Acerca del stress y el miedo

Acerca del stress y el miedo

Sobrevivir es un arte, una función, una tarea.

Hay reglas de supervivencia en los animales y en los humanos también.
Cuando un animal se siente amenazado, su primera reacción es huir de la amenaza.

Esto le evita dolor, peligro y gasto de energía. Sin embargo hay situaciones en las que el escape no es posible, pero tampoco es factible, enfrentar al peligro.

Es aquí donde la parálisis aparece, y la máxima expresión de ella, es el desmayo.

Cuando se prepara para la pelea, se activan toda una serie de reacciones en su cuerpo. Es en estos casos cuando el animal o el hombre se tornan agresivos. La agresión provocada por miedo es característica de la reacción al peligro, en cuanto se sientan amenazados y sin posibilidad de escape.

Al detectar algo que representa un peligro, se activa un sistema de alarma en el organismo que lo prepara para sobrevivir, desencadenando toda una serie de reacciones fisiológicas.

En el hombre, el miedo al dolor psicológico provoca las mismas reacciones fisiológicas que el miedo al dolor físico.

En algunas personas esta alarma se activa aparentemente sin razón, por fuera no aparecen peligros visibles, sin embargo, hay un sinfín de situaciones inconcientes que pueden provocar miedos muy profundos, entonces el cuerpo reaccionará con descargas de hormonas y endorfinas, serotonina, adrenalina, noradrenalina, dopamina, y a esto se le denomina stress.

En el lenguaje popular, cuando alguien tiene dolores en la espalda, el cuello, diarreas, ulceras, mal aliento, el gran culpable es el stress, en forma de “un ataque de nervios”, o “sufre de stress” o de “ miedo a no se qué”.

Cuando se repiten una y otra vez estas señales de peligro, se vuelven a repetir las reacciones corporales, en un círculo vicioso, un círculo sin fin.

Las descargas se vuelven crónicas, el cuerpo no puede desarmar este mecanismo disfuncional, y esto no va a suceder, por supuesto, hasta que uno no comprenda cuales son los peligros, los miedos y los terrores internos, y pueda aventar estos fantasmas de una vez y para siempre.

La labor del Mentor es la de “leer” el mapa del stress en la persona, y trabajar sobre la comprensión de lo que la mente teme.

Para lograr el círculo virtuoso de vivir plenamente dándole a los peligros reales su dimensión cabal.

Desde lo fisiológico, desde la respuesta del cuerpo, de los órganos, en las manifestaciones somáticas o corporales objetivas, podemos armar hasta un propio menú.

Seguramente usted , como cualquiera sufre de alguno de estos síntomas.

Considere entonces, de comprender como opera el stress en usted, para encontrar las causas de su miedo, y así vivir una vida más plena.

Alteraciones del sueño, aumento de la presión arterial, anorexia, bulimia, bruxismo o rechinar de dientes, cefaleas, constipación, diarreas, dificultad para tragar. Dolor abdominal, dolor en el cuello o en la parte baja de la espalda, dolores de cabeza, dolor en el pecho, con falta del aire, escalofríos, espasmos.

Falta o exceso de apetito, obesidad, fatiga. hiperkinesia, que es la tendencia a ir de un lado a otro sin razón, e incapacidad para detenerse, hormigueos en las extremidades , indigestión, Insomnio, malestares, manos frías y sudorosas. Mareos, migrañas, nauseas, necesidad frecuente de orinar.
Palpitación cardiaca, pérdida del apetito por disfunción gastrointestinal, es decir, el estrés aumenta la secreción de ácido clorhídrico y a partir del estómago en adelante la digestión es irregular, provocando problemas gastrointestinales.
Risa nerviosa y chillona, sarpullidos, sequedad en boca y garganta, sofocos, sudoración, taquicardia, temblores, tics nerviosos, tensión muscular, vómitos, sangrado en el tubo digestivo-.


Las respuestas psíquicas no quedan atrás, no por subjetivas son menos molestas, dolorosas o dañinas.


Sensación de tensión, pesadillas frecuentes, repetitivas y/o incoherentes.
Conductas neuróticas, "quiero pero no". Psicosis, observación de la realidad alterada, con una visión de lo real totalmente distorsionado. Tendencia a los accidentes, que en general encubren una cierta conducta suicida. Tristeza, apatía, sensación de inseguridad, sensación de carencia directiva, sensación de menor valía o desesperación, tendencia a la postergación, retraimiento o aislamiento.

Higiene personal deficiente, apatía en la forma de vestirse o arreglarse.
Irritabilidad general, hiperexcitación o depresión. Esto va asociado con agresividad anormal o con indolencia Conducta impulsiva y gran irritabilidad emocional. Impulsos irresistibles de gritar. Incapacidad de concentración, pensamiento flotante y desorientado en general, o reiterativo y perseverante sobre algún problema acontecido. Sensación de irrealidad, debilidad o vértigo.
Predominio de la sensación de fatiga y pérdida de la "alegría del vivir".
"Ansiedad flotante", es decir tener miedo sin saber de que o a que. Tensión emocional e hipervigilancia, sensación de estar sobreexcitado.. Tendencia a asustarse fácilmente por cualquier ruido no habitual.

Ansiedad, angustia, disgusto, depresión, desmotivación, trastornos depresivos, desgano, irritabilidad, apatía, pérdida del interés sexual, sentimiento de norealización, miedo a la muerte, depresión, insomnio, indigestión, nerviosismo, pensamientos suicidas.

Sobran peligros externos para sobresaltar a una humanidad entera: tsunamis, terremotos, maremotos, guerras, epidemias a nivel global, inundaciones.

Si a estas realidades cada quien le agrega su propio infierno personal, tendremos un alto grado de inestabilidad y sufrimiento, personas que podrían con una buena ayuda encontrar paz y poder vivir mejor.

Estas realidades diarias sin inhibirse de ansiar la felicidad que cada uno merece, la tranquilidad para encontrarse a sí mismos, la facilidad para relacionarse con sus semejantes y esto, como expresamos al comienzo de este artículo, no puede realizarse sin una ayuda profesional.

Una ayuda basada en la comprensión de las actitudes humanas
, el compadecerse de los sufrimientos, la actitud profesional de reeducar y de encontrar salidas a estos mundos interiores de intranquilidad sin fin.

Esto es el rol, la función y la tarea del mentor a través de las herramientas de la comprensión, la lectura de lo transgeneracional y del lenguaje del cuerpo.