencios tienen un gran poder y requieren del aprestamiento hacia lo sutil para despertar la fina atención, capaz de percibirlos, de sentirlos, de gozarlos y vibrar en su envolvente resonancia, profunda y sanadora.

 

La importancia de cada uno de ellos está en comunión íntima con su propósito.

 

De mi libro de poemas “Sentir en Silencio” comparto estos dos escritos:

Y después llego el silencio

Como parte de mi nuevo ropaje

Y comprendí

que silencio no es callar,

ni meditar,

ni asilamiento.

 

El Silencio

es comunicación profunda

con la misma vida,

es vitalidad y alimento para el alma

y música para el corazón.

El silencio es,

                        Contacto con la vida.

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¿Cómo hablar contigo?

Es fácil.

Solo me acerco en silencio

Al susurro que viene

Desde muy adentro…

Y lo dejo que se haga fuerte

En mi alma.