¿Mientes para faltar al trabajo?
Enfermedad, problemas familiares o con el coche, despertador descompuesto, pérdida de un vuelo, éstos son algunos de los pretexto más comunes para faltar un día a trabajar.
Cuatro de cada 10 personas admiten reportarse enfermos en su oficina cuando no lo están, según la Encuesta Mundial de Ausentismo, de la consultora Kronos Incorporated, enfocada a soluciones de administración de fuerza laboral.
Reportarse enfermo por gripa, problemas estomacales, como gastritis y colitis, o por el fallecimiento de un familiar o amigo es una de las excusas más frecuentes. Detrás de ese tipo de mentiras está la necesidad de tener tiempo para resolver asuntos personales, estrés y hasta "hartazgo" laboral.
"Cuando la persona abusa de estos pretextos, en lugar de enfrentar la causa por la que debe recurrir a este comportamiento, terminar por generar desconfianza. A largo plazo, es menos considerado para proyectos de mayor responsabilidad", cuenta la psicóloga industrial con experiencia en reclutamiento laboral, Patricia Noriega.
La Encuesta Mundial de Ausentismo, realizada entre empleados de tiempo completo y medio tiempo en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Australia, México, China e India, encontró que la tendencia a fingir aumenta en los mexicanos entre 18 y 24 años; cinco de cada 10 trabajadores en esas edades lo hace para realizar otros pendientes. En el grupo de 45 a 64 años, la cifra disminuye a dos de cada 10.
46% de los mexicanos respondieron que se toman un día de descanso cuando se sienten estresados. Otras razones para adjudicarse un día libre incluyen quedarse en cama, o tener una carga laboral excesiva. Las actividades comunes cuando faltan al trabajo son mirar televisión (41%); cuidar a un hijo o miembro de la familia enfermo (33%), y encontrarse con amigos y familiares (29%).
Cuando se les preguntó qué podían hacer los empleadores para prevenir la actitud de fingir estar enfermos, la respuesta unánime entre los mexicanos es ofrecer horas de trabajo flexibles y la opción de trabajar desde casa ocasionalmente.
"Hay empleados que pierden el control de sus mentiras y eso es perceptible para los jefes. Hay quien enferma a su familiar una y otra vez, cayendo en contradicciones que ponen en evidencia", señala Noriega. El problema, tarde o temprano, es que el empleador identifica la mentira y puede ser una causa de baja y problemas para el trabajador.
Un estudio del departamento de psicología de la Universidad de Michigan explica que las personas que mienten en el ámbito laboral, lo hacen por miedo y presión. Buscan evitar un castigo porque sospechan que han hecho algo malo, o quieren ese tiempo para cumplir con otros; el problema con algunos empleados es que esa actitud se convierte en compulsión.
La mayoría de los participantes en la encuesta de Kronos (55%) dijo verse afectado cuando sus compañeros se reportan enfermos, porque deben tomar la carga de trabajo. Un41% respondió de manera positiva al decir que entendían las razones de su compañero.
Cuando se les preguntó a los empleadores en México si usaban un sistema automatizado para registrar el ausentismo, un 47% respondió que sí, en 36% de los casos se carece de estas medidas y 16% desconoce ese dato. China encabeza el estudio con 71% de empleados que admiten mentir con el pretexto de enfermedad. Francia tuvo el menor número, con 16%. Otros con un alto porcentaje de empleados con esta conducta fueron: India (62%), Australia (58%), Canadá (52%), Estados Unidos (52%), Reino Unido (43%) y México (38 por ciento).
Pagar por los empleados que faltan sale caro a las empresas. Los costos indirectos del ausentismo, que se traducen en buscar un reemplazo, asignar a otros las tareas del que falta y tiempo perdido de producción, pueden exceder un costo directo de hasta 200%, refiere la consultora.
"El ausentismo también se origina por factores como vacaciones, maternidad y estrés. Estos aspectos, en su conjunto, representan hasta el 15 por ciento de la nómina de una organización", expresa Gabriel Alvarado, Director General de Kronos Latinoamérica.
Autor: Ivonne Vargas Hernández