2014: Retos, oportunidades y más retos para la economía Venezolana

 Durante el venidero año 2014, el Estado Venezolano deberá afrontar de manera inmediata y prioritaria la resolución a graves problemas relacionados al plano económico nacional, antes de que muchos de los desequilibrios existentes puedan experimentar un deterioro mayor y consecuentemente atentar contra la propia política de visión social. Es importante señalar que al referirme al concepto de Estado, estaré haciendo imperativamente referencia a todos los niveles de poder en Venezuela, así como a los diferentes organismos e instituciones con inherencia sobre la actividad económica venezolana.

En el corto plazo, la tarea ineludible comienza por instaurar un mecanismo no solo para la asignación oportuna, expedita y recurrente de divisas, sino también para asegurar una efectiva fiscalización sobre la asignación de precios a lo largo de toda la cadena de suministro y comercialización de bienes importados. En tal sentido, es de suma importancia comprender que durante el último bimestre del 2013 hubo una importante realización (venta) de los inventarios existentes de muchas empresas, todo ello como parte de un proceso emprendido por el Estado venezolano para regular las ganancias de muchas organizaciones, lo que pudo ser interpretado como una importante medida para controlar la inflación en el corto plazo, traerá como consecuencia para el primer trimestre del año 2014, niveles de inventarios relativamente bajos y peligrosamente coexistentes con precarios mecanismos para reponer dichas existencias. Al colocar la mirada en el largo plazo, la falta de incentivos a la inversión privada nacional y extranjera, hacen poco menos que atractiva, la posibilidad de diversificación del aparato productivo venezolano, acrecentando aún más su dependencia económica sobre la actividad petrolera y su poca diversificación para la generación de divisas.

Algunos voceros del Estado así como también destacados analistas financieros, han enfatizado y argumentado en mayor o menor medida la necesidad de ajustar el precio interno de los combustibles, una tarea que sin duda alguna ha sido omitida por más de una década, creando una fuerte y determinante dependencia de la economía nacional sobre una inviable estructura de precios. El Estado en su conjunto, debe propiciar mecanismos de retorno de este subsidio de manera integrada más allá del solo precio de los combustibles, mediante una discriminación de precios por el uso de vías públicas, impuestos a la actividad de los estacionamientos o al uso suntuario de vehículos. El solo aumento de la gasolina, terminará perjudicando en el largo plazo a la población de menos recursos, pues tendrá que asumir el incremento de tarifas de transporte público o en su defecto generará para el Estado nuevas necesidades de subsidio hacía la población en condiciones de mayor vulnerabilidad social.

Tres factores de relativa importancia deben ser considerados como indicadores para la determinar la capacidad del país suramericano para la generación de divisas en el corto y mediano plazo. Primeramente, el año 2014 pareciera un año caracterizado por una relativa estabilidad de precios internacionales en hidrocarburos, especialmente de la cesta venezolana alrededor de los 100 US$ por barril, segundo, cuenta con las mayores reservas probadas de petróleo a nivel mundial y tercero, dispone de un endeudamiento a largo plazo que no supera el equivalente a un año de sus propias exportaciones. Más sin embargo, existe una vulnerabilidad que se hizo manifiesta a lo largo del año 2013 y generó significativas señales de alerta para la economía venezolana, sus reservas internacionales están representadas mayormente en oro y cualquier variación hacía la baja o el alza en la cotización de este metal repercute en el valor de sus reservas. Consecuentemente, la válvula de escape para suplir la necesidad de divisas vendrá dada al igual que en los años precedentes por la emisión de deuda a largo plazo, a sabiendas de que la prima de riesgo país continuará siendo una de las más altas del planeta. De existir algún tipo de emisión de bonos en moneda extranjera para el año 2014, seguramente habrá una mayor preferencia a las emisiones privadas tal como sucedió durante el año 2013.

A nivel cambiario, bien pudiésemos encontrar medidas gubernamentales un poco más pragmáticas como la asignación de divisas en lapsos de tiempo relativamente más largos, así como la acumulación de pasivos en el exterior distintos a servicios de deuda pública y bienes de primera necesidad y adicionalmente, podría ser factible la restricción aún mayor al acceso de divisas para sectores y actividades no prioritarias para la nación o en el más estricto de los casos, el Estado asumiría el papel de importador único o central de la economía. Situaciones que se pudieran fácilmente materializar en caso de que se postergue la devaluación de la moneda local través de un ajuste cambiario explícito o a través de mecanismos implícitos como la subasta de divisas; adicionalmente una participación más activa y debidamente regulada de las Casas de Bolsas, permitirá una mejor interacción entre el mercado cambiario y los valores transados en dicho mercado, permitiendo reducir los altos niveles de liquidez de la economía y las presiones sobre el mercado paralelo de divisas.

La existencia de precios regulados o la imposición de márgenes razonables de ganancias a las empresas, no garantizan por si solas el acceso de bienes y servicios a la totalidad de la población, especialmente a aquella en condiciones de vulnerabilidad extrema. Por el contrario, económica y socialmente se han abierto mercados paralelos sobre los cuales pequeños grupos de personas han encontrado enormes beneficios a expensas de la incapacidad del Estado para controlar la economía informal; situación que se agudiza aún más si incluimos el efecto de la evasión fiscal y las relaciones laborales existentes sin acceso a la seguridad social contempladas en la legislación laboral vigente en Venezuela.

En resumidas cuentas, 2014 será un año que requerirá la urgente imposición de medidas cambiarias y fiscales por parte del Estado venezolano que garanticen el equilibrio interno de las finanzas públicas, en tal sentido, nuestras organizaciones deberán prever un año caracterizado con bajos márgenes de utilidad, acceso restringido a las divisas, mayor carga fiscal y/o parafiscal, acompañadas de un mayor intervencionismo por parte del Estado en actividades o segmentos de la economía que serán concebidas en lo sucesivo como “estratégicas para la nación”. Si algo he podido evidenciar en las empresas que han sobrevivido en un ambiente como este, ha sido la aplicación de tres principios básicos: Creatividad, flexibilidad y apego a las leyes; ¡desde ya el mayor de los éxitos!.