Renovarse o renovarse, esa es la cuestión

 
La crisis es un hecho, una época que nos ha tocado vivir que debemos afrontar, queramos o no. Podemos dejarnos llevar por las circunstancias o enfrentarnos a ellas sin vacilación. Todos estamos obligados a hacernos una pregunta: ¿queremos ser parte de la solución o del problema? Dejarse llevar es lo fácil, buscar proactivamente respuestas es incómodo.

En el entorno empresarial la información negativa de los mercados, la falta de confianza de muchos inversores y los créditos congelados atemorizan a empresarios y directivos provocando el cierre de negocios. Muchos pensaban que era un pequeño bache y que nada iba a ocurrir, pero se equivocaron.

Sí, la época dorada y la cultura del pelotazo han terminado. No volverá tal y como la conocimos, por mucho que nos pese. Un claro ejemplo lo encontramos en la industria musical, que vive alejada de la realidad global que hoy vivimos. Se escuda en fórmulas del pasado que tantos éxitos económicos le redituaron. Ajena a los nuevos tiempos y a la evolución de la tecnología, se resiste a pensar en otros modelos de negocio mejor adaptados a las nuevas necesidades de su mercado. Hoy en día muchos hogares de los países desarrollados tienen acceso a Internet, millones de personas en todo el mundo manejan dispositivos móviles conectados a la red. Vivimos en un mundo conectado a través de las redes sociales, foros, blogs, chats, web cams, voz por IP y puntos de acceso wifi en bares, restaurantes, centros de ocio, aeropuertos, autobuses. Pues, parece que todavía no lo tienen demasiado claro. No son suficientes pistas para pensar en las nuevas oportunidades que ofrece esta nueva realidad. Estancados en el pasado, las discográficas están perdiendo poder y otras, por pura lógica, han cerrado sus puertas. Siguen empeñados en vender CDs, cuando ya muchos coches tienen bluetooth y USBs, y el archivo de audio por excelencia es el MP3. Los nuevos grupos de música se popularizan vía YouTube. Prefieren “montárselo por su cuenta”, alquilando un estudio de grabación, subir sus canciones a un portal de Internet y cobrar por cada descarga. El cliente final escoge las canciones que más le gustan –una, dos o todas–, sin necesidad de tener que comprar el disco completo. Música a la carta.

Este es solo un ejemplo más que nos confirma que el mundo de la empresa, si quiere sobrevivir, tiene que adaptarse a esta nueva realidad. Un mundo cada vez más interconectado, gracias a las nuevas tecnologías; podemos compartir información y experiencias con personas que se encuentran a kilómetros de distancia. Las barreras que en el pasado parecían infranqueables, Internet ha hecho posible eliminarlas. Están facilitando la comunicación entre personas y empresas. Las redes sociales también aparecen como una herramienta del conocimiento, un espacio donde compartir puntos de vista diferentes, cooperar, buscar información, generar debates, exponer ideas, buscar contactos y empleos, pedir opinión y sobre todo enriquecernos con personas y profesionales de otros países y culturas.

Muchas empresas han comprendido la situación y se han adaptado rápidamente. Pero, ¿qué ocurre con las agencias de viajes? ¿Por qué han cerrado muchas de ellas? Por la misma razón que explicaba en el caso anterior, no han querido adaptarse, muchas aún actúan pensando que todo volverá a ser como antes. Ahora los consumidores prefieren desde sus casas reservar habitaciones de hotel, billetes de tren y avión, coches de alquiler y buscar las mejores rutas para visitar preguntando en foros de opinión. Esta forma de comportamiento ha perjudicado a las grandes agencias de viajes, pero otras han visto en este nuevo marco de juego una grandísima oportunidad.

Debemos ser concientes de esta realidad y actuar en consecuencia. Ahora toca pensar en nuevas formulas empresariales que sean sostenibles en el tiempo y beneficiosas para la sociedad y el medio ambiente. Revisar la estrategia de una organización, su modelo de negocio, la formación y la investigación, pareja de baile del desarrollo, son cruciales para sobrevivir. La base de la creación comienza en el pensamiento, en la reflexión y el estudio. Aislarse y vivir de los éxitos del pasado no ayudará a resolver el problema. Por el contrario, centrar el esfuerzo en el fracaso permite obtener información valiosa para crear nuevos modelos que eviten repetir los mismos errores que otros acometieron.



Autor: Felipe Ynzenga -  En2010 se incorpora como Director Comercial en Bureau Veritas Formación. Tras más de 5 años como Director Adjunto en INFOVA, consultora especializada en el desarrollo de directivos, embarca en un nuevo proyecto profesional. Es licenciado en Gestión Comercial y Marketing (ESIC: 99/04) y Master en Inteligencia de Negocio (EOI: 06). Comenzó su carrera profesional en el Banco Santander y posteriormente en Cementos Portland Valderrivas. Ha ampliado su experiencia en departamentos de marketing de VNU Business Publications y Sogecable. En el año 2007 creó y dirigió, hasta su nueva incorporación en Bureau Veritas, la nueva unidad de negocios, INFOVA Adventure Experience, que utiliza la aventura como elemento metodológico de aprendizaje, diseñado especialmente para el desarrollo de directivos y profesionales.