Tu receta, mi receta, nuestra receta!

Una de las premisas básicas por excelencia en el ámbito financiero constituye la de “no colocar todos los huevos en una misma canasta”. Esta sabia recomendación, nos ha sugerido a lo largo del tiempo que, por muy atractivo que pueda ser el rendimiento de cualquier instrumento o mecanismo de inversión no debemos invertir todos nuestros recursos en una sola alternativa, pues a toda inversión subyacen niveles asociados de riesgo que pueden a posteriori comprometer la recuperación de dichos fondos.

Al diseñar nuestros propios portafolios de inversión, aplicamos nuestros más “íntimos secretos” de confección y distribución de fondos. El riesgo en este caso particular, radica en la interpretación oportuna y sistémica con la cual “nuestra receta” o metodología de trabajo, pueda anticipar los eventos acaecidos dentro de un complejo entorno económico mundial y convertir la incertidumbre en voces de alerta temprana y consecuentemente orientar nuestras acciones de “comprar o vender posiciones” de inversión.

El mundo de los negocios, las finanzas internacionales, la participación de los gobiernos, las regulaciones sobre determinados mercados, así como otras no menos importantes situaciones estructurales; hacen que cada día “las recetas personales” utilizadas para orientar nuestros recursos hacia “océanos azules” o mercados menos turbulentos, sean menos eficientes u oportunas. Otro aspecto a recalcar en las finanzas de hoy en día, está en que nadie está dispuesto a compartir “su receta”; pues al final si todos lo hiciésemos, consecuentemente no habría ni ganadores ni perdedores.

A fin de poder obtener resultados en base a cualquier “receta ajena”; es factible que nuestros portafolios no estén conformados necesariamente en lo sucesivo por una sola propuesta de diversificación; por el contrario, al colocar nuestros fondos a través de traders o entidades previamente evaluadas, bien pudiéramos direccionar algunas porciones de nuestros recursos a través de “recetas probadas de terceros” y de esta forma, disponer de nuevas estrategias aunque las mismas no sean de nuestra propia invención. En resumidas palabras, no basta diversificar portafolios, es necesario establecer alianzas o relaciones con gestores de fondos capaces de enriquecer nuestra estrategia inicial de cartera.