El cerebro del corazón.

Siempre me ha llamado la atención que cuando trazo un plan lógico, analítico y razonado, a veces me voy por una alternativa que tiene que ver más con la intuición que con los aspectos lógicos del plan, y eso me llevo a investigar, tanto intelectualmente como también a organizar mi experiencia al respecto, para conocer porque eso es así.

Si bien hace tiempo fui consciente de este hecho, dado que elaboraba un plan lógico a sabiendas que iba a corregir el rumbo basado en la intuición, eso era conocimiento implícito, pero las investigaciones llevadas a cabo, tanto mías como a los colectivos de los que soy miembro, me permitió explicitar ese conocimiento.

El corazón también tiene un cerebro, aunque este es de 40 millones de neuronas, comparando al cerebro del corazón con el cerebro, el primero representa el 0,00004% del tamaño del cerebro, sin embargo esto le basta para anular las funciones lógicas del cerebro.

Hay una vía de conocimiento al que accedemos, pero para la mayoría es conocimiento implícito, dado que los métodos científicos todavía no nos pueden dar luces de esa nueva forma de conocer, más cercana a la intuición que a la lógica, y algunos científico lo llaman el pensamiento intuitivo.

He descubierto que esta es una capacidad susceptible de desarrollarse y acrecentarse, es esa información que llega en los primero cinco segundos que se tiene contacto con el mentorado, sabemos que es, pero a veces, al estar presos en el lenguaje, no lo podemos expresar, es como expresar en palabras lo que se siente por un hijo, es prácticamente imposible porque tratamos de comunicar un sentimiento a través de palaras, es como pretender transmitir un olor en un email (aunque ya hay proyectos que permitirán hacer eso, pero de una manera bastante imprecisa).

El cerebro del corazón y el corazón como tal nos puede dotar de esta herramienta donde en un solo instante podemos “conocer” y en un momentum (44 segundos) podemos “saber”, los griegos ponían al corazón como el centro del cuerpo, pero a partir de la edad media los investigadores y seudocientíficos colocaron al cerebro como el centro del cuerpo, centro como importancia orgánica.

Actualmente gracias a los trabajos del Dr Rolling Mc Craty, vicepresidente del Institute HeartMath, ha llevado investigaciones de vanguardia donde concluye que es el corazón quien tiene el gobierno del cuerpo, porque es éste quien puede bloquear e inhibir las funciones lógicas el cerebro.

Su investigación ha permitido saber cuál es la “voluntad del corazón” para poder armonizar con ella todo nuestro sistema. Pues bien, observando la VFC (Variación de Frecuencia Cardíaca), se ha descubierto un verdadero lenguaje del corazón.

En efecto, examinando las gráficas que representan la variación de la frecuencia cardíaca, se ha observado que las hay de dos clases:

• Una de ellas es armoniosa, con ondas amplias y regulares. Toma sistemáticamente esa forma cuando la persona tiene emociones y pensamientos elevados y generosos, de apertura y benevolencia, “positivos”, y se encuentra interiormente centrada y serena, presente y vigilante pero relajada.

• La otra clase de grafica es desordenada, con ondas estrechas e incoherentes. Aparece cuando la misma persona tiene pensamientos “negativos” o emociones nocivas, como miedo, ira o desconfianza, y se encuentra en un estado de agitación y/o de estrés. Esas experiencias, repetidas y realizadas numerosas veces en casos muy variados, han llevado a la conclusión de que la representación gráfica de la variación de la frecuencia cardíaca está directamente vinculada con la calidad de los pensamientos y de la emociones que la persona alimenta en el momento de la grabación. La variación de la frecuencia cardiaca resulta pues ser un indicador directo del estado interior en el que uno se encuentra. (Fuente: Institute HeartMath)

 

Conclusiones:

Cada latido del corazón emite una especie de energía magnética que puede ser captada por el ser humano sin necesidad de mediar aparatos tecnológicos, así como podemos escuchar sonidos sin necesidad de audífonos, esto tiene que ver con la intuición, y de acuerdo a lo expuesto podemos decir que esta forma de conocimiento intuitivo no es otra cosa que la capacidad para descifrar el mensaje magnético que emite el corazón en cada latido, esto es susceptible de entrenamiento, si logramos gestionar la actividad analítica del hemisferio cerebral izquierdo a través de prácticas meditativas, momentos de reflexión y una gran concentración y sensibilidad para captar esa energía.