¿A dónde han ido a parar tus proyectos?

¿A dónde han ido a parar tus proyectos?

Uno de los principales causantes de estrés es el miedo a perder el trabajo. Perder la fuente de ingresos significa tener que modificar los hábitos de vida a la fuerza. Y en la actualidad, esta es una situación de alerta permanente ya que no es nada raro que las empresas —aquellas de las que se “depende”— modifiquen abruptamente sus planes y terminen suprimiendo puestos de trabajo en pos de lograr su supervivencia. Frente a este panorama: ¿es lógico seguir pensando en que las empresas “garantizan” estabilidad, permanencia, continuidad, si también ellas se encuentran en un medio de perspectiva incierta?

El concepto de que las empresas ofrecen seguridad, ha quedado fuera de la realidad y continuar pensando en ese línea resulta ser muy perjudicial para muchas personas, sin importar el nivel en que se encuentren dentro de la organización. Esta manera de pensar les ha llevado a mantener vigente en su mente aquello que: “Trabajo en relación de dependencia y esto acota el riesgo de perder mis ingresos”. Es más, saben que ante la eventual situación de desvinculación que puedan sufrir, conocen que la legislación (según sea el país) les asegura alguna cobranza en dinero que cubrirá la pérdida de sus ingresos. Hasta allí, la idea instalada que da sustento a una pseudo seguridad.

No todas son rosas en el camino de la vida. Cuando sobreviene una desvinculación, no hay indemnización que alcance para cubrir la incertidumbre y el desasosiego que el hecho genera. Es en ese momento cuando los involucrados toman conciencia de que hay una diferencia muy grande entre recibir un dinero resarcitorio, que tarde o temprano resultará finito, y el horizonte que promete el tener un trabajo sin plazos de finalización. Así es que cuando el hecho ocurre, sobreviene inmediatamente la pregunta: “Y ahora ¿qué hago?”

    La búsqueda de la seguridad por un camino en el que no tienes en     cuenta el desarrollo y el cumplimiento de tu Proyecto Personal, atenta, tarde o temprano, contra tu propio futuro.


Con demasiada frecuencia se puede observar que es en las desvinculaciones cuando, por sobre todo en altos niveles gerenciales, comprenden entonces que “distraídos” por la obsesión de sus competitivas carreras, terminan perdiendo de vista su Proyecto Personal. Ese es el momento en el que se dan cuenta que han trabajado todo el tiempo para la empresa y no con la empresa. Incluye este último concepto la integración de los intereses mutuos (el proyecto de la empresa y el proyecto personal del ejecutivo) Y cuando me refiero al Proyecto Personal (por eso en mayúsculas) no me estoy refiriendo a las ganancias y beneficios que la persona pudo haber obtenido como genuino proyecto económico. Voy más lejos y me refiero a qué es lo que las personas han pensado hacer de su vida laboral y personal. Te impresionarías mucho si conocieras lo poco que se ocupan quienes trabajan, en cuidar que haya permanente coincidencia entre los proyectos de ellos y los de la empresa.

El trabajo hay que conseguirlo todos los días
Quienes practicamos nuestra profesión en forma liberal, estamos acostumbrados a una exploración constante de nuevos clientes, nuevas alternativas. Así se hace una costumbre el ejercicio diario de estar atento a todo lo que sucede alrededor y qué es lo que se puede aportar como valor añadido. Muchos creen que la diferencia entre una persona que trabaja “de manera independiente” y otra que trabaja “en relación de dependencia” es que esta última está más protegida que la primera. Para mí no es así. Esta es una ilusión que se auto-genera entre los que trabajan en relación de dependencia, a los efectos de sentirse más seguros ante la ausencia de garantías de continuidad laboral que presentan las nuevas realidades.

Hoy día sabemos que lo único permanente es el cambio y que este se acelera exponencialmente en las estructuras empresariales. Absorciones, reingenierías, downsizings. Todo el tiempo hay que evidenciar el ¿por qué debo ser yo el que cuiden que no se vaya? Quien no se haya percatado de que tiene que mostrarse constantemente como único e irrepetible, no ha comprendido la nueva realidad del mercado laboral. En definitiva quienes se encuentran en relación de dependencia deben comprender que también “están buscando trabajo todos los días”. Puede ser que te parezca exagerado que lo diga de esta manera. Pues bien, entonces habré cumplido con mi objetivo… que es que lo tengas en cuenta para tu desarrollo competitivo en las organizaciones.

    Todos nos necesitamos unos a otros, empresarios, trabajadores, proveedores. La convocatoria que logre mejor complementariedad será la que se mantenga y perdure, debido a la eficacia de sus resultados

En la actualidad, por lo menos en la mayoría de las empresas, TODOS tenemos un común denominador: «Trabajaremos mientras aportemos genuino valor. Sea esto en relación de dependencia, o no». Esto es lo que nos une a quienes trabajamos. Es que todos nos necesitamos unos a otros, empresarios, trabajadores, proveedores. La convocatoria que logre mejor complementariedad será la que se mantenga, debido a la eficacia en sus resultados. Podrá parecernos simpático o no, exagerado o no, de poca sensibilidad o no, lo podremos compartir o no. El caso es que las cosas son así. Es por ello que opino que “la seguridad” no la debieras buscar en la empresa que te contrata y de la que puedas depender transitoriamente, sino que la encontrarás en tu propia capacidad de aportar valor para quien trabajes y para vos mismo, integrando un equipo en el que se complementan los particulares conocimientos y habilidades para añadir valor al negocio.

No dejes de reinventarte en tu profesión
En esa línea de pensamiento es que en la actualidad resulta imprescindible innovar en el enfoque de tu profesión. Recordá que las empresas no son… sino que están siendo. El cambio exige una constante diferenciación que requiere que demuestres una mejora y adaptación significativa respecto cualquiera de tus competidores, y eso también se metió dentro de las organizaciones exigiendo lo mismo a quienes forman parte de ellas. Y esto va más allá de que lo compartas o no. Fijate, por ejemplo, cuántos periodistas destacados se han graduado como abogados o médicos y han sabido orientar esos conocimientos para transformarlos en compañeros de su éxito, en su nueva orientación. Muchos de ellos se han re-inventado a partir de la formación recibida, más que del conocimiento específico estudiado en las aulas. Tener la capacidad de no quedarte encerrado en las convenciones del pasado es una condición de gran valor para quienes se animan a ganarle a la vida. Y vos, ¿en qué estás?