Economía Global 3.0

Economía Global 3.0

Las principales economías de nuestro hemisferio comienzan a sentir en menor o mayor grado los síntomas de una recuperación económica, luego de los acontecimientos que dieron lugar a la crisis financiera en los Estados Unidos y sus secuelas a nivel global. Dándonos la oportunidad y el tiempo propicio para meditar y entender no solo las causas que dieron origen a la misma, sino las acciones de contingencia aplicadas por cada una de las naciones del planeta, a fin de afrontar los efectos sobres sus propias economías.

En el caso particular de América Latina, nos vamos a encontrar con un patrón de rasgos generalizados en buena parte del hemisferio; con países ricos en materias primas, con claras señales de recuperación y mejores perspectivas macroeconómicas para el corto y mediano plazo. Donde la inyección de estímulos aplicados a la economía y muy especialmente a la inversión privada, trajo consigo la diversificación en la producción y apertura a nuevos mercados, minimizando claramente su dependencia de las exportaciones hacia los Estados Unidos.

Estas economías, requieren en la actualidad de estrategias macroeconómicas orientadas a sustentar los periodos de crecimiento en el largo plazo, mantener el poder adquisitivo de sus monedas y consecuentemente mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos; procurando en todo momento fomentar la competitividad de sus productos, sin llegar a centrar todas sus expectativas solo en los beneficios que aisladamente puedan brindar los tratados de libre comercio con países vecinos u otros aliados comerciales.

Un mundo globalizado, nos obliga a fomentar el desarrollo viable y sustentable de nuestros aparatos productivos, procurar el acceso a programas microfinancieros para los ciudadanos en condiciones de mayor vulnerabilidad social y reformular los indicadores macroeconómicos y sociales considerados de relativa importancia; al tiempo que China aumenta su protagonismo en los mercados internacionales y su poder de influencia a escala mundial; lo cual evidencia claramente que los estímulos y restricciones que dispongamos en cualquier punto del planeta, traerán necesariamente consigo su contrapartida sistémica en otras latitudes del globo terráqueo.

Más allá de lo económico; las actitudes individualistas asumidas por las naciones ante las crisis y los desequilibrios con impacto global, han hecho posible que dejemos por fuera tareas de gran importancia que no pueden ser relegadas en el tiempo, como lo son la atención a la pobreza extrema, el analfabetismo, la erradicación de enfermedades, el acceso al agua potable, la contaminación ambiental, el narcotráfico y el terrorismo, por mencionar solo parte de la lista de tareas pendientes, para todos y cada uno de los gobiernos del orbe.

Las acciones correctivas emprendidas por las naciones o bloques económicos ante cualquier futura crisis financiera por venir, no pueden ser asumidas como tareas aisladas para solventar problemáticas domésticas. Debemos entender de una vez por todas que en un mundo cada vez más globalizado los mecanismos aplicados ante las crisis económico financieras deben ser producto del consenso e integración de soluciones que den lugar a un mundo simétricamente desarrollado, donde la economía sustentable, el ser humano y el ambiente sean los verdaderos protagonistas del nuevo orden global.