Tres formas de aniquilar la motivación de tu equipo
Si quieres que tu equipo se sienta absolutamente desmotivado y con poco compromiso hacia los objetivos comunes, te recomendamos seguir la siguiente receta. La misma aplica incluso si tienes de esos colaboradores poco comunes, que cuentan con gran talento, iniciativa y pasión; las siguientes recomendaciones han demostrado altos niveles de efectividad aún en los mejores contextos.
- Sé incoherente. Promete cosas y luego no las cumplas. Declara cuáles son los principios básicos para la empresa y luego haz todo lo contrario. Incluso funciona si haces cosas más sutiles, tales como decir a tus colaboradores que tienen toda tu confianza y luego controlar absolutamente cada detalle o corregirles siempre algo de lo que realizan.
Cuando hayas dominado ese terreno, puedes moverte hacia formas más complejas de esta técnica, tal como brindar órdenes contradictorias y descoordinarte con tus iguales y superiores para que la gente no sepa a qué atenerse.
- Demora los procesos. Cuando alguien llegue con una buena idea dale reconocimiento. Dile que lo implementarán. Y luego, demora todo el proceso lo más que puedas.
No cumplas con las tareas que te competen respecto al proceso, pon trabas para que las tareas que otros completan no se ejecuten, vuelve todo lo más burocrático posible. Cuando surjan reclamos simplemente recuérdales que estás muy ocupado, vuélveles a prometer que te harás cargo y, por favor, vuelve a olvidarte del asunto. Bajo ningún motivo tomes nota o agendes los compromisos que asumes y pon siempre las emergencias delante de los asuntos estratégicos.
- Sé descortés. No consideres a los demás: ni su sensibilidad, ni su esfuerzo, ni su tiempo. No digas ni “gracias”, ni “por favor”, ni intentes ponerte en el lugar del otro. Haz que tus mails siempre suenen a que estás corriendo. No te ocupes de saber qué está pasando en la vida del otro, ni de qué asuntos laborales se está encargando. Todo eso no importa.
No te acuerdes de la gente hasta que necesites algo de ellos y sé severo cuando vayas a pedir algo. No hay necesidad de dar reconocimiento, no hay premios por hacer lo que hay que hacer.
Recuerda que hay formas muy sutiles en las que puedes ser descortés, tal como tomar decisiones sin consultar, conversar con otros de un asunto que es competencia de alguien y jamás informarle, o simplemente mirar con desdén al pasar por enfrente al escritorio de una persona.
Dicho todo esto, no te abrumes. No es necesario que cumplas con todas las recomendaciones de cada paso, basta con que apliques algunas con algo de consistencia para ver rápidamente los resultados en tu equipo. Considera que este resumen funciona también como auto- evaluación: ¿qué tan buen desmotivador estás siendo?