De colaborador a líder: ¿Siempre se puede ascender?

Al momento de ingresar a una empresa, la mayoría de las personas se ilusionan con desarrollar una carrera, crecer profesionalmente y ocupar posiciones de liderazgo.

El deseo de dirigir un grupo y tomar decisiones estratégicas va tomando forma una vez que el empleado resuelve con facilidad sus labores operativas y los distintos desafíos que se le presentan.

En este contexto, la ambición de llegar a un puesto de mayor jerarquía suele ser para la persona una simple cuestión de tiempo.

Sin embargo, la capacidad de manejar con eficiencia las tareas técnicas no convierte necesariamente al profesional en un buen líder.

Si bien existen coachings formativos para desarrollar capacidades de liderazgo, generalmente llevan tiempo e implican un proceso de madurez que debe ser respetado.

Ante esta situación: ¿Cómo hacemos para retener al colaborador que quiere ser líder, pero que aun no reúne las cualidades para hacerlo?

A continuación, algunos consejos que pueden ser de utilidad:

1) Mejor prevenir que curar: las empresas que manejan profesionalmente sus políticas de Recursos Humanos deben evaluar con anticipación cuadros de reemplazo para los distintos puestos estratégicos. Prever estas situaciones les da mayor margen de tiempo para evaluar y tomar la decisión correcta.

2) La comunicación, ante todo: el profesional suele valorar el feedback sobre su trabajo. La empresa debe informarle sobre la necesidad de que participe en un proceso de capacitación ó programa para poder acceder a la posición a la que aspira. El departamento de Recursos Humanos puede estimular la formación del liderazgo y establecer plazos y expectativas equilibradas de los resultados esperados para que el proceso sea claro para ambas partes.

3) Más allá del dinero: en caso de que la persona se sienta estancada o frustrada por tener que esperar su oportunidad, la empresa puede motivarla con distintos beneficios para hacerla sentir valorada: idiomas, executive coaching, home office, sueldo variable por resultados, gimnasio, notebook, celular, más semanas de vacaciones, etc.

4) Preservar la ética: muchas empresas, ante el apuro de ocupar una posición vacante, buscan a alguien de afuera y desmerecen la carrera de sus propios empleados. Mantener la coherencia en la retención de los talentos y el estimulo de carreras de largo plazo es un aspecto bien ponderado por los profesionales y un valor agregado que impacta positivamente en el negocio.

5) Generar climas de colaboración, no de competencia: el ambiente de trabajo es vital para que el profesional esté cómodo y motivado para cumplir sus metas. Fomentar el trabajo en equipo es siempre un aliciente para mejorar la productividad de las personas.

6) El Coaching: líder se nace y se hace. Con un buen trabajo de formación la persona puede trabajar en su autoconocimiento e incorporar herramientas para dirigir un grupo y tomar decisiones estratégicas.

Estas son algunas ideas que pueden resultar como guía situaciones de este tipo, que suelen darse con mucha frecuencia.

Como concepto general, priorizar el bienestar de las personas es un principio que nunca falla. Las empresas que así lo entienden marcan una diferencia en el corto, mediano y largo plazo.

Autora: Daniela Cantoli - Directora de Cantoli & Asociados