El hombre y su organización.
Dentro de la nueva cultura empresarial basada en la ética y la justicia social, se hace referencia al oportuno reconocimiento laboral, como uno de los pilares básicos de la equidad organizacional. Esta filosofía busca mejorar la dignidad del trabajador, elevar su sentido de pertenencia o mística personal, cultivarlo y adelantar un efectivo programa de humanización del trabajo que conlleve a generar procesos y resultados con calidad total, por encima del costo y la eficiencia.
En este contexto la misión actual de la Gerencia del Talento Humano se enfoca básicamente hacia la formación individual (Efecto Pigmalión), el desarrollo de la personalidad, la capacitación continua, el fortalecimiento y potencialización de las capacidades del personal, con el fin de hacerlo crecer profesionalmente, remunerarlo equitativamente, redireccionarlo y hacerlo más exitoso y competitivo en un medio cambiante y competido. Para el efecto se requiere tener necesariamente un pensamiento sistémico y una visión clara del entorno, como afirma el profesor Peter Senge en su libro La Quinta Disciplina , una disposición al cambio y una apertura mental para implementar planes de incentivos eficaces, tanto a nivel grupal como individual.
El recompensar adecuadamente a los colaboradores no solamente por su experiencia y concomimientos, sino por su iniciativa y dedicación, así como facilitarles el desarrollo de una carrera multidireccional dentro de su entidad (como usualmente acontece en el sector financiero), promocionarlos y establecer acertadas políticas de compensación, posibilita su proyección, satisface sus necesidades primarias y le da seguridad ante los riesgos y el futuro imprevisible.
No hay que olvidar que el desarrollo integral y armónico del hombre y su empresa deben ser dos procesos paralelos pero guiados por una única visión, que lleve a la búsqueda de la eficiencia y la excelencia y necesariamente al logro de un mayor bienestar y al mejoramiento de la calidad de vida laboral (Quality of Work Life). Este otorgamiento de valor agregado a las personas con el fin de permitirles su evolución y proyección, se traduce en mejores ingresos y progreso que trasciende a su núcleo familiar, a la vez que va encaminado al cumplimiento de la misión, los lineamientos estratégicos, objetivos y metas de la organización, con el fin de hacerla más sostenible, productiva y competitiva.
En la búsqueda de la eficiencia de las empresas, el modelo de gestión por competencias al capital humano, al capital social (no de un simple recurso o factor de producción al cual se retribuye periódicamente), como el principal activo al cual es necesario retener, valorar, mejorar y empoderar para hacerlo cada día más rentable, creativo e innovador. Esta identificación y participación dinámica en el desarrollo de la gente conlleva amplios beneficios para las dos partes, entre los cuales se cuentan:
• Incrementa el compromiso laboral y personal del ser humano.
• Convierte la empresa en un lugar afable para vivir y trabajar, no tenso.
• Eleva la moral, la autoestima y disposición de la fuerza de trabajo.
• Optimiza la relación jefe-colaborador y el comportamiento grupal.
• Mejora el ambiente de trabajo y evita climas laborales tóxicos.
• Contribuye al mejoramiento de los procesos de trabajo.
• Facilita la formación de líderes y dirigentes.
• Fomenta la confianza, la posición asertiva y la adopción de actitudes positivas.
• Estimula al empleado en la toma de decisiones, manejo de conflictos y solución de problemas de manera ágil y acertada.
• Brinda salud mental y estabilidad laboral a los subordinados Al obtener una amplia gama de conocimientos, habilidades, actitudes y técnicas dentro del proceso de desarrollo del personal.