¿Qué es la inteligencia emocional en el siglo XXI?
En 1995, el psicólogo estadounidense Daniel Goleman alcanzó la fama mundial con La Inteligencia Emocional, una obra que cambió la concepción extendida del liderazgo en las últimas décadas del siglo XX. El autor estableció las cinco cualidades esenciales que deben reunir los líderes emocionalmente dotados: autoconciencia, autorregulación, automotivación, empatía o reconocimiento de las emociones ajenas y habilidades sociales. Esto implica poseer las inteligencias intra e interpersonal, conocerse a uno mismo y conocer a los demás.
El libro de Goleman vendió alrededor de seis millones de copias y tuvo gran influencia en el mundo del management. Las ideas del norteamericano evidenciaron que no basta tener visión, determinación y una buena formación académico-profesional para ejercer una buena conducción. El timming humano y emotivo constituye el valor diferencial de los líderes brillantes. Esto
queda bien sintetizado en el concepto CEO - Chief Emotional Officer.
La llegada del siglo XXI dio aún más empuje al nuevo paradigma.
Las empresas que son elegidas como las mejores para trabajar priorizan en sus colaboradores aspectos muy ligados a lo emocional: comunicación abierta y transparente entre directivos y subordinados, bienestar de los empleados, el impulso de su desarrollo humano y el equilibrio de su vida personal y profesional. Estos factores tienen una incidencia directa en la productividad de las organizaciones.
Tal Ben-Shahar, consultor y profesor del curso más importante sobre psicología positiva en la Universidad de Harvard, confirma esta percepción: "La inteligencia está en ver la semilla de la persona y regarla para que crezca. Lo que se espera de los empleados y la forma en que se los trata va a determinar el desarrollo de sus carreras”. En este sentido, vemos como las empresas hoy tienden a adaptarse al individuo y no a la inversa, tal como ocurría tiempo atrás.
Las compañías que no estimulan el desarrollo de las personas van perdiendo peso en pos de las que sí lo hacen. En otras palabras, ganan las que son “emocionalmente más inteligentes”.
¿Por qué está ocurriendo esto? La crisis del 2008, además de ser económica, puso en relieve la necesidad de replantear los valores y la ética empresarial en la toma de decisiones en todos los niveles. Las nuevas generaciones ven como la lógica tradicional se desmorona y reclaman un cambio que, progresivamente, va llegando.
Como consecuencia, los líderes que emergen responden a las nuevas necesidades.
¿Cómo se desarrolla esta inteligencia emocional? Trabajando con ejercicios de autoconocimiento, ya sean test o sesiones de coaching donde se exploren las propias emociones y sus relaciones, donde se trabaje el motivarse a uno mismo y reconocer emociones en los otros.
Los postulados de Goleman tienen hoy más vigencia que nunca y las empresas que quieren ser más competitivas se esfuerzan por incorporar líderes más humanos. El liderazgo requiere de un sano equilibrio entre la inteligencia racional y emocional. Quienes logren esa armonía estarán un paso más adelante, preparados para liderar el mundo que se viene.
Autora: Alejandra Salinas - Directora de Alejandra Salinas & Asociados.