¿Puede un empleado Arruinar una empresa?
Llevo unos cuantos días hablando de experiencias pasadas y como dicen que no hay dos sin tres, hoy contaré un sucedido que tiene que ver con PyMES y RR.HH.
Lo que voy a contar sucedió en una cafetería cualquiera de A Coruña, mi ciudad por aquel entonces. Simplemente entré a tomar un café en un bar en el que nunca antes había entrado. En esos momentos sólo había otro cliente tomando algo en la barra mientras leía el periódico y el negocio lo atendía una chica joven, de unos veintipocos años. Dos de las mesas tenían todos los vasos sin recoger y estaban sin limpiar. Ni un “buenos días”. La camarera se tomó todo el tiempo del mundo en atenderme y prepararme el café, como si el bar estuviera a rebosar de clientela. En definitiva: una desgana y una apatía que daban ganas de salir corriendo. Ya os podéis imaginar el final: tomé mi café, pagué religiosamente y me marché con la firme promesa de no volver a entrar nunca más.
Lo que me interesa ahora es hacer una lectura desde el punto de vista del empresario, del valiente emprendedor que un buen día decidió poner sus recursos económicos en este negocio, algo que probablemente le supuso muchos quebraderos de cabeza y que, además, lo estará “pagando” su entorno en forma de preocupaciones y renuncia de tiempo familiar. Ese incauto emprendedor decidió contratar a ese empleado y encomendarle los designios de su “empresa” cuando él está ausente. ¿Y qué está sucediendo? Pues que ese trabajador, con la total tranquilidad de saber que a final de mes cobrará su nómina (la que sea), está arruinando el negocio de su jefe.
Lo mismo que pensé yo cuando salí, estoy seguro que lo pensaron más clientes: “jamás vuelvo a entrar en esta cafetería”. Llegará un día en el que el jefe hará números y concluirá que su negocio es menos rentable de lo que esperaba; quizá incluso piense que se equivocó a la hora de emprender. Y lo peor de todo es que quizá esa percepción sea totalmente falsa. Es posible que el negocio, estratégicamente hablando, sea un buen negocio. El problema está en la persona en quien delegó la gestión del mismo.
Quiero transmitir con este mensaje la importancia que tiene la gestión de los RR.HH., incluso en negocios muy pequeños. Estoy hablando de una simple cafetería, pero podría hablar de una franquicia de cualquier cosa, de una tienda de ropa, de una academia… Muchas veces los empresarios se preocupan de la producción, del bien o servicio que ponen a disposición del público, y descuidan el resto de facetas que cualquier empresa debe tener. De esto ya hablé en otros artículos y ahora quiero ilustrarlo con este ejemplo. No tener unas mínimas nociones de RR.HH., de cómo seleccionar personal, de como tratarlo, de como motivarlo, puede provocar de un buen negocio se convierta en una ruina. Los empleados no “viven” la empresa como propia: sólo esperan su nómina a final de mes. Es el empresario el que sufre las consecuencias del buen o el mal hacer de esos empleados que atienden al público. De ahí la importancia de saber algo de cómo gestionar los recursos humanos, sus empleados.
¡¡ Qué cosa tan simple y tan trascendental: la sonrisa de un empleado puede fidelizar clientes. Las caras largas de ese mismo empleado puede quebrar la empresa !! ¿No creen que el empresario debe dedicar unos segundos de su tiempo para saber cuál de las dos opciones elige el empleado para atender a la clientela?